Observar el panorama
Miércoles, 22 de Mayo de 2013 00:11
Escrito por Frank Cosme Valdés Quintana
Cuba actualidad, Santos Suárez, La Habana, (PD) Hace poco nos recordaba
en un artículo el colega y amigo Juan Gonzáles Febles la diferencia
entre un político y un estadista. Mientras el primero va en busca de
popularidad y votos, el segundo concretamente se basa en la historia
para evitar que "las mismas causas que originan las mismas consecuencias
se repitan".
El que definió modernamente este concepto fue Winston Churchill, un
estadista o profeta, porque no hay mucha diferencia, que estuvo
advirtiendo a su país, Gran Bretaña antes de las dos guerras mundiales
de los peligros que a la postre ocurrieron.
Desdichadamente a esos estadistas o profetas nadie les hace caso. La
Biblia nos recuerda como el propio Cristo, al salir de Nazaret, dijo:
"En todas partes se honra un profeta menos en su propia tierra, entre
sus parientes y en su propia casa". (Marcos 6:4).
Hemos tenido grandes estadistas: Varela, Luz y Caballero, Martí, Varona.
De Martí dijo en una ocasión Alvey A. Adee, especialista en la
cancillería de Washington sobre asuntos latinoamericanos en el gobierno
de Grover Cleveland (1885-1889), que era una personalidad excepcional,
"un gran Estadista sin Nación". El Sr. Adee entendió más a Martí que
muchos contemporáneos confundidos con la propaganda de que fue el autor
intelectual del Moncada. Solo hay que leerlo un poco y chocar con
pensamientos como este: "La tiranía es una misma en sus varias formas,
aunque se vista en algunas de ellas de nombres hermosos y de hechos
grandes".
Todos estos "estadistas" cubanos han cincelado pensamientos que siguen
ahí, tan actuales ayer como hoy. Son alertas sobre hechos que se
repiten. Han enseñado como identificar a demagogos y futuros dictadores,
a los oportunistas y cortesanos, avisos de como los revolucionarios
pueden convertirse en opresores o herejes si no los motiva el amor a sus
semejantes, como los poderes prolongadamente ejercidos degeneran en
castas, como con estas vienen los intereses, las altas posiciones, los
miedos a perderlas, las intrigas para sostenerlas. A su vez estas se
entrebuscan y se apoyan unas a otras internacionalmente.
El panorama en que está inmersa mi patria es generado por el
desconocimiento no solo de nuestra historia sino de la universal. Mucho
antes de existir Cuba como nación, ya esto pasaba.
Repasemos la densa Historia de Cuba que dejó para la posteridad el Dr.
Ramiro Guerra después de años de investigación. La cronología de hechos
al final de su obra abarca desde el 1868 hasta el 1930 (tres años antes
de la revolución del 1933). Y no es que el Dr. Guerra no haya
considerado otras fechas importantes como las intrigas de potencias
europeas con el inicio del filibusterismo y la piratería, la invasión
inglesa a La Habana, o las distintas rebeliones y conspiraciones en que
estuvo envuelta esta isla antes del 1868. Es que a partir de esta fecha
se precipitan los acontecimientos de tal manera que en esos 70 años no
hay un solo año en que no haya ocurrido algún hecho donde saltan a la
vista las discordias y divisiones internas del pueblo cubano que no le
permitían ver las tretas de fuerzas foráneas e individuos particulares
interesados en dominar económicamente el país. Y eso sucedió hasta 1930.
Cuando se lleve la cronología del 1930 a la actualidad, un periodo de 83
años y con la adición de una ideología foránea como el socialismo, se
han sobresaturado estas divisiones internas y se enfrentan problemas
casi idénticos a los que existían cuando la instauración de la república
en 1902 más otros, que solo se generan en un sistema donde la "soberbia
y la rabia disimulada de los ambiciosos para levantarse en el mundo,
empiezan por fingirse frenéticos defensores de los desamparados". (José
Martí, Obras Completas, Tomo 3, pág. 168).
Informaciones que circulan en el exterior, en la llamada prensa libre,
como la de que somos "el 12vo país más feliz del mundo" divulgada por la
organización Happy Planet Index, o un reciente estudio publicado en el
British Medical Journal que afirma "que los cubanos no valoran las
mejoras en salud que se produjeron en el "período especial" descubiertas
por detectives médicos de España, EU y Cuba, son un ejemplo de la
influencia de las fuerzas foráneas de que hablamos.
Y para ponerle la tapa al pomo, las informaciones que viajan por el
mundo a través de reporteros estrellas de agencias extranjeras que viven
en una Cuba situada en un universo paralelo o en otra dimensión con
numerosos seguidores, no tontos útiles, sino comemierdas inútiles que
saturan la red con comentarios despectivos en los que repiten y dan por
hecho -aunque no hayan visto a Cuba ni en un mapa- un sinnúmero de
sandeces.
Estos "informadores", ya desenmascarados acertadamente por Max Otte,
crean más confusión y enrejan la solidaridad que tanto necesitamos del
mundo.
No nos engañemos, estos son los más peligrosos adversarios porque actúan
encubiertos, y no el gobierno, ese rival conocido del cual ya se conoce
su ideología. Estas son las fuerzas negativas de las que Friedrich Hayes
(otro estadista) nos advirtió en "El camino de la servidumbre". Contra
estas fuerzas es que hay que dirigir también la embestida, tal vez más,
porque sus influencias como organismos internacionales o medios de
divulgación "democráticos" hacen más creíbles los errores.
Es irrebatible que la caída del campo socialista, hace 24 años, no ha
enseñado nada al mundo. Los niños que nacieron en aquella época son
ahora adultos. Se vuelve a repetir el ciclo fatal ya descrito en el
viejo libro del Eclesiastés, porque los "políticos" occidentales están
más preocupados por ser populares y congraciarse con ciertas capas de la
población que en ser "estadistas", y la llamada prensa libre no hace la
función a la que debe su razón de existir.
El ejemplo de Venezuela, expuesto en el documental Los Guardianes de
Chávez de la TV Española Reporteros Cuatro, revela la confusión reinante
en ese país, donde se mezclan maleantes, guerrillas, imágenes de Cristo
con fusiles soviéticos, ventas de pullovers con el retrato de Bin Laden,
el che Guevara, imágenes de los mismos, consignas calcadas del comunismo
cubano, grupos de acción chavistas que controlan los barrios, armados
hasta los dientes.
Si los cubanos no entendemos todo esto, si no entendemos que no podemos
seguirnos dividiéndonos como siempre lo hemos hecho, si no acabamos de
entender que vivimos en un país cuya posición estratégica y ambiciones
por poseerla ha sido el principal motor de todos nuestros problemas,
entonces será mejor que nos hagamos todos españoles, yankees, africanos,
chinos o franceses y dejemos de ser cubanos.
Para Cuba actualidad: glofran864@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/politica/54-politica/7476-observar-el-panorama.html
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