Publicado el domingo, 05.12.13
Cuba no se cura solo con democracia
Marquez
mmarquez@MiamiHerald.com
En los ojos de su imaginación, Elsa Morejón mira desde Miami a su
querida isla y le preocupa que lo que aqueja a Cuba no se va a curar
solo con democracia. Lo que aflige a Cuba, dice con convicción la
humilde enfermera bautista, es un enorme agujero en la espiritualidad,
un pueblo que mira al gobierno y no a Dios para que lo salve, porque a
tres generaciones les han lavado el cerebro desde su primer día de
preescolar para que piensen de esa manera.
Semanas antes, a través del Atlántico, Gloria y Emilio Estefan, de
Miami, se reunieron con el Papa Francisco y le comunicaron un mensaje
similar. "¿Qué se dice cuando uno está delante de un Papa?", dice Emilio
Estefan, que dejó Cuba cuando tenía 14 años. "Le dije que yo estaba
orgulloso de tener un Papa hispano, que entiende el sufrimiento de las
personas en América Latina. Le pedí que orara para traer paz y derechos
humanos y libertad en Cuba. Que no se olvide de Cuba".
El papa sonrió, asintió con la cabeza y le pidió a la pareja que oraran
por él durante el encuentro, ocurrido temprano en la mañana del 19 de
abril en el Vaticano, dijo Estefan.
Gloria Estefan se encontraba en Roma para dar una charla TEDx Talk sobre
la fe, el perdón y la reconciliación. La hija de un veterano de Bahía de
Cochinos y de Vietnam, dejó Cuba cuando tenía apenas dos años de edad,
pero nunca la ha tenido lejos de su corazón. Esta fue la segunda vez que
le ha pedido a un Papa que ayude al pueblo de Cuba, que le ofrezca
orientación, que lo libere del miedo. En 1995 actuó ante el Papa Juan
Pablo II, que más tarde iría a la isla y pediría que Cuba abra sus
puertas al mundo.
Puede parecer que Cuba está haciendo eso ahora, pero no nos dejemos
engañar. Aunque a algunos de los activistas y disidentes pacíficos de
Cuba se les permite salir de la isla bajo las nuevas regulaciones de
viaje del régimen, todos ellos se han referido a las generaciones
perdidas que crecen sin ética, sin moral, sin esperanza. Todos ellos han
señalado que los publicitados cambios económicos que Raúl Castro ha
puesto en marcha en materia de vivienda y empleo, son cambios cosméticos
cuando más. Señalan el creciente alcoholismo entre los jóvenes y la
falta de valores.
Berta Soler, co-fundadora de las Damas de Blanco, que marchan
pacíficamente todos los domingos después de los servicios religiosos en
toda Cuba para protestar por las violaciones de los derechos humanos y
procurar la liberación de los presos políticos, llegó por fin a
encontrarse con el Papa la semana pasada en la plaza de San Pedro. Luego
de no haber podido tener una audiencia con el Papa anterior, Benedicto
XVI, durante la visita de este a la isla el año pasado, Soler entregó al
papa Francisco dos cartas de las esposas de los presos políticos
cubanos. Soler dijo que el Papa la bendijo y le dijo que perseverara en
su lucha para llevar esperanza a las generaciones perdidas de Cuba.
Aquellos de nosotros que todavía tenemos familia en Cuba, conocemos la
realidad que encaran Soler, Morejón, Yoani Sánchez, Rosa María Payá y
tantos otros. Sabemos que las nuevas regulaciones de viaje no significan
nada cuando los opositores al régimen comunista, que buscan la libertad,
regresan al hostigamiento cotidiano de la Seguridad del Estado o de las
turbas "en defensa de la revolución", que tienen instrucciones de
golpearlos. Sabemos que algunos disidentes permanecen en la lista negra
de los que no pueden viajar.
Uno de los que están en esa lista es el Dr. Oscar Elías Biscet. Fue
liberado de la cárcel, pero no se le permite salir hasta que haya
terminado su condena de 25 años en la isla. Solo puede salir –las
autoridades cubanas también le han dicho– si nunca regresa. Tales son
las "reglas" para viajar: desechadas convenientemente si ello se adapta
a los fines de la dictadura.
Morejón y su esposo, el médico Biscet, son cristianos en un país que
puso a Dios fuera de la ley hasta que su dictador decidió que ya era
oportuno volver a creer. Ellos siguieron a sus corazones, no las reglas
de la tiranía. Biscet, encarcelado varias veces para un total de 13 años
hasta ahora, se metió en problemas en la década de 1990 cuando colgó una
bandera cubana al revés para protestar por los abortos ilegales al final
del embarazo, que eran encubiertos por el régimen.
Biscet y su grupo están recogiendo firmas para el Proyecto Emilia, que
califica al gobierno comunista como ilegítimo y busca el cambio político
no violento. Es el nombre de Emilia Teurbe Tolón, que bordó la primera
bandera independentista cubana y se convirtió en la primera figura
femenina conocida del exilio político de Cuba, de donde fue expulsada
por España. La historia se repite.
Que una docena de disidentes estén de gira por las capitales del mundo,
pidiendo a importantes líderes que defiendan los derechos humanos
–quitando el velo de legitimidad que tantas democracias han concedido a
la dictadura durante tantos año– nos da la esperanza de que el cambio
está llegando a Cuba, no porque una dictadura de 54 años de existencia
lo permite, sino porque la gente de fe lo exige, una oración tras otra.
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