Chávez, Economía, Cambios
El posible impacto de la muerte de Chávez en la economía cubana
El comercio, los subsidios, el petróleo, la inversión y el crédito
venezolanos son vitales para Cuba y la muerte de Chávez y el deterioro
de la economía venezolana representan riesgos graves
Carmelo Mesa-Lago, Pittsburgh | 12/03/2013 10:20 am
Desde que asumió el poder Hugo Chávez en 1999, y particularmente a
partir de 2001, Venezuela ha prestado una ayuda económica vital y
creciente a Cuba; la muerte de aquél abre la interrogante de si dicha
ayuda continuará, disminuirá o terminará, y cuál sería el posible
impacto en la economía cubana en los dos últimos casos.
En 2005-2011 (no hay cifras aún para 2012), el comercio exterior de
mercancías cubano se concentró de forma escalada con Venezuela. El
intercambio comercial (exportaciones más importaciones) alcanzó un
récord de $8.325 millones en 2011, más de cuatro veces el intercambio de
2005, debido principalmente al alza del precio del petróleo. La
participación venezolana en el intercambio total cubano saltó de 23 % a
42 % entre 2006 y 2011, seguida de Japón con sólo 10 %. En 2011 el
déficit de mercancías con Venezuela fue $3.470 millones (porque Cuba
exportó muy poco e importó mucho, especialmente petróleo) y creció de 27
% a 44 % del déficit total cubano de $6.047 millones. Cuba no informa
cómo paga dicho déficit, pero lo hace en parte con el superávit de
servicios. En 2010, el balance de servicios cubano, excluyendo el
turismo, fue $7.442 millones, que corresponde al pago de profesionales
cubanos en el extranjero (médicos, enfermeros, maestros, entrenadores de
deportes, personal de seguridad), en su gran mayoría estacionado en
Venezuela, y excedió en más de $1.000 millones al déficit de la balanza
de mercancías.
El acuerdo de cooperación firmado entre los dos países en 2000
estableció que Cuba proveerá servicios profesionales pagados por
Venezuela, a cambio del suministro de petróleo y sus derivados. El
actual convenio se extiende de 2010 a 2020 y no especifica la forma de
fijar los precios de los servicios cubanos; según la CEPAL, el valor de
dichos servicios es indizado al precio del petróleo. He estimado el
valor del crudo importado de Venezuela en 2010 en $2.759 millones y el
valor de los servicios profesionales cubanos en $5.432 millones, lo que
resulta en un excedente de $2.673 millones en favor de Cuba, que puede
ser usado para sufragar el déficit de la balanza de mercancías con
Venezuela.
Hay cifras contradictorias sobre el número de profesionales cubanos en
Venezuela. Si tomamos la más citada de 40.000 profesionales en 2010 y el
valor de los servicios estimado en $5.432 millones, resultaría en un
promedio de $135.800 anual por profesional, 27 veces el salario promedio
de un médico venezolano y, varias veces mayor al de un enfermero o un
maestro. De manera que Venezuela otorga un subsidio a Cuba y esta no
podría exportar fácilmente sus profesionales a otros países porque estos
pagarían precios de mercado sin subsidios.
Venezuela suministra a Cuba 105.000 barriles diarios de crudo y
derivados, 92.000 para el consumo (62 % de la demanda total cubana) y
13.000 para refinar en Cienfuegos, supuestamente pagados con los
servicios profesionales, pero se mostró que el valor de estos es 2,5
veces superior al del petróleo. Cuba recibe un trato preferencial para
el pago de las importaciones del crudo venezolano: debe abonar la mitad
en 90 días y la otra mitad en 25 años, con dos de gracia y una tasa de
interés de sólo 1 %; el financiamiento aumenta según sube el precio del
crudo, lo cual protege a Cuba contra las oscilaciones del precio. No hay
estadísticas fidedignas sobre el pago del petróleo por Cuba; el Anuario
Estadístico ya no reporta el volumen y precio importado del crudo total
y desagregado por países. Se ha estimado la deuda petrolera acumulada
entre $5.000 millones en 2001-2009 (24 % del adeudo total de PDVSA) y
$13.800 millones. Cuba exporta parte de dicho petróleo al mercado mundial.
Entre 2000 y 2011, se firmaron 370 proyectos de inversión entre los dos
países por un estimado de $11.000 millones, incluyendo la duplicación de
capacidad de la refinería en Cienfuegos, una planta de gas licuado con
gasoducto de 320 kilómetros, una refinería en Matanzas, y la ampliación
de la existente en Santiago de Cuba. Además, el Banco de Desarrollo
Económico y Social de Venezuela otorgó $1.500 millones para financiar
proyectos cubanos en 2007-2010, 88 % del desembolso total de dicho banco
en el período. También el Fondo Autónomo de Cooperación Internacional
concedió créditos por $1.083 millones a empresas cubanas, incluyendo
aeropuertos internacionales en La Habana y Varadero.
Estimo el valor del intercambio de bienes y servicios con Venezuela en
2010 en casi $13.000 millones, incluyendo el intercambio comercial de
mercancías, el pago de los servicios profesionales y la inversión
directa, sin contar la deuda petrolera y los otros créditos citados. El
total representó entre 20,8 % y 22,5 % del PIB cubano en 2010, basado en
dos estimados del PIB. Una comparación con el intercambio comercial,
subsidios, créditos e inversión con la ex Unión Soviética es difícil
porque parte era en rublos, parte en pesos y parte en dólares pero,
según mi estimado, el total en 1989 era de $12.715 millones. Aunque hay
que ajustar esta cifra a la inflación, es obvio que la relación con
Venezuela es tan primordial como la que había con la URSS y,
consecuentemente, su dependencia.
La economía venezolana se ha beneficiado enormemente del aumento del
precio del petróleo y del correspondiente ingreso del gobierno: 2,5
veces en 2000-2012 sobre los 13 años precedentes (las ventas de petróleo
aportan 90 % del total de las exportaciones venezolanas y 50 % de su
recaudación fiscal). A pesar de ello, ha ocurrido un deterioro en los
indicadores macroeconómicos, debido a las inadecuadas políticas de
Chávez (cifras de CEPAL): 1) el PIB por habitante se desaceleró de 16 %
en 2004 a 3,7 % en 2012; 2) la inflación creció de 22 % a 29 % entre
2007 y 2011 (la mayor con creces en la región); 3) e1déficit fiscal
aumentó de 1,2 % del PIB en 2008 a 3,8 % en 2012; 4) la formación bruta
de capital disminuyó de 28 % del PIB en 2007 a 23 % en 2012; 5) la
balanza de capital y financiera fue negativa y se deterioró de -$16.834
a -$20.241 millones entre 2009 y 2012; 6) las reservas brutas
internacionales cayeron 40 % entre 2008 y 2012 (de $43.127 a $25.864
millones); 7) la inversión extranjera directa se tornó de positiva
($4.875 millones) a negativa (-759 millones) entre 2010 y 2012; 8) la
fuga de capitales en los tres últimos años sumó $89.453 millones y en
2012 fue una de sólo dos negativas en la región; y 9) la deuda bruta se
duplicó entre 2006 y 2012 y sobrepasó $100.000 millones.
La industria petrolera venezolana sufre problemas crecientes que han
causado una caída en la producción, exportaciones, ganancias y
sostenibilidad financiera. La producción del crudo bajó de más de 3 a
2,5 millones de barriles diarios, por falta de mantenimiento, el despido
de 18.000 empleados de PDVSA (la mitad de su personal técnico) y la
ausencia de inversión. PDVSA debió invertir $13.300 millones en 2010
pero no lo hizo por falta de recursos; en 2008 suspendió pagos a sus
contratistas y proveedores incurriendo en una deuda de $7.000 millones
en 2009; según el Banco Central no pagó los impuestos debidos. La crisis
eléctrica genera frecuentes apagones que afectan a la producción y la
población. En 2012 se clausuró una de las diez refinerías mayores del
mundo, en las Islas Vírgenes, a la que PDVSA le suministraba la mitad de
su producción, debido a una pérdida de $1.300 millones desde 2009. El
pesado crudo venezolano es difícil de procesar en las refinerías
mundiales diseñadas para procesar el crudo ligero y por ello Venezuela
ha expandido las refinerías cubanas.
En el plano social las políticas redistributivas de Chávez disminuyeron
la desigualdad en el ingreso, que era muy alta, mientras que sus
programas sociales redujeron la incidencia de pobreza entre la población
de 48,6 % en 2002 a 27,6 % en 2008; sin embargo la pobreza aumentó a
29,5 % en 2011, similar al promedio regional, y Venezuela fie el único
país en que la pobreza subió entre 2008 y 2011. El desempleo abierto
ascendió de 7 % a 8 % entre 2008 y 2012 (versus un promedio de 6 % en la
región) a par que el salario medio real se deterioró en 8 puntos
porcentuales (cifras de CEPAL). El enorme aumento de la inflación ha
recortado el poder adquisitivo de los grupos de menor ingreso, los
programas de salud se han deteriorado, y el "Índice de la miseria",
estimado por The Economist en 2012, combinando la inflación y el
desempleo, situó a Venezuela en el segundo peor lugar entre 92 países.
La fijación por el gobierno de topes a los precios de los alimentos ha
provocado escasez generalizada, crecimiento del mercado negro y una
escalada en la inflación, agravada por la expansión en la emisión
monetaria. El gasto público total creció a 33 % del PIB en 2008 y más de
la mitad del mismo se asignó al gasto social. Para evitar hiperinflación
y enfrentar el fuerte recorte en el ingreso fiscal, el gobierno impuso
un ajuste: redujo el presupuesto, aumentó el IVA, expandió el
endeudamiento externo, cortó a la mitad las divisas y gastos con
tarjetas de crédito de viajeros al exterior, disminuyó los gastos y
servicios de PDVSA, así como los salarios de altos funcionarios
públicos. Chávez prometió que no recortaría el gasto social, ni
devaluaría el nuevo bolívar que se cotizaba a 2,14 por un dólar, pero a
inicios de 2010 lo devaluó; este año el Vice-Presidente Maduro ejecutó
otra devaluación a un tercio, pero aún así el bolívar se cotiza en el
mercado negro muy por debajo de la tasa de cambio oficial. Las
devaluaciones abaratan las exportaciones, encarecen las importaciones y
generan más ingresos para el gobierno pero reducen el poder adquisitivo
de la población.
El comercio, los subsidios, el petróleo, la inversión y el crédito
venezolanos son vitales para Cuba y la muerte de Chávez y el deterioro
de la economía venezolana representan riesgos graves. Si Maduro gana las
elecciones, enfrentaría una peliaguda decisión entre tres objetivos:
reinvertir en la industria petrolera para aumentar su producción y
fortalecer la economía, mantener los costosos programas sociales que le
dan apoyo político, y continuar el nivel y generosidad de la ayuda a
Cuba que es una aliada poderosa. Es imposible conseguir los tres
objetivos y alguno tendrá que ser sacrificado.
Si se redujera sustancialmente o terminara la ayuda venezolana
(equivalente a más de un quinto del PIB cubano), la crisis económica en
Cuba sería muy fuerte pero algo menor a la crisis de los años 90 por
varias razones: un ingreso de $2.800 millones por el turismo extranjero
que era exiguo en 1990; remesas externas cuyo monto no es cierto pero se
estima entre $2.000 y $3.000, las cuales eran muchísimo menores en 1990;
350.000 cubano-americanos que visitan la Isla cada año y gastan recursos
cuantiosos; Cuba también produce más petróleo que en 1990 pero aún
depende en 62 % de la importación; por último hay ahora una mayor
diversificación con socios comerciales que en 1990 (42 % con Venezuela
versus 65 % con la URSS). Aún con estos paliativos, el golpe sería
potente y los cubanos tendrían que sufrir otra crisis parecida a la del
Período Especial. Raúl Castro ha procurado fuentes alternativas de
comercio e inversión con otros países pero no ha logrado aún resultados
substanciales.
Los riesgos analizados, combinados con el fracaso de los tres primeros
intentos de encontrar petróleo en las aguas profundas del Golfo de
México, podrían ser un acicate para acelerar las reformas estructurales
de Raúl, como la única alternativa para mejorar la economía y reducir su
dependencia de Venezuela. Sin embargo, estas reformas hasta ahora no han
producido resultados significativos y la estrategia correcta de
acelerarlas tomaría varios años en dar frutos.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-posible-impacto-de-la-muerte-de-chavez-en-la-economia-cubana-283444
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