Se avecina un otoño caliente
En este otoño las noticias que vienen del Norte y el Sur son esenciales
para la continuidad del añejo régimen. Quizás de vida o muerte. Y
créanme, que no es una metáfora.
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octubre 01, 2012
Lo peor para el gobierno del General Raúl Castro en 2012 quizás esté por
venir. Las malas noticias se agolpan en su carpeta de trabajo. El
artefacto Scarabeo 9 no ha hecho brotar petróleo de los pozos submarinos
explorados.
La economía cubana sigue en números rojos. La agricultura no carbura.
Las exportaciones en mínimos. Para echar dólares al canasto se cuenta
con el turismo extranjero, el crecimiento de las remesas giradas por la
diáspora y aplicar medidas, como el tarifazo aduanero, altamente
impopulares.
A dos años de ampliar el espacio para el trabajo privado, los resultados
dejan que desear. La economía de las pizzas caseras y el pan con
mayonesa no ha traído un repunte en las cifras macroeconómicas. Se sigue
en las mismas. Un millón de empleados a las puertas del paro que deben
arreglárselas como puedan en una economía de supervivencia.
El problema es que la baja productividad, la mala calidad de muchos
artículos, el encarecimiento del valor agregado de los productos debido
a los altos impuestos, y las regulaciones absurdas a los campesinos
particulares, son un freno de mano a las tímidas reformas.
Súmele a esto la doble moneda. Los obreros cobran una moneda que apenas
alcanza para comprar viandas, pagar la factura eléctrica y adquirir una
exigua canasta básica que se otorga por la libreta de racionamiento.
A la hora de comprar detergente, aceite, equipos electrodomésticos,
calzado y ropa debes pagar con divisa. Esa aberración monetaria lastra
cualquier transformación sería y a fondo en la economía nacional.
Mientras los asesores del General barajan opciones en pos de obtener
dólares frescos, la gente de a pie se rasca el bolsillo y ponen a prueba
el ingenio para llevar tres platos de comida caliente a la mesa.
Ya se sabe que el régimen considera la alimentación un asunto de
seguridad nacional. Pero el gobierno de Castro II poco ha logrado. Sigue
ausente el vaso de leche en el desayuno. Al igual que el café.
Los precios de los embutidos, carne de cerdo, frijoles, frutas, viandas
y hortalizas se mantienen por las nubes. No se ve un atisbo de que
bajen. Al contrario. Los salarios se mantienen congelados en el tiempo.
Mientras una familia debe desembolsar 6 o 7 veces más para adquirir
comida o pagar la cuenta de electricidad, su sueldo solo ha crecido unas
pocas decenas de pesos en los últimos 20 años.
El panorama interno se antoja desolador en este otoño. Y puede que la
mala racha se estire. Es habitual en las autocracias, ineficaces y que
no generan riquezas, la dependencia letal de factores externos.
En el caso de Cuba, experta en pasar la gorra, y acostumbrada a vivir
del subsidio de otras naciones, las elecciones de octubre en Venezuela,
y en noviembre en Estados Unidos , pasan a ser un asunto de prioridad
número uno para el gobierno.
El presidente Hugo Chávez es el as de full en la estrategia de los
hermanos Castro. Su mano ganadora. La teta que aprovisiona de petróleo y
recursos al país. Para mantenerlo con vida, el régimen no ha escatimado
recursos en la atención médica del Santa Claus sudamericano. La lucha de
Chávez no es sólo contra el cáncer.
Aunque la mayoría de las encuestas al bolivariano le otorgan ventaja en
los comicios de octubre, su mala gestión económica, una de las mayores
tasa de criminalidad en el mundo, y el déficit de alimentos, además del
degaste lógico del poder, ha provocado un declive en su popularidad
entre los venezolanos pobres de los cerros.
Frente a él tiene un joven y saludable Henrique Capriles que va a por
todas. De perder Chávez en las urnas, el epicentro del terremoto
detonará en Cuba.
Si Capriles, como ha anunciado, deja de ofertar petróleo a precio de
saldo al régimen cubano, recorta de golpe los préstamos y el pago en
divisas a la cooperación de médicos, entrenadores deportivos y otros
especialistas de la isla que laboran en Venezuela, el varapalo al dúo de
ancianos guerrilleros que por 54 años han regido los destinos del verde
caimán seria estremecedor.
Cuba no está en condiciones de pagar el petróleo al precio que se oferta
en el mercado mundial. Esto traería consecuencias nefastas. Fábricas
paradas, la vuelta de extensos apagones, en fin, otro 'período especial
' dentro de un nuevo 'período especial ' .
Las noticias preocupantes no terminan. Al doblar de la esquina están las
elecciones de Estados Unidos. Barack Obama es un tipo vilipendiado por
los Castro, pero gracias a un grupo de medidas puestas en práctica por
su administración, los viajes de cubanoamericanos han aumentado al punto
de convertirse en el segundo mayor grupo de visitantes a Cuba detrás del
turismo canadiense.
Obama, además, autorizó los viajes a la isla desde 16 ciudades de la
Unión. Y permitió transferencias por la Westerrn Union de hasta 10 mil
dólares. Esto ha provocado que se duplicara el envío de dólares y
pacotilla hacia Cuba en el último año. Si Mitt Rommey gana la
presidencia, es muy probable que todas esas medidas se vengan abajo. A
ello se suma que el poder político e influencia del lobby
cubanoamericano no es desdeñable. Y con el capital político republicano
de su lado , podrían dar una vuelta de tuerca para estrangular
financieramente a la autocracia castrista.
Por estos días, los típicos problemas locales, como el empeoramiento del
transporte público, escasez material y carestía de la vida del cubano de
a pie, pasan a un segundo plano para los mandarines criollos. En este
otoño las noticias que vienen del Norte y el Sur son esenciales para la
continuidad del añejo régimen. Quizás de vida o muerte. Y créanme, que
no es una metáfora.
http://www.martinoticias.com/content/cuba-medidas-relacion-usa-venezuela-/15293.html
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