El estado peligroso
Lunes, 01 de Octubre de 2012 05:53
Escrito por Hildebrando Chaviano Montes
Cuba actualidad, El Vedado, La Habana, (PD) Una joven disfruta de un día
de playa en compañía de algunas amigas, cuando unos bañistas extranjeros
se acercan y las invitan a un restaurante cercano. Conversan, y como es
normal entre personas jóvenes, las horas pasan entre tragos y risas.
Un agente de la policía se acerca al grupo, y muy serio les pide
identificación a las jóvenes. Son los extranjeros los que preguntan el
porqué de la intervención del agente y este les responde de mala gana
que las jóvenes no pueden asediar a los turistas, por lo que van a ser
detenidas.
Podrá reírse el que quiera, pero en Cuba es exactamente así. Alguien
podrá argüir, siguiendo la misma lógica retorcida del apartheid, que lo
mismo podría ser requerido y hasta expulsado del país el extranjero que
solicite la compañía de una joven nativa. En realidad todo no es más que
parte de la hipocresía del régimen cubano.
En su cruzada moralista de los primeros tiempos de la revolución de los
barbudos, Fidel Castro se encaprichó en eliminar de raíz el oficio más
antiguo de que se tiene noticia. Fue otro de los tantos fracasos en el
rosario del proceso revolucionario cubano. Como se supone que en un país
donde no hay corrupción, ni analfabetos, ni burgueses, ni drogadicción,
por ser lacras del pasado, tampoco puede haber putas, es entonces que
entra en juego el llamado "estado peligroso".
Ley 62, Código Penal.
"Artículo 72. Se considera estado peligroso la especial proclividad en
que se halla una persona para cometer delitos, demostrada por la
conducta que observa en contradicción manifiesta con las normas de la
moral socialista.
"Artículo 73.1. El estado peligroso se aprecia cuando en el sujeto
concurre alguno de los índices de peligrosidad siguientes:
a) la embriaguez habitual y la dipsomanía;
b) la narcomanía;
c) la conducta antisocial
2. Se considera en estado peligroso por conducta antisocial al que
quebrante habitualmente las reglas de convivencia social mediante actos
de violencia, o por otros actos provocadores, viola derechos de los
demás o por su comportamiento en general daña las reglas de convivencia
o perturba el orden de la comunidad o vive, como un parásito social, del
trabajo ajeno o explota o practica vicios socialmente reprobables.
"Artículo 74. Se considera también estado peligroso el de los enajenados
mentales y de las personas de desarrollo mental retardado, si, por esta
causa, no poseen la facultad de comprender el alcance de sus acciones ni
de controlar sus conductas, siempre que estas representen una amenaza
para la seguridad de las personas o del orden social."
Las mujeres cubanas, por ser cultas y sanas, como alguien dijo alguna
vez en uno de sus tantos discursos, además de hermosas, no tienen
necesidad de asediar a nadie: en la puerta de la casa, en la cola del
pollo por pescado* o montadas en un ómnibus repleto a la seis de la
tarde, son atractivas para el turista y para el no turista.
La joven que disfruta de la estancia en lugares donde concurren turistas
extranjeros no manifiesta una conducta antisocial, solo manifiesta su
necesidad de diversión, de compartir con personas interesantes a las que
ella, a su vez, les resulta interesante, sin que por ello quebrante
ninguna regla de convivencia social, ni cometa actos provocadores, ni
perturbe el orden de la comunidad, ni practique vicios socialmente
reprobables.
Si la prostitución no aparece como delito en el Código Penal, es porque
el legislador no lo vio como tal o no consideró políticamente correcta
su inclusión. No es así con el proxenetismo, el cual aparece recogido en
la ley y es debidamente sancionado.
A pesar de ser el "estado peligroso" el gran saco de la legislación
penal fascista y comunista, no hay manera de que el intercambio carnal
entre personas que se unen por propia voluntad pueda considerarse un
vicio o un acto peligroso. Es, cuando más, el himeneo llevado a la
categoría de atracción turística, la internacionalización de la
gozadera, lo que todo el mundo, o el que puede, hace todos los días, o
cuando puede, pero más parecido a los Cuerpos de Paz de las Naciones Unidas.
Si pasear, comer, beber, bailar o tener sexo con un extranjero es un
delito, entonces debe aparecer como tal en el Código Penal, sin
vergüenza, sin sonrojos, sin falsas apariencias. A más de medio siglo de
la expulsión del capitalismo y sus lacras de la patria, hoy los
policías, como vulgares proxenetas, extorsionan a mujeres, sean estas o
no prostitutas, abusan de ellas y las humillan en las playas y a la
salida de los hoteles y centros nocturnos, ante la mirada atónita de los
turistas, que no saben si el uniformado es un agente del orden o un
chulo disfrazado.
Para Cuba actualidad: hchaviano5@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/la-consulta/5335-el-estado-peligroso.html
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