Castro y Garzón, dos maneras de manejar la enfermedad desde el poder
22 de octubre de 2012 • 21:43
La salud de los políticos latinoamericanos está de plena actualidad en
una región donde sus enfermedades, antes un signo de debilidad que no
convenía mostrar, han dejado de ser tabú en muchos países y donde los
secretos son cada vez más difíciles de guardar ante el poder creciente
de la comunicación.
El exmandatario cubano Fidel Castro y el vicepresidente colombiano,
Angelino Garzón, son hoy protagonistas de los noticieros por razones de
salud, el primero porque desmintió que esté moribundo o muerto como
señalaban insistentes versiones en las redes sociales, y el segundo
porque anunció que padece un cáncer de próstata.
En un comunicado oficial Garzón, de 66 años y aquejado de varios
problemas de salud desde que asumió en agosto de 2010, incluida una
operación a corazón abierto y una isquemia cerebral, expuso con detalle
su nuevo padecimiento, que le obligará a tomar 39 sesiones de
radioterapia a razón de cinco por semana.
Castro, de 86 años y apartado del poder desde julio de 2006 por una
enfermedad declarada "secreto de estado", afirmó en un artículo
publicado hoy que todo lo dicho sobre su salud son "mentiras" de
"pájaros de mal agüero" y que ni siquiera le duele la cabeza.
Para demostrar su buen estado físico presentó una serie de fotos con
sombrero de paja y camisa a cuadros y con un ejemplar del diario Granma
del 19 de octubre en la mano, pero no mencionó a sus médicos ni
diagnóstico alguno, como sí hizo Garzón.
"Es un tema novedoso que tiene que ver con la comunicación, hoy en día
es muy difícil parar la información sobre la salud de los que están en
el poder", dijo a Efe por teléfono desde Buenos Aires el neurólogo y
periodista argentino Nelson Castro, autor del libro "Enfermos de poder".
En dicho libro, publicado en 2005, actualizado en 2010 y del que ya
prepara otra actualización debido a lo que califica como una "epidemia"
de enfermedades de gobernantes y exgobernantes, Castro expuso el
resultado de sus averiguaciones sobre la enfermedad de su colega
revolucionario.
Según el periodista argentino, que ya no ejerce como médico pero se
preocupa de mantenerse actualizado, Castro no padeció un cáncer sino una
diverticulosis sangrante que "se trató mal", lo que obligó a practicarle
una colostomía (ano contra natura).
Superó la "enorme dificultad de recuperación" del caso, pero "ya no es
el mismo Fidel de siempre", señala Castro, quien considera que lo que sí
parece que "no va a cambiar nunca" es el secretismo que rodea en Cuba
todo lo relativo a la salud de los gobernantes.
El caso del presidente venezolano, Hugo Chávez, recién reelegido para un
cuarto mandato que finalizará en 2019 y al que en 2011 se le diagnosticó
un cáncer del que poco se ha informado salvo su ubicación en la zona
pélvica, "no ha podido ser ocultado" tanto como el de Fidel Castro, señala.
Según el periodista, también en el caso de Chávez hubo "un mal
tratamiento" en Cuba.
"En la medida en que se actúa con más secreto hay mayores posibilidades
de que se cometan errores médicos", afirma.
En cualquier caso, Nelson Castro cree que del ejercicio del poder se
puede decir que es peligroso para la salud, por el exceso de
responsabilidades, el estrés y el estilo de vida al que obliga, como
demuestra la profusión de casos de cáncer entre mandatarios y
exgobernantes latinoamericanos.
Hace menos de un mes y antes que Angelino Garzón, el presidente
colombiano, Juan Manuel Santos, también anunció que padecía un cáncer de
próstata y a los pocos días pasó por el quirófano.
Hoy dice estar recuperado al igual que el expresidente paraguayo
Fernando Lugo, la presidenta de Brasil, Dilma Rousseff, y el antecesor
de ésta, Luiz Inacio Lula da Silva, que padecieron cáncer al sistema
linfático, los dos primeros, y cáncer de laringe, el tercero.
Tras señalar que el final del expresidente argentino Néstor Kirchner,
muerto en 2010 de un ataque de corazón fulminante, fue "la crónica de
una muerte anunciada", Castro señala que su viuda y sucesora en el
cargo, la presidenta Cristina Fernández, fue víctima de dos "falsos
positivos".
El diagnóstico erróneo de cáncer de tiroides que recibió a comienzos de
1012 pudo deberse a que la biopsia no la hizo un patólogo especializado,
según el neurólogo y periodista, que consideró que además no fue
acertada la extirpación no solo del órgano sino también de los ganglios.
El periodista opinó que si bien los poderosos no quieren nunca "mostrar
una imagen de debilidad", la enfermedad "también da votos", porque
genera la simpatía de la gente y en caso de curación, "una épica de
heroísmo".
http://vidayestilo.terra.es/salud/castro-y-garzon-dos-maneras-de-manejar-la-enfermedad-desde-el-poder,1ad92d9d4398a310VgnCLD2000000ec6eb0aRCRD.html
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