Thursday, October 25, 2012

A dónde irán los cubanos?

Publicado el jueves, 10.25.12

¿A dónde irán los cubanos?
Daniel Morcate

Los cubanólogos andan alborotados como abejas. Durante una vertiginosa
semana, Fidel Castro nos sometió a una de sus habituales muertes que
algunos aprovechamos para ensayar para la auténtica e inevitable. Solo
para reaparecer luego hecho, en efecto, un cadáver, aunque lo
suficientemente vestido, maquillado y sonriente –hay cadáveres que
sonríen– como para desmentir a los portadores de la buena nueva. Y al
mismo tiempo su hermano Raúl filtró, bajo el eufemismo de una
"actualización" de las leyes migratorias, una eventual reforma que como
todas las que realiza La Habana busca perpetuar la dinastía de la
familia Castro.

El cacareado artículo 23 de la nueva ley migratoria castrista codifica
las salidas y entradas de cubanos para adecuarlas a las actuales
necesidades de preservación de la dictadura. Elimina el estaliniano,
anacrónico y humillante permiso de salida y la kafkiana carta de
invitación que tienen que presentar quienes desean viajar al exterior.
Pero deja estrictamente en manos de burócratas castristas la concesión
del imprescindible pasaporte. Y les autoriza a denegarlo "por razones de
defensa y seguridad nacional" o por motivos "de interés público". Dos
condiciones expresamente calculadas para obstaculizar las salidas de
opositores políticos y profesionales que necesita el régimen para seguir
pateando la lata. La disposición también suprime los cobros en las
gestiones del permiso y la carta, pero impone otros iguales de onerosos
o acaso más en los futuros trámites. Los honorarios aún no se han
anunciado de manera oficial.

La medida ofrece asimismo descontinuar otra vieja práctica estalinista
de los Castro: el despojo de propiedades a los cubanos que le venden el
cajetín al régimen. Se trata de un evidente incentivo, que por lo demás
La Habana no tiene que cumplir al pie de la letra, para estimular la
partida en masa de Cuba. Y es que los Castro han concluido que, para
salvar su reinado, les conviene mejor propiciar una estampida que
preservar las severas restricciones migratorias de los últimos 50 años.
Mientras más personas se marchen de la isla, menos bocas tendrán que
alimentar. Menos enfermos tendrán que atender. Y menos ciudadanos
tendrán que emplear. Previamente Raúl Castro había anunciado que
recortará de las nóminas del estado a un millón de trabajadores.
Completan el frío cálculo castrista la certeza de que quienes salgan
eventualmente aportarán divisas sustanciales porque enviarán remesas a
familiares y regresarán con dólares o euros a una isla de la que en
rigor no se exiliaron, sino de la que simplemente emigraron con la venia
del estado.

La reforma migratoria raulista de hecho expande una práctica que el
régimen ejecuta a menor escala desde hace años. Gracias a ella, las
divisas que aportan los cubanos desde el exterior se han convertido en
uno de los principales rubros de la economía castrista. Agréguese a esta
ecuación un factor político clave: mediante el control de pasaportes, el
régimen continuará propiciando las salidas de sus cómplices,
incondicionales y otros cubanos que guardarán silencio con tal de
mantener el privilegio de regresar a Cuba a visitar familiares. El
negocio parece redondo. Y sin embargo...

No es descartable que también fracase o se les vaya de las manos a los
Castro, como ocurrió con previas campañas para deshacerse de grandes
cantidades de ciudadanos. Ningún país de nuestro hemisferio o de Europa
está hoy en condiciones o disposición de recibir a cientos de miles de
cubanos harapientos y desesperados, ni siquiera Estados Unidos.
Washington lanzó ya la primera advertencia para que no traten de escapar
en forma desordenada. España, discretamente, ha hecho otro tanto. Casi
todos los gobiernos tienen requisitos estrictos para dar visas a
cubanos, con la excepción de Ecuador, que planea adoptarlos porque
alberga ya a más de los que puede mantener: 27,000. Es doloroso
admitirlo: a los cubanos no los quiere nadie, ni su propio gobierno, que
en definitiva solo ha fingido quererlos para explotarlos. Pero esa es,
irónicamente, una razón poderosa para continuar exigiéndole a ese
gobierno cambios profundos. Empezando por el de libertad de movimiento
para sus ciudadanos. Y libertad para todo lo demás que hace a un país
civilizado.

www.twitter.com/dmorca

http://www.elnuevoherald.com/2012/10/25/1329240/daniel-morcate-a-donde-iran-los.html

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