Recorrer las autopistas del miedo
Lunes, 13 de Agosto de 2012 00:22
Escrito por Juan Gonzalez Febles
Cuba actualidad, Lawton, La Habana, (PD) El gobierno del general
presidente Raúl Castro está involucrado en una lucha sin cuartel para
criminalizar la solidaridad con la oposición y la disidencia interna y
para que la sociedad civil contestataria a su régimen sea asfixiada por
la falta de recursos económicos.
Luego de las muertes de Juan Wilfredo Soto, Laura Pollán y la más
reciente de Oswaldo Payá Sardiñas, el régimen logró sembrar un miedo
razonable y perfectamente comprensible en amplios sectores entre sus
adversarios políticos internos.
Unos temen por sus vidas –con toda razón- y otros, se sumergen en una
paranoia estéril e improductiva que no les protege y por otra parte, no
les permite desarrollar su potencial con racionalidad.
En relación con los argumentos del régimen militar, para criminalizar la
solidaridad con la sociedad civil y la disidencia interna, estos mueven
a risa. Se trata de sindicar todo esfuerzo democratizador con alianzas
quiméricas con "potencias extranjeras". La potencia extranjera
seleccionada como blanco principal dentro de esta estrategia es los
Estados Unidos. De forma paralela, países miembros de la Unión Europea y
algunas entre sus ONG, comienzan a compartir el espacio con los Estados
Unidos como promotores primados de la "subversión interna" en Cuba.
Entre las cosas que mueven a risa, están los esfuerzos del régimen
militar cubano por establecer como delito que alguien contribuya
económicamente con algo, si este algo va contra sus intereses políticos.
Esto es, que usted no puede entregar dinero que le pertenece y que ganó
u obtuvo de forma honrada, al proyecto o la persona que a usted le dé la
gana de hacerlo. Esto, además de ser absurdo desde todo punto de vista,
no encuentra sustentación en ningún espacio de razonamiento si se tiene
en cuenta que ningún miembro u organización opositora ha promovido jamás
el odio o la violencia.
A diferencia de los actuales gobernantes, los opositores pacíficos
cubanos nunca se han pronunciado por asesinar policías o cualquier otro
funcionario del actual régimen. Tampoco han lanzado consignas
irresponsables y criminales como aquella promovida por el Movimiento 26
de julio, liderado por Fidel Castro. Me refiero, a modo de ejemplo, a
la de cero compras, cero cine y cero cabaret, lanzada en los últimos
años dela década de los 50 y desde la que se promovió el terrorismo
contra la población civil. La campaña de marras aportó numerosas
víctimas, tanto entre los terroristas como entre la victimizada
población civil de aquel entonces.
Otro aspecto a considerar sería que ningún miembro de la sociedad civil
contestataria, oposición interna, disidencia, bloguero o periodista
independiente u otro se haya visto involucrado en los numerosos
episodios y escándalos de corrupción destapados últimamente por las
autoridades de la Isla o que no participen de la opulencia en que se
mueven los miembros de la nomenclatura de poder del régimen militar. O
que ninguno de los satanizados activistas pro democracia en Cuba, vive
como sanguijuela parásita del sudor, el dolor y la miseria en que se
debate el pueblo de Cuba, como los personeros del régimen militar,
aunque estos "ganen poco", como expresara con sarcasmo exquisitamente
cruel el general presidente recientemente.
Quienes dispongan de tiempo recursos y voluntad, auditen a las
organizaciones de apoyo a la dictadura militar cubana a lo largo del
mundo. Desde Pastores por la Paz y sus ómnibus usados para transportar
porristas por la policía Seguridad del Estado y luego azuzarlos para que
hagan mítines de repudio y cosas de ese estilo, hasta los cuantiosos
fondos usados para promover campañas para que sean liberados los espías
convictos en USA, con anuncios pagados de cientos de miles de dólares en
periódicos de primera línea a lo largo del mundo. Por cierto, quizás
estos recursos si salgan del dolor y la miseria del siempre agobiado
pueblo cubano y no de su nomenclatura, aunque estos "ganen poco".
Las autopistas del miedo en Cuba son peligrosos y resbaladizos
terraplenes en que la gente puede morir si deciden asumir como sueño el
cambio democrático y la libertad, o simplemente optan por "la búsqueda
de la felicidad" dentro de las peligrosas fronteras cubanas. Resulta
extraordinario que alguien decida recorrerlas, pero aún más, que jóvenes
cooperantes europeos, norteamericanos y de otras partes del mundo, se
unan a la dichosa locura de tratar de conseguirlo, aunque el precio en
ocasiones sea tan alto.
Impidamos al régimen militar totalitario de izquierda criminalizar la
solidaridad con los luchadores pacíficos pro democracia de Cuba. Que el
coraje ciudadano, dentro y fuera de Cuba, clausure de una santa y buena
vez las autopistas del miedo. Si Alan Gross y Ángel Carromero no
vinieron a Cuba a traer bombas ni dinamita, el régimen militar no puede
criminalizar la solidaridad y la humana decencia que representan.
Para Cuba actualidad: juan.gonzlezfebles1@gmail.com
http://primaveradigital.org/primavera/component/content/article/117-politica/4892-recorrer-las-autopistas-del-miedo.html
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