Wednesday, July 18, 2012

La violencia oculta

La violencia oculta
Miércoles, Julio 18, 2012 | Por Camilo Ernesto Olivera

LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org -A eso de las 10 am, tres
individuos atravesaron el pasillo que comparten varias viviendas en una
"cuartería" en el habanero barrio de Buena Vista. Se detuvieron frente a
una de las puertas y uno de ellos tocó varias veces. Le abrió el más
anciano de los residentes en la casa. Uno de los hombres preguntó por el
hijo del anciano y éste le respondió que no estaba. El viejo no pudo
decir media palabra más, fue casi atravesado por un punzón a la altura
del pecho y murió en el acto.

Los hombres penetraron en la pequeña vivienda y también atacaron a
machetazos, y con igual saña, al nieto adolescente del viejo y a una de
las hermanas menores de éste. Se comentó luego que lo ocurrido fue
consecuencia de una deuda de dinero y el intento de estafa del hijo
ausente a los atacantes.

Noche de sábado, concluyó un concierto de William "El Magnífico" y
Osmani García "La Voz", en un centro nocturno. El reggaetón, la bebida y
la droga caldearon los ánimos. Sin embargo, se aparenta control frente a
la policía. La cosa cambia de tono unas cuantas cuadras más allá del
lugar. La rencilla entre dos proxenetas de barrios distintos por el
mayor control del "negocio de la carne", estalla, y dos grupos se
enfrentan a golpe de machetines, cuchillos, piedras y tubos de luz
fluorescente, cuyas astillas y polvo son letales. Varios son los heridos
y seguramente alguno terminará muerto.

Un ómnibus de transporte público viaja repleto de pasajeros. El calor es
poco menos que insoportable. El hacinamiento y la incomodidad convierten
el más mínimo roce en detonante de un conflicto. El choque ocurre en la
puerta trasera del vehículo cuando un tipo saca un punzón e intenta
agredir a su oponente en la discusión. Frenazo. Se generaliza la
reyerta. Los demás pasajeros abandonan el vehículo saltando por las
ventanillas.

Parafraseando a Virgilio Piñera, La Habana es hoy la capital marginal de
un país marginal.

La crisis económica, y su expresión más visible, en forma de crisis
espiritual, le están cobrando factura de "boutique" al entramado social
cubano. La desesperación y la angustia generadas por una prolongada
secuencia de incertidumbres llevan a un estado mental de abandono de los
escrúpulos. La violencia es precaria válvula de escape, por la cual se
puede ser víctima o victimario. Toda la rabia contenida y la frustración
personal se convierten en impotencia, primero, y luego en renuncia al
sentido común, en nombre de la lucha implacable por la supervivencia.

Los medios oficiales cubanos tocan el tema de la latente violencia
social, de modo superficial o condicionado por el decadente discurso
político gubernamental. Generalmente se establecen comparaciones con el
estado de violencia extrema en el cual viven sociedades como la
mexicana, colombiana o guatemalteca. Se obvia el carácter histórico y
acumulativo de esos estados de violencia. Se culpa al omnipresente
"capitalismo feroz" del cual, curiosa y paradójicamente, estamos
recibiendo nuestra cuota en el día a día. Proceso gradual, pero inexorable.

A comienzos del próximo mes de agosto, tendrán lugar en la capital
cubana los festejos carnavalescos. Las áreas donde transcurrirá este
evento estarán fuertemente custodiadas por tropas de choque de la
policía. Esta caricatura de los otrora célebres carnavales de La Habana,
tendrá un trasfondo de violencia y muerte, algo que, como siempre, las
autoridades gubernamentales insistirán en silenciar. Pero los cadáveres
apuñaleados en los quirófanos de los hospitales y de Medicina Legal
serán una evidencia inocultable.

Sin embargo, la violencia tiene otros rostros, y estos, no por menos
visibles, dejan de ser igualmente implacables.

Estos "rostros ocultos" aparecen frente al ciudadano común, cuando
decide encontrarse a sí mismo en una zona peligrosamente libre. Ellos
han sido los ejecutores de una política sistemática de restricción y
aplastamiento del derecho a disentir. Sus métodos son diversos: mítines
de repudio, detenciones arbitrarias, fabricación de procesos penales,
chantaje emocional, vigilancia como forma de presión psicológica…

Los cubanos que dentro de la Isla hemos dado el paso en pos del
ejercicio a contra corriente del derecho a la libertad de expresión,
conocemos bien estos rostros. Para actuar, ellos se basan en leyes que
condenan a penas irrisorias los actos de bárbara violencia y, por otra
parte, son implacables con la disidencia política.

Legislaciones que condenan a seis años de prisión a una persona porque
desfiguró horriblemente el rostro de otra. Esas mismas leyes, dictan
reclusión por décadas para otras personas por el simple hecho de pensar
y expresarse públicamente contra el sistema político, o intentar romper
el monopolio del silencio cibernético que la dictadura ha impuesto al
pueblo.

Mientras tanto, el país se desangra en un círculo vicioso y gravitando
sobre el abismo en una débil cuerda floja.

http://www.cubanet.org/articulos/la-violencia-oculta/

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