La carrera por el aprobado
Miércoles, Julio 18, 2012 | Por Lucas Garve
LA HABANA, Cuba, julio, www.cubanet.org – Hoy, en Cuba, en la enseñanza
de secundaria básica no se estudia para aprender. Los padres y maestros
aguijonean a los chicos para que obtengan altas notas. No importa el
medio. Lo que importa es la nota, el fin: ascender en el escalafón
escolar, único modo de aspirar a los cursos de enseñanza media superior
y, luego, a la universidad.
"Pedrito está estudiando matemáticas con un profesor jubilado, que vive
en la esquina, porque sacó una nota baja y tiene que revalorizar.
Debemos subirle la puntuación, ya que está en octavo grado, y para optar
por una matrícula en el preuniversitario, hay que obtener un promedio
bien alto": Esto me lo ha contado Dayamis, una vecina.
Por su lado, otra vecina, Margarita, peluquera establecida recientemente
por su cuenta, expone: "Si mi hija Yuslaydis no llega a 96 ó 97 puntos
en Español, difícilmente podrá mantenerse en el escalafón de noveno
grado. La tengo con una maestra de esa asignatura, que trata de corregir
sus lagunas, mañana y tarde. Porque en la escuela secundaria no enseñan
bien el Español. El propio maestro tiene faltas de ortografía, las notas
de clases son un desastre, y a estas alturas tienea dudas entre lo que
es sujeto y predicado".
"Aquí el dinero no nos alcanza ni para comer, pero no me queda otro
remedio que pagar a la repasadora de Español, porque el pase para el
preuniversitario está difícil. Y las carreras esas de técnico medio son
una bobería. Después de terminadas, los muchachos no encuentran
trabajo", añade Margarita.
Los estudiantes, en su mayoría, estudian solamente lo que va a examen.
Los profesores le indican exactamente lo que tienen que estudiar, para
que venzan las pruebas. Mientras, el aprendizaje, como proceso, queda
lastimosamente a un lado.
La enseñanza general en Cuba es gratuita. Sin embargo, la calidad ha
decaído mucho en comparación con treinta y cuarenta años atrás, cuando
todavía quedaban profesores y maestros formados profesionalmente antes
de 1959. Las escuelas públicas cubanas, aunque modestas, poseían un
cuerpo docente de excelente calidad, preparado en las llamadas Escuelas
Normales.
Pero en los años 80 y 90, los vaivenes de las políticas educacionales,
más la desvalorización del magisterio, la crisis general del país y los
excesos de controles y dogmatismo ideológico, hicieron que miles de
maestros y profesores con experiencia abandonaran las escuelas y se
dedicasen a trabajar en otros sectores menos complicados y más rentables.
A partir del año 2000, el gobierno puso en práctica un plan de formación
emergente de maestros, que preparó a jóvenes sin conocimientos y sin
formación suficiente para impartir las asignaturas. Se implementaron las
clases por televisión, cuyo resultado más sobresaliente es que los
estudiantes perdieran interés por el aprendizaje.
Los bisoños profesores, por su lado, revelaron pronto la incapacidad de
conducir eficientemente el proceso de enseñanza. Una prueba de ello se
aprecia fácilmente en los incontables suspensos de los alumnos en
asignaturas cómo Matemáticas, Física y Química, y en su desconocimiento
general de las más elementales reglas de ortografía, así como en su
incapacidad de expresarse, tanto por escrito como oralmente, de manera
coherente.
En Cuba, los resultados de los exámenes de fin de curso ya no garantizan
un auténtico nivel académico. El aprobado ha dejado de ser una prueba
del conocimiento y un fruto de la disciplina en los estudios, para
convertirse en un mero número, en el único objetivo, sin que a nadie le
importe como se logra.
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