Desalojos
La crueldad de los desalojos en La Conchita
Todo este atropello, este abuso de poder, fue apoyado por decenas de
integrantes del Ministerio del Interior
Sayli Navarro, Matanzas | 16/07/2012 11:17 am
Recientemente, pude conocer de cerca el sufrimiento de numerosas
familias desalojadas en los asentamientos de Siguapa y La Conchita,
ubicados a pocos kilómetros del universalmente conocido balneario de
Varadero, en la provincia de Matanzas.
Precisamente en Siguapa, situado a la vera de la vía rápida
Cárdenas-Varadero, la tranquilidad reinante de las 5:00 de la mañana del
22 de mayo último fue abruptamente destruida por un operativo gigantesco
con el marcado plan de demoler a golpe de grandes buldóceres y grúas las
viviendas construidas con tanto esfuerzo (como ocurre con toda obra que
un compatriota emprende en esta isla) por ciudadanos cubanos para dar
cobijo a sus hijos, madres, hermanas, esposos.
Todo este cruel atropello, este abuso de poder, fue apoyado por decenas
de integrantes del Ministerio del Interior, quienes parecían fieras ante
la presa en su afán por borrar toda posible huella en el interior de una
cámara o un teléfono móvil.
Nadie podía siquiera gritar o reclamar clemencia para sus pertenencias:
todo fue demolido a la vista de los vecinos de la zona, imposibilitados
de detener la sevicia del poder representado por aquellos militares.
Lamentablemente, la rabia destructora de lo poco que consigue preparar
un cubano para que su familia no se quede a vivir a la intemperie o
hacinada entre cuatro paredes, no quedó satisfecha con el golpe asestado
en Siguapa.
El viernes 15 de junio, en la comunidad de La Conchita, emplazada cerca
de la carretera Varadero-Matanzas, a pocos metros del punto de control o
peaje, más de 17 viviendas confortables fueron reducidas a un amasijo de
escombros. Rápidamente, los restos de las viviendas destruidas fueron
colocados sobre camiones y depositados a más de 500 metros del lugar,
con la morbosa intención de que quienes vinieran después se negaran a
aceptar que en aquellos placeres polvorientos, minutos antes se erguían
elegantes viviendas.
Conmovedor no es solo la escena de la primera casa demolida. Avisados
sus moradores de antemano, colgaron en la fachada del inmueble un cartel
donde, en letras grandes, se leía: "Te queremos Fidel, Te queremos
Raúl". Contra ella comenzó el terror. Lo más desgarrador hasta para
quien no se sienta un filántropo, resultó la escena de una madre y sus
hijos suplicando a la diabólica representación que no les destruyeran el
tráiler que poseían al lado de la vivienda, que al menos les dejaran "la
casa rodante".
No hubo freno, no hubo piedad: el tráiler fue izado por una de las
grúas, que lo precipitó a tierra desde más de diez metros de altura.
Puede uno imaginarse en qué condiciones quedaron los útiles que existían
en su interior.
Hubo saña. Se obró con desmedido rencor desde el poder casi omnímodo de
un gobierno controlado por los mismos hombres desde enero de 1959. ¿Qué
más necesitan los seres humanos amantes de la paz, el amor, la libertad,
el respeto a la persona humana, para reconocer la naturaleza bárbara de
quienes gobiernan en Cuba?
Poner fin a esta tiranía con fachada de ángeles solo corresponde a
quienes nacimos en esta tierra, o a sus descendientes, vivamos fuera de
la nación o en su suelo enlutado, me dijo una de las víctimas de La
Conchita, que no quiso identificarse. Pero necesitamos de la solidaridad
internacional, que se nos reconozca nuestro derecho a ser libres, a
instalar en el poder a un gobierno elegido democráticamente por los
cubanos, agregó.
No le contesté ni insistí en conseguir su nombre y apellidos, pero
tampoco atribuí sus palabras al dolor que le embargaba por el llanto de
sus tres pequeñuelos que acababan de quedar al amparo de un alma
caritativa que les diera cabida en el interior de su morada. Además,
para qué ahondar más en la llaga, si eso mismo se lo he escuchado
repetir una y más veces a mi padre. De todos modos, eso y más podría
aflorar en aquellos lares donde la maldad, el desamor y la sevicia se
vistieron de largo.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/la-crueldad-de-los-desalojos-en-la-conchita-278517
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