Miércoles, 22 de Febrero de 2012 00:59
Ramón Díaz Marzo
Habana Vieja, La Habana (PD) ¿Cuál podría ser la historia de este
hombre? ¿Por qué termina sus días en estas condiciones? ¿Acaso tuvo
cargos de responsabilidad en el gobierno de los Castro, o siempre fue un
hombre manipulado, como manipulado ha sido el pueblo cubano?hombre-enfermo
En el pedazo de cartón que tiene mientras duerme para recuperar fuerza o
escapar del infierno de su vida, dice: "Soy un hombre enfermo y no puedo
trabajar". Si mal no leo, el resto del cartel dice: "Por favor, ayúdenme
con lo que puedan. Y hasta pide un bolígrafo. ¿Para escribir la historia
de su vida? No lo duden.
En estos 53 años de dictadura se han acumulado tantas vivencias que
verán cómo emergen nuevos autores, que hasta la fecha viven en el
anonimato. Se destacarán, más que por la calidad de su escritura, por la
fuerza conmovedora de sus historias personales.
¿Quién iba a imaginar que los que eran jóvenes cuando triunfó la
Revolución terminarían sus días así?
Al triunfo de la revolución, casi todos los cubanos daban por sentado
que esta generación tendría una vejez más digna. Yo, que escribo esta
crónica, que tomé la foto, que estuve presente al lado del hombre, ahora
que lo veo en la pantalla de la Laptop aún me cuesta trabajo creerlo.
¿Cómo es posible que la Revolución no se anticipara a todo esto, incluso
a una crisis financiera mundial? ¿Es que todos estos años de sacrificio
con una libreta de control de venta para productos alimenticios ha sido
en vano?
No me cansaré de escribir que muchos de los males que nos aquejan no son
culpa absoluta del embargo estadounidense, sino de una mala conducción
de los negocios del Estado cubano.
Los planteamientos de cambios en la sociedad cubana expuestos en el
Sexto Congreso del PCC cubano no marchan rápido. El señor presidente
Raúl Castro Ruz aclaró que los cambios no podían ser apresurados. Pero
aunque marchen a un ritmo diseñado por el Estado, percibo lentitud.
Es como si los cubanos no pudieran crecer por sí mismo y dependiéramos
siempre de los Estados Unidos. En su momento tuvimos la poderosa ayuda
de la Unión Soviética y nuestros dirigentes no la aprovecharon para
preparar las condiciones para una Cuba menos caótica.
Recuerdo que Reinaldo Arenas en su libro "El color del verano" dice que
una solución para Cuba podría ser ponerle al Cabo de San Antonio, en la
provincia de Pinar del Río, en los arrecifes, un conjunto de motores
fuera de borda y hacer que Cuba navegue por el Océano Atlántico y buscar
un lugar adecuado.
Supongo que la metáfora de Arenas signifique que para crecer
económicamente y no ser tan dependiente de una nación como los Estados
Unidos, que es un mundo dentro del mundo, habría que evitar lo que
alguien calificó como "fatalidad geográfica".
Aunque en mi opinión no se trata de una fatalidad geográfica, sino de
una mala dirección de la máxima autoridad del país, y de un abuso de
poder. Pues vivir tan cerca de la primera potencia mundial siempre nos
reportó la exclusividad, entre otras muchas cosas, de ser el segundo
país del mundo en disponer de cualquier tipo de invención y tecnología
norteamericana.
Lo cierto es que este hombre con su cartel de cartón donde expresa que
es un hombre enfermo también es la imagen de Cuba.
Cuba, en su más recóndita oscuridad, es una nación enferma.
No especularé más. Este es un hombre enfermo, como los muchos que he
visto, mujeres también, que deambulan por las calles como si hubieran
perdido el alma. O como si su alma se hubiera marchado del país. O como
ya sin alma, sólo viéramos un cuerpo animado, pero sin alma, sin esperanza.
http://primaveradigital.org/primavera/cuba-sociedad/sociedad/3445-soy-un-hombre-enfermo.html
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