Tuesday, July 5, 2011

Un policía compasivo

Un policía compasivo
Tuesday, July 5, 2011 | Por Tania Díaz Castro

LA HABANA, Cuba, julio (www.cubanet.org) – La historia es de película.
Ha transcurrido más de un año y todavía se recuerda. Sobre todo porque
es verídica. Ocurrió el año pasado, cuando se calculaba que en Haití,
luego del terremoto del 12 de enero del pasado año, había más de 300 mil
muertos, entre ellos muchos niños.

Dos meses después, el jefe del sector de la policía del reparto El
Roble, en el poblado de Santa Fe, visitó las casas del barrio, conversó
con las mujeres y quedó con ellas en reunirse un domingo en el parque de
la calle 17 para hablar sobre cómo solidarizarse con los niños haitianos.

Entre los vecinos se comentaba que el gobierno se haría cargo de esos
niños huérfanos, con la ayuda de familias que pudieran adoptarlos.
Incluso hasta se pensó que organismos del Estado se responsabilizarían
con la entrega de alimentos, a las familias que se encargaran de la
adopción.

Fueron muchos los comentarios. Unos a favor de la posible medida y otros
en contra, precisamente por la crisis alimentaria por la que atraviesa
el país. Hasta se llegó a pensar que se trataba de una orden personal de
Fidel Castro.

Se acercaba la fecha para la reunión del jefe de la policía con las
mujeres, cuando algo curioso ocurrió. Dejó de verse al policía, que
siempre andaba por el barrio y que todos los mediodías se tomaba un café
en el timbiriche de Julio, frente al parque.

Las mujeres, extrañadas, se preguntaban dónde estaría el policía. Unas
pensaban que algo malo le había ocurrido y otras hasta llegaron a decir
que seguramente el hombre había sido enviado a Haití, porque él mismo
traería a los niños.

La verdad se supo días después. El compasivo policía había sido
expulsado del trabajo, porque sin permiso de nadie, a espaldas de sus
superiores, le dio por llevar a cabo un plan que a el mismo se le había
ocurrido.

Ahora el tronado policía anda de civil, cabizbajo, por las calles de El
Roble. Dice que sólo quiso hacer lo que le dictaba su corazón, que la
idea se le ocurrió cuando vio en la televisión a los niños huérfanos de
Haití, llorosos y desorientados.

Una de sus vecinas le dijo:

-No te aflijas, hombre, que nosotras te comprendimos, pero, ¿cómo íbamos
a alimentar a esos niños, si a veces no tenemos nada para los nuestros?

-Olvídese –respondió-, eso es historia pasada.

http://www.cubanet.org/articulos/un-policia-compasivo/

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