Ex preso expulsado de centro en España denuncia su precaria situación
Martín Gómez aseguró que nunca hubo ni agresiones físicas entre ellos,
ni amenazas al personal del centro de acogida de Málaga
EFE, Madrid | 21/07/2011
Carlos Martín Gómez, excarcelado cubano que llegó a España hace cinco
meses junto a su familia, denunció hoy en Madrid su precaria situación
tras ser expulsados del centro de acogida de Málaga (sur español) donde
estaban alojados, acusados de supuestas agresiones físicas y amenazas al
personal que les atendía.
Acompañado de su hermana Sabina, Martín Gómez entregó hoy una carta en
el Ministerio español de Asuntos Exteriores, firmada por Francisco
Bacallao, secretario del Movimiento Popular Cubano, en la que ofrece su
versión sobre lo ocurrido en el Centro de Refugiados y solicita ayuda
para encontrar una solución.
"Cuando llegamos a Málaga desde Madrid vimos las condiciones
infrahumanas y de hacinamiento en las que estaban viviendo otros
cubanos, y por denunciarlo surgieron los conflictos con el centro", explicó.
Martín Gómez aseguró que nunca hubo ni agresiones físicas entre ellos,
ni amenazas al personal de la institución, tal y como informó en su
momento la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR) para
justificar su expulsión junto su familia.
"No sé de dónde se han sacado eso, porque nosotros siempre hemos sido
una familia muy unida", indicó, y se mostró convencido de que "detrás de
todo esto está la mano de la seguridad del Estado de Cuba".
El excarcelado denunció la actitud de aquellos "hermanos cubanos" que
están en España, "bien posicionados y recibiendo subvenciones del
Gobierno español y se han robado toda la ayuda que también era para el
resto".
"Hasta ahora nadie nos ha llamado, a no ser desde el exilio, para
preocuparse por nosotros. De no ser por Francisco Bacallao todavía
estaríamos durmiendo en la entrada del metro", añadió.
Bacallao fue el autor de los vídeos que se colgaron en Internet, y que
fueron retirados tras la denuncia del CEAR, en los que se evidenciaban
las condiciones del centro de acogida.
A ese respecto, Sabina Martín Gómez reconoció que la iniciativa fue de
ella, "porque quería que el mundo entero viera en las condiciones en las
que estábamos viviendo los cubanos y también inmigrantes de otras
nacionalidades".
"Todas nuestras reclamaciones crearon un conflicto con la dirección del
CEAR y por eso se inventaron que consumíamos alcohol o que teníamos
cuchillos. Todo es una patraña para sacarnos del programa", explicó.
Tanto Sabina como Carlos afirman que la distribución de las ayudas
contempladas en el acuerdo entre el Gobierno cubano y el español no ha
sido equitativa, ya que "se ha hecho distinciones entre los que tienen
una formación universitaria y los que no".
"Nosotros somos gente analfabeta que no hemos tenido acceso a los
estudios en Cuba, pero hay otros que llegaron siendo, por ejemplo,
médicos, y esos son los que han tenido un mayor acceso a las
prestaciones", aseguraron.
Bacallao explicó que la familia de Carlos y Sabina está dispuesta a
someterse a los exámenes médicos pertinentes que demuestren que no
consumen bebidas alcohólicas, ya que son personas enfermas en su mayoría
que se encuentran bajo tratamiento médico, tal y como se indica en la
carta entregada al Ministerio español de Exteriores.
La misiva subraya también que "a día de hoy hay dos menores y una señora
de edad avanzada y enferma sin ayuda pertenecientes al núcleo familiar
de los Martín Gómez y que no hay ninguna condena de juez o tribunal en
su caso por estos hechos".
"Solicitamos a las autoridades españolas que nos ayude a resolver esta
situación y de no ser posible que nos envíen de nuevo a Cuba o nos
permitan viajar a Estados Unidos", reclamó el excarcelado cubano.
Desde el 13 de julio de 2010 hasta el 8 de abril de 2011, un total de
115 excarcelados salieron de Cuba —103 a España— gracias al acuerdo
alcanzado entre el régimen castrista y el Gobierno español, con la
mediación de la Iglesia católica cubana.
La mayoría decidió rehacer su vida en pisos o centros de acogida de
distintas ciudades españolas, aunque al carecer de recursos propios y
antes las dificultades para abrirse paso en España, al menos once de
ellos han abandonado, hasta el momento, el país.
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