15-06-2011.
Elías Amor Bravo
Economista ULC
(www.miscelaneasdecuba.net).- En esa especie de "road movie" que se han
convertido las asambleas del Partido único que dirige el régimen
castrista para explicar las ineficiencias de la economía, y tratar de
convencer a un público, relativamente aburrido y bastante escéptico, de
las bondades de los "Lineamientos", ahora le ha tocado el turno a
Camagüey, después de las presentaciones en Granma y Las Tunas, a las que
hemos hecho referencia en otros dos trabajos anteriores.
El amable lector me va a permitir que cite, de forma expresa, las
cuestiones que se han planteado por Julio César García Rodríguez,
primer secretario del Partido en Camagüey, con el objetivo, según el
portavoz oficial del régimen, Granma, de "encauzar la participación de
los delegados a la Asamblea Provincial". Las preguntas, por sencillas de
responder para cualquiera con unos conocimientos básicos de cómo debe
funcionar una economía, son las siguientes: "¿Por qué no utilizamos de
forma óptima los recursos y las capacidades instaladas? ¿Por qué nos
excedemos en gastos de materiales y pagos de salarios sin respaldo
productivo? ¿Por qué no respetamos el presupuesto y cumplimos con los
ingresos planificados?
Se trata de preguntas que vuelven de nuevo a situar el ambiente de estas
reuniones del Partido único en un escenario en el que todo,
absolutamente todo, se cuestiona, de acuerdo con el manual del "buen
revolucionario" que ha sido aprobado en el último cónclave del partido
comunista. Y en general, el punto de partida, la consideración en base a
la que se quiere dar respuesta a las preguntas anteriores es errónea. En
efecto, dicen los comunistas, y cito textualmente, "para actualizar
nuestro modelo socialista e implementar nuevas medidas, se necesitan
recursos materiales y financieros, pero sobre todo orden, disciplina,
exigencia y ejemplaridad en el actuar de los cuadros, así como un mayor
respeto hacia el trabajo, el incremento de la productividad y el ahorro
de recursos."
Vamos a ver, ¿por dónde podemos empezar? Que conste que la respuesta
debe ser muy clara y sencilla, porque tengo entendido que José Ramón
Machado Ventura también se ha unido a esta "road movie" del partido
único, y mucho me temo que tengamos que ser más pedagógicos por ello.
Lo primero es que, para utilizar de forma óptima los recursos y
capacidades instaladas, no hace falta cambio de mentalidad alguna, ni
enfoque integral del asunto, ni perderse en cifras ni generalizaciones.
Lo que no se debe hacer tampoco es enfrascarse en una absurda pérdida de
tiempo con más planificaciones, previsiones, análisis de medidas y
desviaciones. Este modelo, la planificación burocrática estatal, no
sirve. Es ineficiente, y para que los recursos de utilicen de forma
óptima, se debe realizar una elección basada en la búsqueda de la
maximización sometida a restricciones en la que precios y renta,
configuren el espacio sobre el que definir esa elección. Esa es la
esencia de la microeconomía práctica que, para los comunistas cubanos,
es una actividad proscrita y penalizable, por cuanto, la obtención de
rentabilidad y beneficios, se contempla como un delito.
Para que funcione ese mecanismo mágico, como en el resto de países del
mundo, es necesario no sólo cambiar la mentalidad, sino el sistema: y
pasar a un modelo de economía de mercado libre, eliminando para siempre
la planificación como mecanismo de asignación de recursos. Pero antes,
para evitar injusticias, hay que constituir un nuevo sistema de derechos
de propiedad, transparente y estable, que otorgue a los cubanos la
capacidad para decidir libremente su destino, sin que ningún burócrata
de partido puede arrogarse una eventual superioridad moral sobre sus
decisiones. Así de sencillo es el punto de partida, y no hay que
complicarse más. Liberalizando la economía, dejando que los
emprendedores tomen decisiones óptimas basadas en el funcionamiento
eficiente de los precios, y teniendo como objetivo el beneficio y la
rentabilidad, la economía cubana saldrá adelante.
Y superará los problemas de la antaño próspera ganadería camagüeyana,
incapaz de atender las necesidades de consumo de leche y carne de la
población, como reconocen los comunistas. Si el problema es mejorar el
alimento al ganado, dispongan la libertad de creación de empresas de
piensos, y verán cómo todo puede funcionar mejor, incluso con sequía,
que el clima no es el problema. Si el problema es la falta de dedicación
al ganado, la respuesta es la misma, qué incentivos se tienen para ello,
si al final la propiedad no revierte sobre quién trabaja y se esfuerza
por mejorar cada día. Si las dificultades están en las cooperativas, que
se las dejen funcionar con total libertad y se eliminen los múltiples
mecanismos burocráticos que los comunistas se reservan para ejercer un
control sobre las mismas. Si el problema es de tecnología y de calidad,
otro tanto, permitan la creación de empresas especializadas en estos
servicios y que la potente I+D que se despilfarra sin sentido hacia
proyectos solidarios internacionales, se oriente a estas actividades, y
verán como todo mejora.
Estoy convencido de que la ganadería de Camagüey, con un sector de
empresas privadas, operando en condiciones de mercado libre, y
orientadas por los precios de la demanda, volvería a ser un sector
potente, capaz de alimentar a la población y atender sus necesidades. Y
si el máximo dirigente del Partido es consciente de los problemas, lo
mejor que puede hacer es ordenar a sus integrantes la retirada y dejar
que los emprendedores asuman el liderazgo de la economía.
Estas "road movie" del Partido comunista más que tratar de dar solución
a los problemas, pasan revista a los ámbitos en los que la organización
está presente, y ahí es donde se descubre la verdadera razón de la
ineficiencia y la improductividad de la economía castrista. Pero, vamos
a ver, ¿dónde y cuándo se ha visto a un Partido comunista interesarse
por la producción mercantil de una economía, por los pagos de
electrodomésticos, la ejecución presupuestaria, la forma de gestionarse
las empresas, o la recaudación impositiva?
Esa interdependencia partido, economía, administración que estamos
observando en las asambleas celebradas en Granma, Las Tunas y ahora
Camagüey, es el origen de buena parte, por no decir todos, los problemas
que afronta el régimen y, o se adoptan decisiones para promover un
auténtico reparto de poder, y que cada uno actúe en su respectivo
ámbito, o mucho nos tememos que las cosas pueden ir a peor. La mezcla y
confusión de intereses económicos, políticos y sociales que se está
produciendo en el régimen castrista hace inviable cualquier reforma
dirigida a superar las graves ineficiencias de la economía, a la vez que
blindan al poder político a cualquier cambio hacia la democracia, la
libertad y los derechos humanos.
Tal vez la mejor forma de ver esa mezcla es citar expresamente las
palabras de la delegada Ana Hernández Mur, posiblemente lo mejor de todo
cuánto llevo escuchado en los últimos días "el Partido, a su vez, tiene
que exigirle responsabilidades a la administración. Tenemos que dejar de
ser las muletas de la administración, de estar resolviéndole los
problemas, de estar poniendo de acuerdo a dos administrativos para que
cumplan lo que es su obligación".
¿Es posible imaginar mayor grado de tensión en un sistema político,
económico y social que el reflejado en esta frase? No lo creo. Otorgar a
los militantes de un partido el protagonismo de las transformaciones que
tienen que realizarse en Cuba, es un asunto complicado. Los que tienen
que tomar decisiones económicas para producir, contratar trabajadores,
vender, atender clientes, acumular beneficios y crecer, no pueden pensar
en términos ideológicos, sino económicos. Es difícil que la ideología
pueda dar respuesta a estas necesidades. El problema de Cuba es mucho
más grave de lo que imaginamos.
http://www.miscelaneasdecuba.net/web/article.asp?artID=32616
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