Wednesday, May 18, 2011 | Por Oscar Espinosa Chepe
LA HABANA, Cuba, mayo (www.cubanet.org) – Aunque el periódico Granma
habla de una alentadora recuperación de la zafra azucarera 2010-2011,
los reducidos datos aportados demuestran que no existe ningún motivo
para sentirse optimista sobre el futuro de la otrora espina dorsal de la
economía cubana.
De acuerdo con la información disponible a principios de mayo,
prácticamente finalizada la zafra, el plan de producción de azúcar se
cumplía al 106,0%, lo cual lleva a pensar que se producirá alrededor de
1,2 millón de toneladas de azúcar; algunas más del 1,11 millón obtenido
en la zafra de 1894, según la estadística que presentó el Profesor
Moreno Fraginal en su magistral libro El Ingenio.
En esta zafra trabajaron 39 ingenios -3 menos que el año anterior-, de
156 existentes a inicios de los noventa del pasado siglo. La cifra más
baja en toda la historia de la industria azucarera cubana. La producción
comenzó en la primera decena de diciembre de 2010 con 18 centrales, en
la llamada "zafra chica", cuando la maduración de la caña aun no es
óptima en muchos lugares. Según Granma, en esta ocasión la capacidad
potencial de molida se aprovechó al 66,0%, un indicador nada positivo,
teniendo en consideración que desde diciembre ha predominado un clima
muy seco, sin apenas interferencias de las lluvias. Hasta principios
de mayo de 2011, las interrupciones operativas y roturas representaron
el 15,0% del tiempo industrial perdido, y la falta de caña atribuible a
la mecanización alcanzó otro 7,0%.
Aunque Granma considera "alentador" que el rendimiento industrial
previsto en el plan, o sea, la cantidad de azúcar a obtener por caña
procesada, se superó en 2,0%, en realidad continúa el pésimo resultado.
El diario, en una edición anterior había indicado que hasta finales de
marzo el rendimiento industrial acumulado era 10,67%. Indicador que debe
haberse deteriorado al bajar la curva de rendimiento en sacarosa,
tendencia que tradicionalmente se presenta a partir de abril,
profundizándose en mayo. Por tanto, no será una sorpresa que este
determinante indicador pueda haber llegado a menos de 10,5, bien
distante del promedio alcanzado en los 10 años anteriores a 1959, que
fue de 12.83, con zafras (1950 y 1955) que lograron un rendimiento
industrial de 13.20.
Con respecto al rendimiento agrícola, el promedio nacional fue de 32,5
toneladas por hectárea, hasta principios de mayo, según Granma. Superior
al promedio desastroso del año anterior de 27,0 TM/ha, pero muy distante
del promedio mundial de 70,9 TM/ha y de los principales productores
como Brasil (80,2), Australia ( 80,4), Tailandia (71,6), India (64,8),
Colombia (101,4), China (69,7) y Estados Unidos (77,6), de acuerdo con
estadísticas de la FAO de 2009. Esto indica que una sustancial parte de
las áreas cañeras cubanas están en deplorables condiciones y deben
demolerse.
Los anteriores datos hablan por sí solos. Demuestran que no son tiempos
de regocijo, sino todo lo contrario. Es el momento para preguntar cómo
fue posible y qué motivó la destrucción de nuestra primera industria,
dejando al país sin su principal y casi único producto de exportación;
con precios excelentes desde hace tiempo en el mercado internacional.
Coyuntura favorable que, por haberse destruido la industria azucarera,
no ha beneficiado al país.
Cuba, respecto a la situación económica anterior a 1959, en vez de ser
más independiente, se ha convertido en una nación más dependiente, con
los peligros que esto comporta para la soberanía nacional. Al borde del
precipicio nunca habrá motivo para celebrar.
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