Cuba, el dilema del turismo y la represión
El diario The Wall Street Journal dice que por mucho que el gobierno de
la isla necesite del turismo, la muerte de Oswaldo Payá demuestra que
está dispuesto a reprimir para alejar a los cubanos de los extranjeros.
martinoticias.com
agosto 06, 2012
"Cuba quiere convertirse en una meca del turismo internacional. Pero
también necesita mantener a los cubanos alejados de los extranjeros que
siembran ideas contrarrevolucionarias en sus cabezas, como la noción del
derecho a ganar lo suficiente para tener una vida decente", dice este
lunes un artículo en el diario The Wall Street Journal.
Bajo el título de "Cuba suma otro rehén extranjero", la autora del
artículo, Mary Anastasia O´Grady, afirma que todo indica que el régimen
cubano está usando las muertes de los disidentes Oswaldo Payá y Harold
Cepero, y el encausamiento por homicidio doble del español Ángel
Carromero para advertir a los extranjeros que "tengan cuidado" con sus
afiliaciones políticas.
Tras calificar a Payá de pacifista "valiente, expresivo y recio en su
convicción de que si los cubanos tan solo dejaran a un lado su miedo,
podrían exigir la justicia y la equidad que la ley les otorga como
derecho", apunta que esa combinación única de "inteligencia, coraje y
humildad lo hicieron la peor pesadilla de Castro".
La periodista se hace eco de la posibilidad de que el régimen haya
tenido que ver con el accidente que causó la muerte a los disidentes, lo
que "no sería algo nuevo. Miles de cubanos que rechazaron alienarse han
sido asesinados desde que Fidel se hizo con el poder (…) un encargo para
asesinar a Payá, si fue eso lo que pasó, no sería raro", señala.
O´Grady recuerda que en los días posteriores al accidente, corrió el
rumor de que el activista sueco que también viajaba en el auto Jens Aron
Modig había enviado un mensaje de texto a Europa desde el lugar del
choque diciendo que el auto había sido empujado de la carretera por otro
vehículo.
"Pero ni él ni Carromero lo han confirmado—escribe— y no se ha hecho
público ningún mensaje. Otra teoría plausible es que el auto estaba
siendo perseguido, algo no difícil de creer, pero que el choque fue
realmente un accidente".
Luego apunta que ni el español ni el sueco han hablado libremente sobre
lo sucedido, y formula la hipótesis de que "quizá un vehículo del
gobierno provocó el impacto y de repente el régimen cree que si retiene
a Carromero por algunos años, los recuerdos se disiparán y para cuando
salga libre y diga la verdad ya a nadie le importará".
O´Grady dice que la decisión del régimen de politizar la muerte de Payá
no ha hecho más que aumentar las sospechas de un complot, y reseña el
editorial publicado en Granma que arremetió contra el español y el sueco
y dio una lista de numerosas organizaciones alrededor del mundo que
intentan ayudar a los disidentes, actividades que Cuba califica de
"subversivas".
A juicio de la periodista, después de que el contratista estadounidense
Alan Gross fue arrestado en 2009 y sentenciado a 15 años de prisión por
ingresar equipo de comunicación satelital a la isla, "con lo que parece
ser la captura de un segundo rehén, Raúl (Castro), el llamado
reformador, está reiterando su línea dura".
Según O´Grady, los Castro temen la creciente audacia de los disidentes
para denunciar, organizarse y reunirse, y saben que el contacto con el
mundo exterior los ha ayudado. "Abrirse" a los turistas –señala – nunca
quiso decir permitirles que hicieran cosas peligrosas, como juntarse
libremente con los cubanos.
http://www.martinoticias.com/content/paya_cuba_represion_turismo/13489.html
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