Cuba.- El disidente Vladimir Alejo Miranda depone la huelga de hambre
iniciada para exigir la liberación de Alan Gross
LA HABANA, 18 May. (Reuters/EP) -
El disidente cubano Vladimir Alejo Miranda ha abandonado la huelga
de hambre y sed que comenzó el pasado 29 de marzo para exigir la
liberación del empresario estadounidense Alan Gross porque está "muy
mal" de salud. No obstante, su compañero Ángel Enrique Fernández,
continúa con la protesta.
"Levanté la huelga de hambre debido a la situación crítica que tenía
mi salud, ya estaba en precarias condiciones", ha indicado Alejo
Miranda, aludiendo a la infección que tiene en los labios, por
mantenerlos cosidos durante los 47 días de ayuno.
El opositor ha explicado que su decisión obedece también a motivos
personales, ya que familiares y amigos le han pedido insistentemente que
deponga la huelga. "Mi familia me habló, mis hijos, mis nietos, parte de
la oposición en Cuba. Vinieron hermanos a hablar conmigo para que
levantara la huelga porque yo estaba muy mal", ha dicho.
Entretanto, Fernández continúa con la medida de fuerza, aunque ha
tenido que ser hidratado por vía intravenosa. "Unos oficiales de la
seguridad (del Estado) lo trataron de convencer para que abandone la
huelga pero él les dijo que seguirá hasta que reciba una respuesta", ha
dicho su mujer, Niurka Rivero.
Alejo Miranda, de 48 años de edad, y Fernández, de 45, comenzaron la
huelga en la vivienda de este último, ubicada en las afueras de La
Habana. Ambos se cosieron la boca para exigir a las autoridades cubanas
la liberación de Gross y el respeto a los Derechos Humanos.
Gross, de 62 años, fue detenido en la isla en diciembre de 2009 por
introducir equipos de comunicación por satélite, prohibidos por el
régimen cubano. El estadounidense ha sido condenado a 15 años de cárcel,
aunque ha presentado un recurso ante el Tribunal Supremo de Cuba.
La huelga de hambre es un recurso frecuentemente utilizado por la
disidencia. En febrero de 2010 falleció el preso de conciencia Orlando
Zapata Tamayo en el marco de una huelga de hambre para denunciar las
condiciones de los presos políticos. Tras su muerte, cogió el testigo el
periodista Guillermo Fariñas, quien depuso su ayuno después de que el
Gobierno de Cuba anunciara la liberación de los presos de la Primavera
Negra de 2003.
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