Cuba, catástrofe demográfica
El problema del decrecimiento poblacional cubano no solo depende de que
las familias no deseen reproducirse. También influye el permanente flujo
sin retorno de cubanos hacia el exterior
Oscar Espinosa Chepe, La Habana | 18/05/2011
Un proceso de reducción y envejecimiento poblacional transcurre paralelo
a una indetenible descapitalización material y la continuada pérdida de
valores éticos y morales, incluida la erosión de la identidad nacional.
Las causas de esta verdadera bomba de tiempo, con perversas
consecuencias económicas y sociales, radican fundamentalmente en la
negativa de las familias cubanas a reproducirse a un ritmo que permita
el reemplazo de la población, y en el permanente éxodo de ciudadanos a
pesar de los férreos mecanismos de control del permiso para hacerlo.
En los cuatro años del período 2006-2010 la población descendió en
términos absolutos, lo cual se repetirá en mayor magnitud en los
próximos años, si persisten las adversas condiciones existenciales que
generan escenario tan negativo. Según las previsiones del PNUD, en su
Informe sobre Desarrollo Humano 2010, Cuba tendrá una tasa global de
fecundidad (hijos por mujer) de 1,5 entre 20010-2015, la más baja de
América Latina e incluso inferior a China, que restringe fuertemente la
reproducción. Esta proyección no está alejada de la realidad, pues el
Gobierno cubano reconoció para 2010 una tasa global de fecundidad de 1,6
y una tasa bruta de reproducción (hijas por mujer) de 0,79, que impedirá
no solo el crecimiento, sino el reemplazo del elemento esencial para el
desarrollo poblacional.
Este proceso, agudizado por el interminable Período Especial, ha
significado un aumento acelerado de las personas con 60 años y más. Si
en 1990 era de 12,1 %, en 2010 ya era del 17,8 %, y de acuerdo con
estimaciones oficiales dentro de unos 14 años —en 2025— el 30,8 % de los
cubanos residentes en la Isla tendrán 60 años o más. No es necesario
hacer muchos cálculos para comprender lo que representa esta situación
para un país con tan baja productividad laboral y atraso tecnológico,
cuando la población económicamente activa será cada vez menor con
relación a las personas no aptas para trabajar. A esto se añade el
aumento del pago por jubilaciones, ya hoy una carga importantísima para
el presupuesto nacional —el 11,5 % de los gastos en 2010— y las enormes
inversiones por atención a la salud y otros conceptos, requeridos para
atender a tantas personas de la tercera edad, en un país sin capacidad
de ahorro y, por tanto, incapaz de financiar la enorme cantidad de
recursos que crecientemente demandará esta situación.
Por otra parte, el problema del decrecimiento poblacional cubano no solo
depende de que las familias no deseen reproducirse. También influye el
permanente flujo sin retorno de cubanos hacia el exterior, a pesar de
las restricciones existentes. En el período 2000-2009, el saldo
migratorio negativo alcanzó a 332.356 personas, aproximadamente
equivalente a casi tres años de nacimientos en Cuba. En las actuales
condiciones si se abriera la posibilidad de realizar turismo al
exterior, lo cual es un derecho conculcado a los cubanos, representaría
un notable incremento de las salidas definitivas, sobre todo de
ciudadanos en edad laboral que aprovecharían la brecha para procurar
mejores condiciones de vida. Esto agrandaría las perspectivas de
envejecimiento población muy por encima de los cálculos vigentes.
Un ejemplo, que habla por sí solo, es que en el marco de la Ley de
Memoria Histórica adoptada por el Gobierno español para facilitar la
obtención de la nacionalidad a los nietos de emigrantes, en Cuba se ha
producido la variación relativa interanual en la cantidad de nuevos
españoles más elevada con el 43,3 %. Otro elemento que arroja luz, es
que el Censo de Población del 2010 de Estados Unidos constató 1.213.418
cubanos residentes en Florida, un incremento del 45,6 % con respecto a
la cifra del Censo de 2000.
La propaganda del Gobierno cubano para tratar de explicar las bajas
tasas de crecimiento y el envejecimiento poblacional ejemplifica con
problemas similares en países desarrollados, obviándose que la génesis
es totalmente distinta, pues allí estos fenómenos se deben al desarrollo
económico y tienen solución. Por el contrario, en Cuba se trata del
subdesarrollo, la falta de futuro y una asfixiante crisis que no parece
tener fin. También utilizan, para procurar explicar el proceso de
envejecimiento, el índice de esperanza de vida al nacer, relativamente
alto —aunque inferior a la de algunos países de la región como Chile y
Costa Rica, sin tener crisis demográfica— que contribuye al
envejecimiento, pero no en la medida en que pueda justificar la
desproporción en aumento del caso cubano.
A su vez, los países desarrollados poseedores de bajas tasas de
fecundidad, tienen altos índices de productividad del trabajo y
disfrutan de elevados niveles de vida, lo que permite compensar la falta
interna de crecimiento poblacional con el ingreso de jóvenes
provenientes de otros países. Esos factores no existen en Cuba, donde
las condiciones de vida no son atractivas ni para sus ciudadanos.
El Gobierno ha tratado de disminuir los efectos de los fenómenos
demográficos, especialmente el creciente envejecimiento, mediante el
corrimiento de las edades de retiro a 60 años las mujeres y 65 años los
hombres. Durante algún tiempo esto podrá aminorar algo la pesada carga
del financiamiento de las pensiones por el Presupuesto, al ser
insuficientes las contribuciones a la Seguridad Social. Una coyuntura
financiera cada vez más tirante, a pesar de que las pensiones pagadas
son inferiores a un equivalente de 10 dólares, como promedio mensual.
La única solución del problema demográfico, como muchos otros existentes
hoy, es el cambio total del modelo económico, político y social que ha
motivado estos desastres. Lamentablemente en el VI Congreso del Partido
Comunista, aunque se rompió con determinadas concepciones dañinas
aplicadas durante decenios, se mantuvieron viejos dogmas que hacen
insuficientes y contradictorias las medidas enunciadas. Así prevalece
una inviable intención de actualizar un sistema disfuncional, cuyo
reemplazo es imprescindible para que la sociedad en su conjunto pueda
ponerse de pie y progresar.
Mientras ello no acontezca, serán insuficientes las medidas parciales y
seguirán acumulándose los problemas de todo tipo, incluidos los
demográficos.
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/cuba-catastrofe-demografica-262948
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