Antonio Pasquali
Lunes, 7 de marzo de 2011
La fibra óptica de 640 GB La Guaira-Siboney no es sólo otro regalito
servil al ocupante cubano, sino la segunda pieza, con el satélite, de
una delirante tele-geografía caribeño-chavista del poder
Pese a los muchos sedantes ("nos ayudan", "son como hermanos"), la
presencia de tal vez 80.000 funcionarios cubanos en el país es otro
descomunal horror al que nos hemos acostumbrado. El dictador pega
griticos histéricos si Colombia recibe a 30 militares norteamericanos,
mientras él instala decenas de miles de castristas en sectores
ultrasensibles de su administración pública, en una cesión masiva de
soberanía sólo comparable a la de gobiernos títeres de países ocupados.
Chávez regala a Cuba millones diarios en petróleo y hospeda en Caracas
enteros departamentos de ministerios cubanos, le contrató por 132
millones la confección de nuestros pasaportes y le recompra mucha
chatarra tecnológica.
Dentro de tanta humillación, el capítulo comunicaciones (emisoras
comunitarias y cableado guayanés por las cubanas Copextel y Cabletel,
misión castrista en Cantv y ahora el cable a La Habana) luce algo menor.
No es así. Todo lo que concierne a comunicaciones es relevante; con ese
metro se miden hoy el progreso y la libertad de las naciones; last but
not least , los humanos gastamos en ellas 13% de las riquezas que
producimos (8 de 61 billones de dólares en 2006). Los Estados mayores
del mundo, obviamente, lo saben. En la lista secreta de los 300
"recursos clave" del globo que Estados Unidos clasifica de imperdibles
por "afectar su seguridad nacional" (lo revela un "wikileaks" en El País
del 06-12-2010), 38 co- rresponden a Latinoamérica: magnesio, niobio,
yodo, ácido fluorhídrico, grafito, turbinas GE, gas licuado y 4
represas; pero 7 (18%) conciernen a comunicaciones físicas y 16 (42%) a
telecomunicaciones. De esa lista , los únicos 4 "recursos clave"
ubicados en Venezuela (sí, los únicos) son: "El cable submarino Américas
II en Camurí, el cable Globe Net en Punta Gorda, el cable Globe Net en
Catia la Mar y el cable Globe Net en Manonga".
¿Entendido? La fibra óptica de 640 GB La Guaira-Siboney no es sólo otro
regalito servil al ocupante cubano, sino la segunda pieza, con el
satélite, de una delirante tele-geografía caribeño-chavista del poder.
Algunos criterios para descifrar su sentido: 1) Venezuela no la
necesitaba porque le sobra conectividad. El mapa Greg's
(www.cablemap.info/) muestra la gran maraña de cables (PAC, Arcos, Globe
Net, Américas II etc.) coaxiales y de fibra óptica, de 10 a 2.200 GB,
que llegan a territorio nacional, con una segunda redundancia asegurada
por 22 satélites regionales.
2) Cual miembros de la ONU, Cuba siempre pudo obtener órbita para
satélite propio o enlazarse más ahorrativamente al mundo por cable, vía
Panamá, Jamaica, Colombia, Venezuela, el Caribe neerlandés, francés o de
la Commonwealth. No lo hizo, y les mintió a los cubanos con el cuento
del malvado bloqueo gringo, por mantenerles cercenada la libertad de
comunicar.
3) Llegando nomás el cable a Siboney, la Etecsa cubana se precipitó a
recomprarle a Telecom Italia por 706 millones (500 cash) 27% de su
participación que en los libros sólo valía 297. ¿Prisa venecubana por
desprenderse, al precio que fuere, de un testigo estorboso a futuro? ¿Y
de dónde sacaría la paupérrima Cuba un cheque de 500 millones? 4) Dos
hipótesis verosímiles sobre usos no ortodoxos del cable: a) enviar a la
isla, por canal dedicado, datos de espionaje militar generados por el
satélite dual S. Bolívar; b) faenar manipulaciones, bloqueos y
espionajes electrónicos de variada naturaleza a 2.000 km de toda mirada
indiscreta.
5) ¿Qué inventarán ahora los Castro para seguirles negando una libre
comunicación a los cubanos? Digno sucesor de aquel Ramiro Valdés,
célebre a nunca jamás por haber declarado que "Internet es una invención
del capitalismo para la destrucción de la humanidad", es su vice
Linares, quien les miente ahora como un gitano a sus compatriotas: "El
cable no rompe el bloqueo porque las leyes del bloqueo siguen iguales";
de todos modos, añade valdesianamente, "que venga la fiera (¡sic!), aquí
la estamos esperando...".
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