Thursday, May 18, 2017

Mariela y Aleida, hijas de verdugos

Mariela y Aleida, hijas de verdugos
PEDRO CORZO

Los hijos no tienen responsabilidad de las acciones de sus padres. Sin
embargo, cuando se identifican y apoyan las comisiones de sus
progenitores con gestiones propias, se transforman en cierta medida en
sus cómplices y hasta en coautores de sus depredaciones.

Ese fue el caso de los hijos de los verdugos que sin haber derramado
sangre alguna cargaban con el estigma de sus padre, motivo por el cual
esa tarea perversa se transfería de padres a hijos o entre miembros de
la familia. Además, como consecuencia de la pésima reputación de trabajo
tan infame, los matrimonios se celebraban entre familias de verdugos. Un
notable ejemplo fueron los Sanson en Francia, quienes prestaron
servicios de carniceros durante seis generaciones, casi 200 años, en París.

Mariela Castro Espín y Aleida Guevara son hijas de dos de los verdugos
más sanguinarios del totalitarismo cubano. Las dos, en sus actividades
dentro de Cuba como en sus frecuentes periplos internacionales,
defienden la tiranía y pretenden justificar o encubrir con sus
declaraciones la infinidad de crímenes y violaciones en los que ha
incurrido el régimen que defienden, incidiendo en lo que afirma el
novelista José Antonio Albertini que hay quienes con declaraciones y
escritos también matan y encarcelan.

En la Cuba de Fidel y Raúl, la que ayudaron a destruir Ernesto Guevara,
Camilo Cienfuegos y Ramiro Valdés, entre otros, solo los hermanos Castro
se aproximan al record de Charles Henri Sanson, quien personalmente o
con sus seis asistentes, ejecutó a 2,918 personas, incluidos el rey Luis
XVI, Danton, Robespierre, Saint-Just, Hébert y Desmoulins,
revolucionarios que terminaron en el cadalso. Ninguno de los verdugos
cubanos tuvo que sacar a su hijo de la escuela como le ocurrió a Henri
Sanson, cuando descubrieron que un muchacho del mismo nombre era su hijo.

Lamentablemente los verdugos en Cuba han sido muchos, entre ellos están
quienes literalmente se mancharon las manos de sangre, otros que con
tinta y declaraciones exhortaron y festejaron los fusilamientos, las
infames condenas a prisión y quienes aplauden después de 58 años de
abusos y fracasos las olas represivas y la conculcación de los derechos
de los ciudadanos.

A lo engañoso de sus palabras hay que sumar el cinismo cuando comenta
que el pueblo cubano tiene lo que quiere, que el Partido Comunista no
postula para los mandatos electos, sino que es el pueblo en los barrios
quien decide el candidato, pero todo palidece cuando se dirige al exilio
y les dice que "abran su corazón y vayan a descubrir y sentir la nación
que les dio origen", cuando la realidad es que en el exilio se mantienen
más vivas las tradiciones y el patriotismo que en la Cuba del verdugo de
su padre y tío.

Algo similar ocurre con Aleida Guevara, al decir que el pueblo cubano
determina la base de su gobierno, que si quisieran que gobernaran otras
personas los elegirían desde la base porque es el pueblo el que
determina. De Venezuela, como autora de un libro sobre Chávez explica
que el petróleo venezolano "va hoy a escuelas, hospitales, viviendas",
servicios "gratuitos" y antes iba, "a las familias que EEUU sostenía".
La hija de su padre, un verdugo de fusil ametrallador, critica también a
los que deciden vivir fuera de Cuba, pero termina su cuestionamiento
diciendo, "tengo que salir continuamente y cuando llevo 15 días fuera me
entra un gorrión extraordinario".

Que dirían o escribirían estas hijas de verdugos si hubieran sufrido el
escarnio de Henri Sanson por ser hijo de quien era. Si las señalaran
públicamente como hijas de asesinos, porque sus privilegios provienen
del régimen que defienden edificado con la sangre que sus padres derramaron.

Periodista de Radio Martí.

Source: Mariela y Aleida, hijas de verdugos | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article151144817.html

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