Saturday, June 11, 2016

Las comparsas ya no son lo que solían

Las comparsas ya no son lo que solían
La rumba es empujada, cada vez más, a las márgenes del folklor
Sábado, junio 11, 2016 | Ana León

LA HABANA, Cuba.- Una de las tradiciones populares más arraigadas en la
sociedad cubana es la de arrollar con una comparsa durante los
carnavales, o detrás de una conga nacida espontáneamente en un solar.
Casi todos los cubanos, sin importar su extracción social, han
participado al menos una vez en estos arrebatos de alegría colectiva.

No es de extrañar que, para celebrar la declaración de La Habana como
Ciudad Maravilla, una de las actividades programadas haya sido un
desfile de comparsas por el Prado habanero. Nacionales y extranjeros se
dieron cita ayer en el memorable paseo para acompañar a músicos y
bailadores. Pero grande fue la sorpresa al percibir que el espíritu de
la gente allí concentrada estaba lejos de ser lo que recordaban Mercedes
y Leonor, dos comparseras irredentas que no daban crédito a lo que
estaban presenciando.

"Esto no tiene nada que ver con una comparsa de verdad", dijo a CubaNet,
con aire desilusionado, la primera. En mis tiempos las comparsas tenían
que abrir el camino con fuego, para apartar a la gente que empezaba a
arrollar apenas sonaban los tambores". En efecto, los cubanos, tan
conocidos por su talento para el baile y el canto, flanqueaban el Prado
sin mover un músculo. Filmaban con sus celulares al igual que los
turistas, para quienes este tipo de baile público puede ser algo
exótico. Miraban desfilar a los músicos y bailarines como si el acto de
arrollar hubiera dejado de ser algo muy nuestro. Entre la multitud,
alguno se animaba a "echar un pasillo", pero de aquella marejada de
gente que se lanzaba a la calle espoleada por la rumba no había rastro.

Señalando a los Guaracheritos de Regla, Leonor comentó a CubaNet: "Esos
muchachos no tienen ni ganas de bailar (…) Míralos, están perdidos, no
coordinan". Su criterio –por demás justo– trascendía la falta de
sincronización en la coreografía, el desgastado vestuario que exhibían
algunos conjuntos, la virilidad mermada en la danza de los varones, la
falta de sandunga apreciable en las muchachas y la música que no pasaba
de ser puro escándalo de cajón, sin la sabrosura rumbera –con cadencias,
crescendos y abruptos cambios rítmicos– que se hace irresistible hasta
para quienes no se consideran buenos bailadores.

Se percibía un cansancio de siglos y un desapego mortal hacia esa
variante de la cultura popular cubana que años atrás implicaba a negros,
blancos, mestizos, profesionales, obreros y estudiantes. Los intérpretes
parecían ansiosos por terminar y el público los seguía como en una
procesión, penosamente hastiados los cubanos, fascinados los
extranjeros. La comparsa no es hoy lo que solía ser porque no hay
alegría. Ya lo propio, lo autóctono, las raíces, no son motivación
suficiente. La rumba es empujada, cada vez más, a las márgenes del
folklor, la cultura popular se ha debilitado ante el empoderamiento de
la cultura de masas, y el placer de arrollar tras los tambores es "cosa
de ayer" o "de otro ambiente".

Source: Las comparsas ya no son lo que solían | Cubanet -
https://www.cubanet.org/actualidad-destacados/las-comparsas-ya-no-son-lo-que-solian/

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