La paja en el ojo ajeno: consigna del bloguero
Para el autor de este artículo, el tronco clavado en el ojo que ya no
puede ver sería el financiamiento exterior que recibe el Gobierno cubano
en forma de deudas canceladas, créditos y ayudas para el desarrollo,
entre otros
Carlos Manuel Estefanía, Estocolmo | 08/06/2016 4:16 pm
Suele llegarme desde la isla Por Cuba, boletín que se anuncia como una
publicación que pretende actualiza a su lector sobre el acontecer
internacional relacionado con nuestro país y "las batallas que se libran
por su pueblo y su soberanía". Pero, basta con analizar el contenido del
material para comprender el uso tendencioso que allí se hace de la
información. Para entender esto, veamos como ejemplo uno artículo de los
que se incluye en la edición correspondiente al año 14 Número 41 | Fecha
2016-05-27, que se titula Washington insiste en entrenar a disidentes
cubanos, está escrito por Arthur González y se nos da como fuente
martianos.ning.com, una red de emigrados cubanos quienes se consideran
presuntos seguidores del pensamiento de José Martí, fundada en Canarias
por Roberto Domínguez. En su trabajo Arthur González, quien se nos
presenta como especialista en relaciones Cuba-EEUU, pone el grito en el
cielo por el hecho de que a pesar del restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre Washington y La Habana, Estados Unidos continúe sus
presuntas acciones "subversivas" contra el modelo imperante en la Isla.
La prueba de esto sería la preparación, financiamiento y orientaciones a
la llamada "disidencia" interna; algo que, como paradójicamente reconoce
el autor, se facilitó con modificaciones de la Ley cubana de Migración
en enero de 2014, que permite el encuentro permanente de los
"disidentes" con sus patrocinadores en Estados Unidos. Cualquiera que
lea eso, pensaría que el Gobierno cubano se pasa de bueno y que en su
apego al Estado de derecho resulta incapaz de castigar acciones
subversivas en su contra fomentadas desde el exterior.
El "especialista" ofrece y comenta para sus lectores una lista de
oponentes al gobierno, a los que tan buenamente el raulismo ha dejado
salir y volver a Cuba: Yoani Sánchez Cordero, Eliecer Ávila, Berta
Soler, Antonio Enrique González-Rodiles, José Daniel Ferrer, Rosa María
Payá Acevedo, etc. Ni por casualidad, existe entre ellos, un personaje
medianamente positivo, todos son presentados en los términos más
oscuros, de una forma maniquea, que es el modo que tiene un
propagandista de tratar la noticia, a diferencia del analista objetivo e
imparcial que debe ser el conocedor de un tema.
Luego nos equipara tales nexos con el exterior con una suerte de
exportación de la contrarrevolución, que González asimila a aquella
situación en la que La Habana era criticada por intentar exportar la
Revolución a otros países, un hecho cuya autenticidad parece ser puesto
en dudas por el autor.
Lo cierto es que el Partido Comunista de Cuba, desde su nacimiento en el
poder, no solo ha formado y financiado guerrilleros o militares, sino
también a cuadro políticos y sindicales extranjeros (como los que se
graduaban en la Escuela Ñico López) con el objetivo de influir en la
política, cuando no de subvertir gobiernos de otras naciones, con
independencia de la existencia de relaciones diplomáticas que estas
mantuvieran con la Isla.
Lo anterior de por sí sería suficiente justificación moral para que
cualquier país hiciera que les pagara con su misma moneda. Sin embargo,
por suerte para el régimen de la Isla sus colegas del hemisferio se
cuidan mucho de provocarlo, ya porque saben que la mano del castrismo
sigue siendo larga, ya sea por los intereses en común que, de cara a los
pueblos, tienen las élites de diferentes países, al margen de su
ideología, ya porque esos gobiernos haya sido convenientemente alertados
del papel que juega la isla en el nuevo orden mundial, y que pase lo que
pase en su interior, "a Cuba no se toca" como decía el viejo lema del
castrismo internacional.
Valdría la pena analizar hasta qué punto el discurso de los disidentes
mencionados en la lista afecta en realidad al pueblo de Cuba y a su ya
de por sí menoscabada soberanía nacional. Esto con independencia
criticas objetivas o no que puedan hacérsele a algún individuo en
particular, ya desde sea el punto de moral o delictivo, por no hablar
del hecho aún más denigrante de que alguno de ellos haya podido alcanzar
la cumbre dentro del movimiento democrático gracias al respaldo
encubierto o la intocabilidad que le otorgan las propias autoridades,
algo que se le escapa a González en sus ataques personales.
Cuando se leen las declaraciones y criticas de estos oponentes al
sistema cubano, es difícil encontrar algo que no favorezca a la
población cubana y o que atente contra la soberanía de la nación, se
trata de otorgar al pueblo unos derechos elementales que les han sido
escamoteados por décadas y aparece algún enunciando de signo contrario,
que desentone en este discurso, no resulta difícil adivinar su origen en
las oficinas de la Seguridad del Estado, antes que en la mente de un
disidente trasnochado.
En general lo que piden estos disidentes favorece al pueblo de Cuba. La
vergüenza no radica en que por hacerlo reciban financiamiento externo,
sino en que puedan encontrar respaldo para ello en su propio país. Si el
Estado cubano fuera en realidad socialista sería el primero en apoyar
cualquier iniciativa ciudadana en beneficio de la comunidad, dejando así
sin sentido y sin oídos a quienes desesperados por el desastre económico
social imperante ponen sus esperanzas en otros modelo políticos y modos
de producción, sin reparar que están mangoneados por un capitalismo
mundial que, para desgracias de los ilusos ha encontrado en el comunismo
asalariado una fuente de enriquecimiento, tal como ya había ocurrido
durante buena parte del siglo XIX con el esclavismo. En este sentido,
pueden sentirse seguros aquellos poderosos a los que sirve Por Cuba como
medio de propaganda. A quien menos le interesa subvertir el modelo
cubano es al imperialismo en su etapa monopolista de estado.
Hay que apuntar que no es solo por bondad que las autoridades cubanas
hacen de la vista gorda frente a las finanzas que reciben los
opositores, ellas saben que el nacimiento de una "disidencia
profesional" genera corrupción, querellas internas, permite el
autofinanciamiento de sus agentes y de paso sirve para que tecleros como
González puedan cuestionar en sus panfletos si el mensaje de los
opositores proviene de una crítica objetiva a la realidad o de la
necesidad de agradar a quienes ponen el dinero desde afuera.
Por otra parte, es bueno subrayar que "estos dineros" y sus destinos no
pasan de ser un ejercicio de demagogia y corrección política, una manera
de hacer algo en apariencia para encubrir la esencia de no hacer nada.
Se trata de una "subversión externa" que será selectiva, comedida por no
decir premeditadamente inefectiva, pues demasiado costó desvirtuar lo
que pudo haber sido una auténtica revolución para a socavar ahora lo
poco que queda de ella, para volver atizar en Cuba otras formas rebeldía
que termine contagiando a los pueblos circundantes, sometidos por otras
formas más sutiles de opresión, enmascaradas de representación popular,
pluripartidismo y elecciones libres.
De lo que se trata es de respaldar desde afuera el derecho al pataleo
por el que nunca se ha caído un gobierno nada más, no se busca ayudar a
los cubanos en una transformación social desde abajo. Nada debe que
poner en peligro ese estado de cosas que facilitó el éxito de la visita
de cuatro días a Cuba, realizada a mediados de mayo, por Lord Hutton Of
Furness, al frente de una delegación de más de 30 empresas provenientes
de Inglaterra. Recordemos que el Barón de Furness, sentado entre los
escaños laboristas de la Cámara de los Lores, es copresidente de la
iniciativa Cuba, nacida en abril de 1995, que está constituida por 50
firmas y brinda, entre otros servicios el de la organización de misiones
comerciales y encuentros con ministros y altos funcionarios cubanos.
Pero las relaciones del Fidelato puro y duro con Inglaterra vienen de
antaño, desde mucho antes que el periodo especial, solo hay que ver lo
bien que se trata a los anti batistianos en la película Nuestro hombre
en La Habana, película protagonizada por sir Alec Guinness y dirigida
por Carol Reed que se filmó en La Habana de 1959, bajo control
fidelista. Está basada en la novela del mismo título escrita en 1958 por
el autor británico Graham Greene, amigo y defensor eterno del régimen
cubano. En ella se cuenta la historia del señor Wormold, un vendedor de
aspiradoras radicado en La Habana que es reclutado por el MI-6 para
espiar, no la infiltración comunista que tenía lugar entre los
subversivos de entonces, sino al malo de la película; el gobierno de
Batista.
La recompensa se ve clara en esos libros de historia oficiales que nos
presentan la ocupación británica del occidente de Cuba como etapa de
progreso para esa parte de la colonia, sin tomar en cuenta como se
aprovechó la ocupación de nuestro territorio para sembrar la masonería
en la sociedad colonial con su funesta secuencia de conspiraciones y
guerras fratricidas, siempre en favor de Inglaterra.
Lo menos que necesita esa madre del capitalismo moderno y cuna de la
democracia liberal que tantos añoran, es que desde Estados Unidos, leal
y fiel servidor suyo desde la primera guerra mundial, se fomente en Cuba
el surgimiento de Pepe Antonio[1] disidente y subversivo, cuyas demandas
de soberanía y derechos político económicos para el pueblo hagan
peligrar acuerdos como los suscritos recientemente entre esa mega
empresa que es el Estado cubano y sus socios del Reino Unido. Me estoy
refiriendo al gran negocio anunciado en Granma el 15 de mayo, por el
monto unos $400 millones, los cuales serán invertidos en la agricultura,
energía e infraestructura con destino al turismo, entre otros sectores.
Esta sería la lógica continuación de las conversaciones sostenidas el 28
de abril, en La Habana, entre el canciller británico Philip Hammond y su
homólogo cubano Bruno Rodríguez Parrilla. Entonces fueron identificadas
las áreas donde fortalecer las relaciones bilaterales Cuba-Reino Unido,
tomándose como punto de partida la nueva ley cubana de inversión extranjera.
De más está decir que canciller Hammond ratificó en La Habana la
posición de su país y la Unión Europea en contra del llamado bloqueo
económico, comercial y financiero impuesto a Cuba por Estados Unidos,
bloqueo que por lo visto solo sirve para frenar la competencia del
capital norteamericano, dejando el campo del mercado cubano abierto a
los europeos.
Y lo más gracioso de todo es ver lo que pasa cuando la Madre Patria nos
manda por estos mismos días a García Margallo, recordemos que se trata
del mismo personero del Gobierno del Partido Popular que se negó a hacer
algo por esclarecer la muerte del ciudadano cubano español Oswaldo Paya
cuando su hija se lo pidió. Pues bien como parte de su programa de
actividades, el titular de Exteriores español se fue a homenajear con
flores a Luis Vicente de Velasco, héroe español de la defensa del
Castillo del Morro de La Habana durante la invasión inglesa de 1762,
como si España, con su olvido de la oposición cubana, su defensa de los
intereses del gobierno cubano ante la Unión Europea y el Club de París,
no estuviera contribuyendo a crear las condiciones para una nueva toma
de La Habana por unos ingleses que solamente han sustituido la casaca
roja por el frac del banquero.
Nada de esto le importa a Arthur González, a pesar de estar obsesionado
con el asunto del financiamiento extranjero. Los que no pueden recibir
un centavo desde afuera son otros. Recientemente publicó un artículo en
el blog El heraldo cubano —por cierto, así también se llamaba una
revista de línea intransigente que publicaba un grupo de exiliados en
Suecia en los años noventas—, titulado Reunidos en Nueva York los
"preocupados" por el futuro de Cuba, donde arremete contra el proyecto
Cuba Posible por haber recibido fondos para el encuentro realizado el
pasado 26 de mayo en Nueva York, con la colaboración de la Washington
Office for Latin America (WOLA), y sus sesiones en la Fundación Sociedad
Abierta. González acusa a Cuba Posible de encubrir sus verdaderos
propósitos, los cuales estarían, ajustados a la actual línea política
del gobierno yanqui, que según el especialista es la de destruir el
socialismo en Cuba, y sustituirlo por un modelo neoliberal. Escribe esto
como si a los norteamericanos no les bastara con levantar su embargo
para comenzar a esquilmar a los cubanos en contubernio con el Estado
comunista, como hacen desde hace años los capitalistas españoles, sin
necesidad de neoliberales criollos.
Si González fuese un poco más comedido, si buscara el balance en sus
escritos, tomaría en cuenta la parte de este encuentro neoyorquino que
favorece al gobierno que este experto defiende en sus textos; por
ejemplo, las palabras conque clausuró la reunión Lenier González, en
ellas el cofundador de Cuba Posible —el otro se llama Roberto Veiga
González, esto parece la guerra de los González— habla de la oposición
de su proyecto al embargo y a la llamada Posición Común Europea, de su
demanda a Estados Unidos para que respete la soberanía de la Isla
creándose así las "condiciones de estabilidad necesarias dentro de Cuba
para avanzar en los cambios que la nación necesita" para abdicar, de una
vez por todas, de promover "primaveras árabes" y "revoluciones de
colores" en nuestra patria.
Pero todo esto parece saberle poco a quien parece haber entrado en
competencia con su colega Iroel Sánchez en su guerra bloguera contra
Cuba posible. Evidentemente el bloguero oficial considera que la mejor
manera que hay de servir a los poderosos en Cuba, que no a su pueblo, es
defender un pensamiento único, en el que se pone la mirilla en la paja
del ojo ajeno, pasando por alto la viga clavada en la propia e insomne
pupila.
Para nuestro caso, el tronco clavado en el ojo que ya no puede ver,
sería el financiamiento exterior, justificado o no, que reciben los que
mandamases cubanos en forma de deudas canceladas, créditos, ayudas para
el desarrollo, inversiones extranjeras o pagos por servicios
"internacionalistas", todo ello cuenta de su apropiación, administración
y explotación inconsulta de un Estado, una tierra y unos recursos que
nos pertenecen a todos los cubanos, incluso los que viven fuera de su
patria.
Ante la enorme conjura internacional nada puede hacer, financiada o no,
nuestra endeble disidencia, tiene frente a ella, alza en toda su
omnipotencia y con las arcas llenas la brutal maquinaria del capitalismo
de estado, que la margina o tolera en la justa medida de su
conveniencia. Mientras tanto y gracias a sus aliados foráneos, de
izquierda o de derecha, políticos o empresarios, el sistema cubano podrá
hacer con sus ciudadanos lo que le venga en gana, y el mundo mirará
hacia otro lado, guiado por una prensa libre que suele llamar
"presidente" a Raúl Castro.
[1] José Antonio Gómez Bullones nacido en Guanabacoa entre 1704 y 1707,
más conocido como Pepe Antonio, era el alcalde mayor de su villa natal
cuando los ingleses desembarcaron en las costas habaneras el 7 de junio
de 1762 con el fin de ocupar la capital cubana. Machete en mano y al
frente de una partida de setenta hombres combatirá exitosamente a los
invasores, hasta ser retirado del combate, se dice que por envidia, por
el gobernador español Francisco Caro. Se cree que tal vejación fue la
causa del infarto que le causó la muerte al criollo, en un día fatídico
para la historia de Cuba, el 26 de julio, de aquel mismo año.
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