La lluvia, esa justificación de tantos
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 10/06/2016
"¿Para qué trajiste a la niña si está lloviendo?", le reclamó la maestra
de segundo grado a mi amiga cuando llevó su hija a la escuela el
miércoles. Aunque el curso escolar debía continuar, muchos profesores de
la enseñanza primaria aprovecharon las precipitaciones para esta semana
apurar su final. Los burócratas se escudaron en el mal tiempo para
demorar los trámites, mientras que innumerables consultas médicas
comenzaron más tarde debido al clima.
Como terrones de azúcar, acuarelas a punto de disolverse o alérgicos al
agua se comportan muchos empleados estatales cuando llegan las lluvias.
Esta reacción causa una carcajada dado que vivimos en un país tropical,
pero tiene también mucho de dramatismo por los serios perjuicios que
provoca a millones de personas. Una y otra vez, los servicios públicos
se comportan como si cada temporada lluviosa fuera la primera que
experimenta la Isla.
El sistema bancario, disfuncional durante todo el año, colapsa casi en
su totalidad cuando caen dos gotas de agua del cielo. El servicio de
correo electrónico de Nauta entra en crisis y el transporte urbano se
supera a sí mismo en cuanto a problemas. Una llovizna y se suspenden
clases en los centros docentes, apenas abren los mercados minoristas y
hasta los Cuerpos de Guardia de las instituciones de Salud Pública
trabajan a media máquina.
Eso sin que medie un huracán, ni vientos de más de 100 kilómetros por
hora o una de esas intensas nevadas que mantienen en vilo a otras
naciones ubicadas más al norte. La paralización de la vida que por estos
lares provocan las lluvias apunta más a una justificación, a una
coartada que permite a muchos hacer por esos días lo que más desean: nada.
Source: La lluvia, esa justificación de tantos -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/lluvia-justificacion_7_2014668514.html
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