Friday, June 10, 2016

Del clarín escuchad el silencio - el álbum blanco de la disidencia cubana

Del clarín escuchad el silencio: el álbum blanco de la disidencia cubana
"los cubanos, dentro y fuera de Cuba, ya estamos cansados de tanto
cadalso en clave de Socialismo Sostenido Mayor, por lo que en el siglo
XXI todos tenemos unas ganas groseras de que vivir por la patria sea por
fin eso: vivir"
Actualidad 10-06-2016

La Habana es una ciudad inhabitable, excepto para la izquierda
internacional. Desde un hueco blanco de esa Habana inhumada ―inhumana―
se han escrito a patadas, medio idiota a ciegas por la ideología y medio
mesías iluminado por la ira, las 60 crónicas de mi libro de Hypermedia
"Del clarín escuchad el silencio: 59 poemas de amor y una canción
contrarrevolucionaria".
El himno nacional cubano, el primer poema épico de nuestro
fundamentalismo insular, fue escrito también sobre un caballo blanco,
pero en 1868. De aquella égloga contra España, escrita por un español en
Cuba, hoy se conservan sólo dos estrofas estéticamente estériles, donde
se convoca a la muerte como garantía de la gloria eterna: no temáis una
muerte gloriosa que morir por la patria es vivir; del clarín escuchad el
sonido: a las armas, valientes, corred.
Como en un poema de Ramón Fernández-Larrea, las 60 ráfagas nacionales
incluidas en "Del clarín escuchad el silencio…" parten de la fe en que
morir por la patria nunca ha sido sino justo eso: morir por la patria. Y
que los cubanos, dentro y fuera de Cuba, ya estamos cansados de tanto
cadalso en clave de Socialismo Sostenido Mayor, por lo que en el siglo
XXI todos tenemos unas ganas groseras de que vivir por la patria sea por
fin eso: vivir.

Bajo la opresión del monólogo castrista, hay que resistir con la
violencia de una escritura subversiva ―excritura, hezcritura― y hay que
escaparse con el as bajo la manga de un arma de destrucción lectiva.
Ante la incontinencia continental de la Revolución como medida de todas
las causas, tuvimos que regurgitar libros como éste que, a golpes de una
varita no mágica sino de Marx, conviertan a su autor en un enemigo de
clase: preferiblemente, en un enemigo del pueblo. En Cuba el "yo"
siempre ha puesto en jaque al descubierto al "nosotros".
Se trata de un pugilato entre el autor y la autoridad. En una tiranía
totalitaria como la cubana ―que tantas simpatías despierta entre la
socialistada ibérica― si la censura no viene por nosotros, tenemos el
deber moral de ir a por la censura. Los cubanos también podemos
indignarnos en tanto ciudadanos. ¿O es que en la Utopía proletaria somos
menos que en la debacle europea?
Que el apestado sea nuestra primera fase del apátrida. Que el desclasado
sea el síntoma de la decadencia despótica de una casta castrante y
dinástica: los Castros y los post-Castros anquilosados más de medio
siglo en un poder inconsulto.
La libertad como categoría lingüística. Lo lenguaraz como garantía de
liberación. Lo literario es demasiado importante para dejarlo en manos
de los literatos. En una Isla donde los intelectuales se rehúsan a
ejercer como tales porque, pobrecitos, "ellos no saben nada de política".

"El horror orwelliano en la Isla mata inmisericordemente a los cuerpos,
pero la voz de los cubanos nosotros mismos nos la hemos matado"

En este sentido, "Del clarín escuchad el silencio…" es una cura de
caballos. Una cura contra El Caballo, como le decían al primero de los
Castros antes de llamarlo ahora El Caguairán, acaso porque su ataúd está
siendo carpinteado en esa madera que no se comen los "gusanos" (como el
Líder Máximo ha llamado a nuestro pueblo durante décadas).
Pero si Orlando Luis Pardo Lazo pudo decirlo en voz alta, tú también
hubieras podido. El horror orwelliano en la Isla mata inmisericordemente
a los cuerpos ―y ahí están los asesinatos el 22 de julio de 2012 de
Harold Cepero y Oswaldo Payá para trágicamente demostrarlo―, pero la voz
de los cubanos nosotros mismos nos la hemos matado. Suicidio
consuetudinario y olé.
Por eso "Del clarín escuchad el silencio…" es un grito, un alarido, el
chillido quebrantadientes de un lobo estepario en medio de la
Latinoamérica más árida. No hay lectores para semejante rabia radical.
Tampoco los habrá después de su lectura al límite: ni tú, ni tú, ni tú,
ya sé que todos ustedes se harán sensacionalmente los sordos.
Esa es nuestra vil victoria en tanto pueblo en trance terminal: que
nadie oiga nuestra desesperada mudez. Así tendremos las manos libres
para actuar. A las almas, valientes, corred.
Cubansummatum est.

Source: Del clarín escuchad el silencio: el álbum blanco de la
disidencia cubana | La Cuarta Columna -
http://www.lacuartacolumna.com/delclarin-escuchad-elsilencio/

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