Monday, March 7, 2016

Cuba - la doxa frágil y el cambio que viene

Cuba: la doxa frágil y el cambio que viene
Armando Chaguaceda

Toda sociedad que pretenda ser dueña de su destino está obligada a
pensarse a sÍ misma. En Cuba, asediada por cinco siglos de despotismo,
los intelectuales juegan un rol crucial en esa reflexión. Luz y Varela
en la colonia, Roa y Mañach en la república prerrevolucionaria, los
marxistas de Pensamiento Crítico y los demócratas de Tercera Opción bajo
el régimen fidelista son todos dignos ejemplos de esa doxa con
pretensiones de incidencia social.

Hoy cuando el envejecimiento de la élite gobernante y el anuncio de
cambios constitucionales, sumados a las reformas promercado y el
renovado accionar disidente, plantean la posibilidad de pensar nuevas
Cubas, hay que pensar en los contenidos de la agenda. Desde el partido,
los tímidos llamados al debate de años atrás languidecen de cara al
congreso venidero. Las organizaciones oficiales que reúnen a
intelectuales reproducen un lenguaje desfasado (y a ratos cínico) de las
demandas de la gente, incluidas las de sus agremiados. Y los comunistas
honestos, que intentan su "Revolución", chocan con la consigna "sin
pausa pero sin prisa"; mantra de los tiempos oficiales.

En el espectro opositor, pese a la valentía derrochada entre marchas y
paliza, el pensamiento renovador no goza necesariamente de envidiable
salud. Si bien proyectos como Otro18 y Convivencia anticipan propuestas
para resolver los múltiples problemas de la nación, la fragmentación de
agendas y esfuerzos —unidos al efecto de la sobreexposición mediática y
las excesivas salidas al exterior de muchos líderes— conspiran, junto a
la represión, contra una mayor articulación y protagonismo del
pensamiento opositor. Sin embargo, ante la anemia del ideario oficial y
la avidez de soluciones del cubano de a pie, existe potencial para este
sector de la intelectualidad cubana.

Llama la atención otro debate, anclado en centros y ONG diversas, que
crece en la Cuba post (Fidel) Castro. Temas otrora tabú del orden
insular —racismo y pobreza, reformas a la Constitución y acceso a la
web— se discuten hoy en foros y blogs recelados, pero permitidos, por el
poder. Semejante masa crítica, sin embargo, padece de limitaciones que,
a la vez, permiten su sobrevivencia y frenan su desarrollo. Se habla de
derechos humanos pero no se cuestiona la crisis del país en ese rubro;
se critica el modelo soviético de poder popular pero se evade la
necesidad de pluralismo político; se enjuicia el monopolio del Partido
Comunista pero se aísla y veta, sin distingos, a toda la oposición
realmente existente, endilgándole calificativos espurios como "violenta"
o "revanchista". Con semejantes lastres, epistémicos y cívicos, y bajo
las condiciones actuales la intelectualidad comprometida con esta agenda
de cambio con orden impulsará poco lo primero y reforzará, con su
complacencia, la versión autoritaria de lo segundo.

En 2018 Cuba afrontará un cambio de liderazgo estatal. Este cambio puede
ser simplemente un relevo entre generaciones con un mismo apellido o la
aprobación de una marioneta dócil al clan Castro. Pero si logra
imponerse, aun con limitaciones, la idea de que los cubanos necesitamos
refundar los cimientos de un Estado de Derecho —y no simplemente remozar
los derechos del Estado— habremos ganado (casi) todos. Para que en la
Cuba futura las elecciones posibles no se reduzcan al éxodo, la sumisión
o el apartheid civil.

Source: Cuba: la doxa frágil y el cambio que viene :: Armando Chaguaceda
:: La Razón :: 7 de marzo de 2016 -
http://www.razon.com.mx/spip.php?page=columnista&id_article=299272

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