Wednesday, March 23, 2016

Allá los que esperan milagros!

¡Allá los que esperan milagros!
Obama ya no está, en la tarde de ayer dejó la isla. La vida de los
cubanos sigue su curso
miércoles, marzo 23, 2016 | Luis Cino Álvarez

LA HABANA, Cuba.- Para serles franco, el viaje del presidente Obama a
Cuba no superó mis expectativas, porque, a diferencia de la mayoría de
mis compatriotas, no las tenía. Hubo lo que esperaba, todo muy cortés y
moderado, y cargado de simbolismo, para a fin de cuentas, arribar a la
conclusión de que a pesar de las intenciones de limar las asperezas,
persisten las profundas diferencias entre los dos gobiernos,
especialmente en cuanto a democracia y derechos humanos.

Ni siquiera me asombró el discurso de Obama en el Gran Teatro de La
Habana "Alicia Alonso", la mañana del 22 de marzo. Obama fue meridiano.
Tenía que ser así. No podía ser menos.

Y tampoco fue menos la reacción que provocó dicho discurso en lo que la
Cuba oficial considera "la sociedad civil", o sea, las organizaciones de
masas oficialistas, que constituyeron el auditorio del presidente
norteamericano. Horas después de la partida de Obama, todavía los
servicios informativos de la TV cubana mostraban a miembros de esa
sociedad civil —algunos bien curiosos, por cierto, como los líderes del
Consejo Espiritista y de la Sociedad Abakuá— quejándose de las
incongruencias de Obama, llamando a estar alertas y reafirmando su
lealtad a la revolución.

Ahora, todo seguirá su curso. Y a Obama se le está agotando, ya lo
advirtió, la panoplia de medidas que puede tomar para ir vaciando el
embargo de sustancia sin recibir del gobierno cubano alguna concesión a
cambio, en los diez meses que le quedan en la Casa Blanca.

Fueron más las expectativas que los resultados. ¡Allá los que esperaban
milagros!

No obstante, no se puede negar que Obama se ha portado con mucha
inteligencia, naturalidad y elegancia, y que se ha ganado la simpatía de
la mayoría de los cubanos de a pie. Muchos comentan el agudo contraste
con su contraparte, el general Raúl Castro. Y no se trata precisamente
de la edad o el color de la piel, ni siquiera del carisma, que es un don
que no todos tienen la dicha de poseer.

Ese contraste se puso particularmente de manifiesto en la comparecencia
ante la prensa que hicieron codo a codo los dos gobernantes luego de
terminadas las dos horas de conversaciones oficiales, en la tarde del
día 21.

El general-presidente, con sus exigencias y su renuencia a hacer
concesiones, habrá complacido, si acaso, a los retranqueros del
inmovilismo que escatiman cada movida de fichas y que no se cansan de
agitar su nacionalismo decimonónico y enfermizo de aldeanos
acomplejados, pero difícilmente agradó a las personas sensatas.

El desempeño del mandatario cubano ante los periodistas, cuando
malamente escuchó hablar de presos políticos y de violaciones de los
derechos humanos, dio grima. Será la falta de costumbre, pero si se
hubiera propuesto lucir mal, no lo hubiese hecho con tanto acierto.

Viendo el lado positivo del asunto, al menos ya sabemos, lo explicó Raúl
Castro a una majadera periodista norteamericana a la que no dejó hacer
su pregunta, que de los derechos humanos —que por suerte no repitió,
como hace unos meses en la Asamblea General de la ONU, que son una
utopía— en Cuba la mayoría se cumplen más o menos y solo se violan
veintitantos. Lo cual no está tan mal, si se compara con Corea del Norte
o Arabia Saudita. ¡Y todavía hay quien se queja!

luicino2012@gmail.com

Source: ¡Allá los que esperan milagros! | Cubanet -
https://www.cubanet.org/opiniones/alla-los-que-esperan-milagros/

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