Friday, February 19, 2016

Quien controla el presente controla el pasado

Quien controla el presente controla el pasado
YANIA SUÁREZ | La Habana | 19 Feb 2016 - 10:45 am.

Cuando pensamos que ya nada podía sorprendernos, la realidad nos regala
esta paradoja: la novela del proscrito, del furtivo, del ofensor George
Orwell intitulada 1984, ha sido presentada por la editorial Arte y
Literatura en la Feria Internacional del Libro de La Habana.

Para quienes han estado en coma en los últimos 20 años, informaremos que
sí, que todo sigue más o menos igual por aquí: sigue la regencia del
partido único comunista y la policía secreta del Cubsoc (que en nueva
lengua quiere decir "Socialismo cubano"). No significa, el levantamiento
de la censura contra esta obra, el fin de nada.

Durante décadas (nuestros pacientes recordarán) este libro ha circulado
en Cuba de mano en mano, como una revelación valiosa "difícil de
obtener y peligrosa de tener" —copio las palabras de escritor polaco
Czeslaw Milosz.

Propongo que no hubo mejor momento para leerla por primera vez que el
"periodo especial" de los 90. En aquel entonces, no solo podíamos
identificarnos con los universales símbolos que acuñó George Orwell,
como la Policía del Pensamiento, el Ministerio de la Verdad, el Gran
Hermano (todo el mundo sabía quién era el Gran Hermano), o bien con la
descripción de los mecanismos de un Estado totalitario que busca
perpetuar un cónclave en el poder, sino que, al igual que los personajes
del relato, nos encontrábamos comiendo el Pan de la Victoria, tomando el
Café de la Victoria, con triunfantes cortes de electricidad, caminando
por una ciudad que parecía destruida por una guerra que nunca ocurrió
—como observa Antonio José Ponte—. Sin mucho esfuerzo, el ambiente
nuestro se leía en esa obra. Pero sobre todas las cosas, sentíamos que
estábamos en posesión de "El Libro", de ese ejemplar oculto y subversivo
que se busca a través de la novela como un compañero y un remedio.

¿Qué ha cambiado, entonces? ¿Qué significa ahora la admisión de "El
Libro" en los catálogos oficiales del Cubasoc? El único diario que aquí
se imprime (¿hará falta decirlo?), órgano oficial del Partido Comunista,
opina en su edición del pasado miércoles que "El Libro" es, en realidad,
una crítica a ciertos totalitarismos circundantes que el mundo actual
contempla espantado.

Totalitarismos, en puridad, hubo dos: el nazi y el comunista, según la
definición de Hannah Arendt y George Orwell. Todavía sobrevive el
segundo —si seguimos seriamente el concepto— en la República Democrática
Popular de Corea. ¿Esto es lo que espanta al mundo actual, según nuestro
diario comunista? ¿Será posible que estén proponiendo "El Libro" como
una crítica a las democracias de Occidente? Me temo que sí es posible,
como veremos más adelante. Para el autor de la novela, en cambio, y para
los lectores de varias generaciones, no hubo dudas que el blanco de
ataque no era otro que el totalitarismo estalinista, al cual la
revolución cubana tanto debe.

Pero la elección del momento actual para publicar por primera vez en
Cuba 1984 no debe tener como único propósito nutrir con un buen ejemplo
la impudicia. Cuba vive hoy —el Gobierno de Cuba proyecta hoy— un ligero
alivio en el control y la vigilancia con el fin de atraer la inversión
extranjera.

El gesto de divulgar hoy a George Orwell aspira a crear esa distancia:
pretender que nada nos relaciona con la opresión que describe.
Declararlo inofensivo (atribuyendo la ofensa al contrario, al parecer).
Mientras tanto, los mecanismos legales (e ilegales) que posibilitan la
opresión siguen vigentes. De hecho, en buena lid, deberían declarar la
edición inconstitucional, por atentar contra los principios del
socialismo —acto que prohíbe nuestra furibunda Carta Magna—. Pero no
estamos de humor. No es el momento.

De cualquier manera, el procedimiento para crear un Orwell cualquiera
está descrito en las páginas del libro y se llama "doblepensamiento".
Trátase este de una operación de engaño voluntario que el Partido
Socialista exige a los ciudadanos para que la ficción de la Historia
sea coherente. El sujeto debe estar dispuesto a "olvidar lo que era
necesario olvidar", a "saber y no saber", "sostener al mismo tiempo dos
opiniones que se cancelan, saberlas contradictorias, y creer en ambas".
Por ejemplo: "creer que la democracia es imposible y que el Partido es
el guardián de la democracia". Este es el esfuerzo que se nos pide ahora.

Del lado positivo, ya no habrá motivos para no incluir a Orwell en los
programas de Humanidades. Esperamos con impaciencia la aparición
consecuente de esa otra novela suya, Rebelión en la granja.

Source: Quien controla el presente controla el pasado | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cultura/1455832961_20318.html

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