Thursday, January 7, 2016

Que no muera la esperanza cubana

OSCAR PEÑA: Que no muera la esperanza cubana

Siempre la política oficial cubana fue poner cercas a los espacios e
iniciativas ciudadanas
Todos los pretextos para pisar el freno en Cuba han sido y son falsos
Lo que se observa es una falta de determinación para mejorar el
bienestar del pueblo cubano
OSCAR PEÑA

En el año que se acaba de ir se abrieron las cajas cubanas donde estaba
encerrada la esperanza. El 2015 marcó el inicio en todo el país del
pensar que sus anhelos, deseos de cambios, evoluciones, retos y sueños
acumulados por vida se realizaran. Sería un crimen horrible contra la
nación cubana dejar que esos nuevos cristales de expectativas de nuestro
pueblo se opaquen o rompan por continuar los empecinamientos de la
dirección del país.

Siempre la política oficial cubana fue poner cercas a los espacios e
iniciativas ciudadanas con el forzado pretexto que éramos un país
asediado y amenazados por Estados Unidos, cuando lo cierto es que la
política de otro país no era (ni es) excusa para negar y frenar
nacionalmente –contra la voluntad popular– aperturas económicas,
políticas y sociales.

Desde hace un año el pueblo cubano ha recibido con la acción del
Presidente de Estados Unidos el mayor aporte de luz a la problemática
cubana al aclarar que Cuba no tiene –ni de mentira, ni de verdad– ningún
enemigo. Si existe, solo lo serían sus propias autoridades. Su visita a
Cuba será la conclusión y resumen de esa realidad.

Estados Unidos está en los pasos contemplados en las leyes para
normalizar su decisión. No es un país que se dirige como una finca
privada y se requiere el consenso y aprobación de todas las partes, pero
está en las mentes de la inmensa mayoría del pueblo norteamericano, sus
congresistas y senadores erradicar lo inefectivo y tratar de hacer
sólidos puentes entre los dos pueblos vecinos. Las sanciones económicas
fueron justificadas por las apropiaciones y la ley de ajuste cubano por
solidaridad con los primeros cubanos que estaban en Estados Unidos sin
residencia en la década de los 60 y el gobierno cubano no les permitía
regresar a legalizar sus trámites, pero –es deshonesto no admitir– que
hace un tiempo ellas son legislaciones anormales y dañinas para ambos
pueblos.

¿Qué puede esgrimir hoy la dirección del país? Ya no existen
justificaciones, ni escaramuzas potables para la parte oficial cubana.
Nadie está poniéndole condicionamientos. Son ellos los que los ponen
para todo como si no quisieran Cuba arranque motores. Solo les falta
expresar que hasta que no cambie el color azul del cielo el gobierno
cubano no levantará los bloqueos domésticos.

Todos los pretextos para pisar el freno han sido y son falsos. Incluso
nunca se ha negado el adecuado sistema de salud y educación para todos
que tiene el país y amenazan al pueblo transmitiéndole desaparecerían
con una apertura nacional. Algo completamente falso. Todos coinciden en
que esos dos logros hay que mejorarlos y blindarlos para siempre en
Cuba. ¿Se puede decir lo mismo del resto de los renglones del país? No.
Las autoridades de Cuba no han dado batallas de ideas, sino de fuerzas.

Es una broma que el gobierno cubano siga llamando la atención a Estados
Unidos expresándole que cambie viejas políticas, cuando la suya todavía
es tan penosa como prohibirle a un hogar cubano inflar y poner muñecos
alegóricos a los días navideños como sucedió recientemente en uno de los
barrios habaneros.

Personalidades del gobierno cubano y de Miami involucrados seriamente en
los problemas del país me han expresado que el freno de las reformas en
Cuba es culpa del burocratismo oficial en todas las dependencias,
provincias y estructuras del país, que no les conviene hacer cambios y
obstaculizan lo que quiere hacer Raúl Castro. Sin embargo, los últimos
discursos del gobierno cubano están desmintiendo esa tesis y lo que se
observa es falta de determinación para mejorar el bienestar del pueblo
cubano. ¿Por qué esperar por el comportamiento del congreso de otro país
para comenzar a hacer en Cuba lo que se requiere? Ser soberano es no
depender, ni esperar por otros para hacer.

No hablo de crear precipitaciones, brusquedades, anarquías, ni graves
crisis sociales perjudiciales para el país. Aun con el socialismo no
democrático Cuba no estaría tan deteriorada y con asientos vacíos de sus
nacionales si no fuera por el abultado expediente de arbitrariedades y
torpezas nacionales. Han sido muchos los caprichos y dependencias. El
gobierno cubano no tiene defensa para el retroceso de nuestro país y
sería honorable se admitiera la aberración y se avanzara. Cuba puede
llegar a ser de los países del primer mundo y lograr –como era antes–
que sus hijos no emigren.

El juego no es Cuba contra Estados Unidos, es Cuba con Cuba. La pelota,
por mucho que el gobierno cubano trate de ocultarla, está en su terreno
para que la dirección del país anote sus goles y permita que el pueblo
cubano de adentro y de afuera también juegue.

Es un crimen dejar morir la esperanza en Cuba.

Source: OSCAR PEÑA: Que no muera la esperanza cubana | El Nuevo Herald -
http://www.elnuevoherald.com/opinion-es/opin-col-blogs/opinion-sobre-cuba/article53303795.html

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