Friday, January 15, 2016

Callados y de acuerdo

Callados y de acuerdo
enero 13, 2016 2:58 pm·

Lawton, La Habana, Juan González, (PD) La Habana es algo más que sus
pilas de basuras y casas en ruinas. Mucho más que gente degradada y
derrotada. Es el monolito totalitario que habla desde cada uno de sus
desesperanzados y míseros habitantes.

La imagen que trasciende de cada cubano en calles y esquinas es una de
degradación y derrota. Son personas que optaron por aparentar que están
calladas y de acuerdo. Degradados y derrotados, la mayoría sueña con
emigrar. El miedo les fue sembrado en el alma. Lo peor es que este miedo
lo llevarán consigo siempre. Ya sea que residan en Cuba, Miami, Madrid o
cualquier otro sitio.

Algunos entre estos y aun desde una segura residencia en USA, temen
pronunciarse contra el régimen militar del que huyeron. Entonces,
afirman ser emigrantes económicos. Lo hacen para no perder los
beneficios de su residencia en USA y para disponer de posibilidades de
viajar a Cuba y pasar aquí alguna que otra temporada en disfrute
precario del nuevo estatus adquirido.

Luego de degradar y derrotar desde su interior a todo un pueblo, la
ingeniería social totalitaria dispone de un terreno firme sobre el que
apoyarse.

Compartiré una vivencia reciente. El pasado 06-01-2016, hubo un
impresionante aunque inútil operativo represivo en mi vecindad
compartida, con la sede del Movimiento Damas de Blanco en Lawton donde
resido. No parecía y en realidad no era yo el objeto de los represores.
Salí en la mañana a realizar una diligencia personal y atravesé el
tinglado represivo organizado por la policía Seguridad del Estado sin
consecuencia alguna.

Al regreso, en horas de la tarde, sobre las 4-5PM, el operativo seguía
su curso y cuando lo atravesé para entrar a mi casa un joven integrante
del mismo vestido de civil, me interpela y me pide identificación,
(Carné de Identidad, CI) le pedí que se identificara y le dejé saber que
sin una identificación en regla como prescribe la Ley, para mí era menos
que nada y no le daría identificación alguna. En ese momento uno de los
uniformados que estaba junto al patrullero policial 621 se adelantó y
con la corrección que demanda la Ley, me pidió la identificación que le
mostré, para seguir sin más incidencias hasta mi casa.

Días después andaba por la ciudad vieja, en específico el municipio
Habana Vieja. Así, me moví entre los ya conocidos escombros, las pilas
de basura etc., y tomé la ruta turística en que derivó la antigua calle
Obispo. Entré por mera y simple curiosidad en una feria de venta de
productos artesanales. Estas ferias, sus tarimas y su oferta se deben a
la gestión de cuentapropistas. En ocasiones los artesanos hacedores de
la belleza en oferta están al frente de sus tarimas. Así, realizan de
forma directa la venta de sus producciones. En otros, buscan a alguien
que se encargue de la comercialización y venta y se dedican
exclusivamente a crear productos de una calidad y estéticas insuperable.

Recorrer una de estas ferias es abrirse una ventana de escape hacia la
belleza. Es salir del gris mediocre de una existencia consagrada al
silencio y el asentimiento. Pocos se niegan a este efímero escape.
Recorrí la feria y entonces lo encontré. Estaba al frente de una tarima
llenas de cadenas, crucifijos y un sinnúmero de hermosas piezas de
artesanía. Lo descubrí y fingí que no le reconocía. Él tan siquiera pudo
fingir. No he visto en toda mi vida una expresión de miedo, derrota y
degradación, como la que reflejaba el rostro de este joven vendedor. Era
el mismo parapolicial que me pidió identificación el Día de Reyes en el
operativo contra la sede del Movimiento Damas de Blanco.

Temía que le hubiera reconocido y decidí darle una lección.
–Hola- dije. -¿Cuánto por los colmillos de tiburón? Sin abandonar la
huidiza expresión que era una mezcla en proporción indefinida de
vergüenza, estupor y miedo, respondió:
-Tres CUC
-¿Y aquello?-dije- mientras señalaba otra gangarria. Estuve varios
minutos en este ejercicio de sadismo hasta que decidí, que ya era
suficiente.
-Bueno –dije- Espero que la próxima vez que nos encontremos sea aquí y
no en ningún otro sitio. ¡Feliz Año y hasta la vista!

Me alejé y creo que nunca olvidaré la expresión de aquel
"revolucionario" tan entusiasta y dispuesto. Se apagó y asumió la
expresión bovina compartida por tantos entre los decididos a emigrar y
mientras, a permanecer callados y de acuerdo.
j.gonzalez.febles@gmail.com; Juan González Febles

Source: Callados y de acuerdo | Primavera Digital -
http://primaveradigital.net/callados-y-de-acuerdo/

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