Sunday, November 8, 2015

La travesía del desierto

La travesía del desierto
MANUEL PEREIRA, México DF | Noviembre 08, 2015

Desde la segunda mitad del siglo XX los cubanos somos los judíos del
Caribe y el Malecón es nuestro Muro de las Lamenta­ciones. Entre otros
temas, el asunto migratorio figura en el encuentro entre Raúl Castro y
Peña Nieto en Mérida, Yucatán. Dos países unidos por lazos históricos:
aquí vivió y murió el poeta José María Heredia, aquí se casó José Martí,
por aquí pasaron los políticos Mella, Fidel Castro, Che Guevara. En 1951
Pérez Prado lanzó aquí el "Ruidoso Rico Mambo", luego vinieron Benny
Moré, Celia Cruz, "La Sonora Matancera", las "Mulatas de Fuego" y, en
los años sesenta, triunfó en radio y televisión "La Tremenda Corte" con
Trespatines, Nanina y el gallego Rudesindo. Todos estos ciclones
jocosos, musicales y voluptuosos ligaron para siempre a México con Cuba.

Pero el éxodo cubano es una tragedia de dimensiones bíblicas. Si la
travesía del desierto de los israelitas se prolongó durante 40 años, la
del pueblo cubano dura ya medio siglo, contando desde la primera salida
masiva por el puerto de Camarioca (1965), seguida por la estampida del
puerto de Mariel (1980) que se reiteró durante la "Crisis de los
balseros" (1994).

En 1995, cuando los guardacostas norteamericanos empezaron a devolver a
los balseros cubanos interceptados en el Estrecho de Florida, los
cimarrones insulares buscaron otras rutas hacia el sur. Empezaron a
salir desde Camagüey, por Santa Cruz del Sur, rumbo a las Islas Caimán y
Honduras. Incluso entre 2002 y 2004 muchos cubanos viajaron como
turistas a Rusia, algunos pedían asilo político en la escala de Barajas
y los que llegaban a Moscú la pasaban peor. Unos conseguían documentos
para viajar a México a precios astronómicos, otros fueron a parar tan
lejos que salieron con libre visado hacia Sao Tomé y Príncipe, en África
Occidental.

México como puente hacia Estados Unidos se convirtió en la meta más
codiciada. El rastro de "sangre, sudor y lágrimas" más persistente
discurre hasta Guatemala dibujando una geografía del dolor que es la
prueba palmaria del fracaso de la utopía cubana, pues, como decía
Voltaire: "Se ha pretendido en varios países que no le estaba permitido
a un ciudadano salir de la nación en que el azar le había hecho nacer;
visiblemente el sentido de esa ley es: este país es tan malo y está tan
mal gobernado que prohibimos a cada individuo que salga, por miedo a que
se vayan todos".

Esos fugitivos huyendo de la escasez crónica, de la represión, de la
falta de derechos humanos individuales y de un futuro desolador, pronto
se aglomeraron en Ecuador gracias a las estrechas relaciones ideológicas
entre ese país y la isla. El Gobierno cubano, como en otras ocasiones,
necesitaba una espita para liberar vapor de la caldera y, también, una
futura fuente de ingresos en dólares vía remesas familiares. Quito
devino el lugar ideal para llegar a México en la larga peregrinación
cubana. De allí salen en grupos hacia Colombia, luego Panamá, Costa
Rica, Nicaragua, Honduras, Guatemala y México. El flujo de cubanos que
llegan desde Ecuador a Tapachula, estación migratoria en Chiapas, oscila
entre 40 y 50 por día. Buscan un salvoconducto para atravesar México
como puente hacia la Tierra Prometida.

La diáspora cubana es la más vasta de la historia universal después de
la judía en tiempos del cautiverio en Babilonia. Esta dispersión de
cubanos errantes ha aumentado y se ha acelerado después del "deshielo"
entre Cuba y EEUU, incrementándose más aún con el rumor de la inminente
derogación de la Ley de Ajuste Cubano. De más está decir que estos
peregrinos tropicales se enfrentan a huracanes, tiburones, insolación,
selvas inextricables, ríos tumultuosos, tráfico de personas, policías y
guerrilleros extorsionistas o ladrones…

Este éxodo cubano evoca las más arriesgadas ficciones viajeras: La
Odisea , de Homero, el mito de Jasón y los argonautas, La Eneida , de
Virgilio; Jonás y la Ballena, Los Lusiadas , de Camôes, Simbad el Marino
; Robinson Crusoe , de Defoe, Los Viajes de Gulliver , de Jonathan
Swift, Las aventuras de Arthur Gordon Pym , de Poe; Moby- Dick , de
Melville, La esfinge de los hielos, de Julio Verne, La Isla del Tesoro ,
de Stevenson, El corazón de las tinieblas , de Joseph Conrad y otras
obras que no caben aquí.

La realidad cubana supera cualquiera de estas narraciones por muy
fantasiosos y exagerados que hayan sido sus autores. En la película
Memorias del Subdesarrollo, de Tomás Gutiérrez Alea, el protagonista
parafrasea al Che Guevara cuando dice: "Esta gran humanidad ha dicho
basta y ha echado a andar… y no se detendrá hasta llegar a Miami".

Source: La travesía del desierto -
http://www.14ymedio.com/opinion/travesia-desierto_0_1885011490.html

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