Wednesday, November 18, 2015

La espía de hielo y sus cálidos defensores

La espía de hielo y sus cálidos defensores
Ana Belén Montes traicionó también a quienes decía proteger
miércoles, noviembre 18, 2015 | Ernesto Santana Zaldívar

LA HABANA, Cuba – Aunque el gobierno cubano no mostraba una preocupación
notable por ella mientras desplegaba una larga e intensa maniobra por la
liberación de sus cinco agentes de la red Avispa –hoy ya devueltos a
Cuba–, ahora parece que emprende, finalmente y desde la sombra, una
campaña para que Washington excarcele a la espía Ana Belén Montes.

Creado en julio de este año, el comité para su liberación ha expresado
que, "si está llegando el tiempo de pasar página entre Cuba y EEUU, hay
que pasarla del todo, y eso incluye a Ana Belén Montes", y pregunta por
qué no indultar a quien ayudó con sus informes "a evitar una indeseable
confrontación bélica donde hubieran caído muchísimos cubanos y también
habrían muerto muchos jóvenes estadounidenses".

Esta mujer, que aparece en algunas fotografías con expresión dura,
cabello corto y mirada de resuelta frialdad, casi desafiante, operó
impunemente durante 16 años, llegó a ser la principal analista de
inteligencia del gobierno norteamericano sobre Cuba y, a la vez, mantuvo
muy bien informado a Fidel Castro, revelándole secretos de su país e
influyendo en lo que sus autoridades creían saber sobre este régimen.

Hija de puertorriqueños, Montes nació en 1957 en una base norteamericana
de Alemania Occidental, a donde había sido designado su padre, oficial
del Ejército de EEUU. Aunque a veces trabajó para costear sus estudios,
se graduó con brillantez en la Universidad de Virginia como especialista
en relaciones internacionales, específicamente en temas latinoamericanos.

Se tituló también en el Instituto de Estudios Europeos en Madrid, pasó
un curso sobre la política de Puerto Rico y posteriormente obtuvo una
maestría en la prestigiosa Escuela de Estudios Internacionales Avanzados
de la Universidad John Hopkins.

Sin bien hasta entonces no se había interesado en Cuba, terminaría
convirtiéndose en la analista superior sobre temas cubanos en la Agencia
de Inteligencia de la Defensa y en valiosísima espía del gobierno
cubano, con acceso a los mayores secretos de su país y superando en
varias ocasiones la prueba del detector de mentiras, hasta ser arrestada
en septiembre de 2001. Acusada de "conspiración para cometer espionaje",
se declaró culpable y, en octubre de 2002, fue sentenciada a 25 años de
prisión.

Ya a los pocos meses después de su arresto, el entonces canciller Felipe
Pérez Roque expresó que sentía "un profundo respeto y admiración" por
ella y argumentó que, cuando "cesen las agresiones y ataques terroristas
contra Cuba y se nos permita vivir en paz, no será necesario para
hombres y mujeres de la estatura moral de Ana Belén Montes sacrificar
sus vidas, sus familias y su interés personal, para defender la
tranquilidad y el derecho a vivir de nuestro pueblo".

Por su parte, durante el juicio, la espía justificó sus actos declarando
que decidió obedecer a su conciencia "más que a la ley" porque la
política de su gobierno hacia Cuba era "cruel e injusta, no como
vecinos", y que se había sentido "moralmente obligada a ayudar a la Isla
a defenderse de nuestros esfuerzos para imponer nuestros valores y
sistema político. Hice lo que creí correcto para detener una gran
injusticia".

El desacuerdo suyo hacia la política y la estrategia del gobierno
norteamericano hacia Cuba era bien conocido en el medio en que
trabajaba, pero en las investigaciones que se le realizaron declaró que
esa política "había sido inefectiva e incluso contraproducente en su
esfuerzo por llevar la democracia al pueblo cubano".

Además, esgrimió astutamente el derecho que tenía "como ciudadana
norteamericana a discrepar con la política de su gobierno", como otros
hacían en distintas esferas de la vida del país, pero quiso dejar bien
claro que ese desacuerdo suyo no excluía que siguiera siendo "una
norteamericana leal que nunca había hecho nada para dañar a EE.UU."
Mentía, como se sabe.

"Cubanos, los he amado, estad alertas"

Hay un neoyorquino cuarentón llamado David Rovics que hace una especie
de "canción protesta" contra todo lo que huela a gobierno o política de
EE.UU., y se ha solidarizado con la espía hasta el punto de componer una
canción en honor a ella que se llama Song for Ana Belén Montes.

En ella le dice que "serviste al bien común, trabajando sola, día y
noche, haciendo solo lo que debías hacer". Llega a afirmar: "De todas
las grandes personas que conozco, a pocas llamaría más grande que a una
mujer que obedeció una ley más alta y a la que el juez llamó
'traidora'". Entonces viene la parte de postal turística: "Pero aquí,
bajo el sol cubano, me gustaría agradecerte por todo lo que has hecho".
La palabra clave es "aquí".

Este homenaje es candoroso en comparación con el que se le hace en el
blog cubano oficialista "La mala palabra", que edita Félix Edmundo Díaz,
donde abundan la bravuconería, las ofensas, las más torpes groserías y
lugares comunes asombrosos, y se llega a decir: "¡Si USA dice que viene
en son de paz, tratémoslos con respeto de vecinos y preparémonos para la
guerra!"

En ese blog, el colaborador Conte Nieves dice aprovechar la coyuntura
del establecimiento de las relaciones entre Cuba y Estados Unidos para
tomarse la licencia de "imaginariamente darle la oportunidad a Ana Belén
Montes de expresar sus pensamientos y sentimientos", asegurando que en
su aislamiento debe ser imposible que "pueda ser entrevistada e incluso
quizás ni sepa todo lo que está ocurriendo entre ambos países".

Conte Nieves se atreve a poner en boca de la súper espía tonterías como
la de ser "mujer acostumbraba a preocuparme por mi presencia. No se
puede perder el sentido de resultar atractiva, es un don que la
naturaleza nos ha permitido ejercer y nunca quise desaprovecharlo". Peor
aun, llega a escribir que la Montes dice que "parafraseando a Julius
Fucick (sic) en su 'Reportaje al pie de la horca', les digo: 'Cubanos,
los he amado, estad alertas'".

Y entonces, en la alucinación-entrevista, la severa Mata Hari deja bien
claro que para ella "es importante que la Isla esté alerta y atenta al
desarrollo de los acontecimientos", porque Estados Unidos pretende darle
"el abrazo de la muerte", y aconseja que "ustedes no se dejen envolver
por el 'cisne negro' que es el gobierno de Estados Unidos".

Por supuesto, advierte que "ahora a ustedes se les abre una nueva
guerra. No verlo así sería un grave error". Pero, para ella, el más
grave error de todos sería que los cubanos despertaran del sueño por el
que tanto luchó ella, pues, en fin, "lo necesario es que haya Revolución
Cubana siempre". El ardiente Nieves la despide: "Cuídate y no dejes de
hacer ejercicios y de mantener tu formidable estado mental".

¿Verdadera creyente, en qué?

Scott W. Carmichael se define a sí mismo como cazador de "topos" dentro
de la inteligencia norteamericana, y demostró ser uno muy bueno porque
persiguió, investigó durante años y capturó a Ana Belén Montes, una de
las joyas de la corona del espionaje cubano. Y esa fascinante aventura
la relata en el libro "Verdadera creyente".

Con esas palabras describe a la Montes, quien según él "espió por su
convicción de que Fidel Castro era el salvador del pueblo cubano y el
campeón de las masas oprimidas alrededor del mundo, particularmente en
América Latina. Castro fue su ídolo y Ana le sirvió como sus oídos y sus
ojos –y, en cierto sentido, como su voz– dentro de la Comunidad de
Inteligencia norteamericana".

El propio oficial Carmichael se quedó muy impresionado por el hecho de
que ella se haya quedado "tan fría como el hielo" cuando la detuvo: "No
había señal de emoción en su rostro", cuenta en su libro: "Si no fuera
por las esposas que tenía en sus muñecas, parecía estar en una cola para
comprar el ticket en un cine. Fue escalofriante".

El gran cazador de "topos" la consideró entre los últimos "verdaderos
creyentes" de la era comunista, y estaba de acuerdo con el juez que, a
la hora de la condena, expresó: "Si no puedes amar a tu país, entonces
por lo menos no le hagas ningún mal".

Pese a todo, que Ana Belén Montes haya preferido guiarse más por su
conciencia que por la ley no parece una justificación de mucho peso.
Cualquier matón de barrio y todos los tiranos se guían de la misma manera.

En cuanto a ser una "verdadera creyente", está claro que lo fue solo de
Fidel Castro, pues puede que le haya parecido injusto el trato que su
país le daba a Cuba, pero, según su nivel de información, conocía muy
detalladamente cómo el régimen de su ídolo ha tratado durante decenios a
su propio pueblo y resulta, cuando menos, pasmoso, que no le indignara
ese despotismo y que, traicionando a su propio país y a su gobierno,
traicionara también, de paso, a los cubanos a quienes decía querer defender.

La nueva campaña del gobierno cubano, que pudiera llamarse Give Me One,
como mismo se llamó Give Me Five la exitosa ofensiva por liberar a los
cinco famosos espías, probablemente no sea más –dadas las pocas
probabilidades de éxito que tiene– que otra de las triquiñuelas para
enturbiar la nueva etapa de las relaciones Cuba-EE.UU. y, sobre todo,
mantener la sagrada beligerancia, tan cara a los temerosos de la ley,
como dejan muy claro en su blog los agentes de "La mala palabra".

Source: La espía de hielo y sus cálidos defensores | Cubanet -
https://www.cubanet.org/destacados/la-espia-de-hielo-y-sus-calidos-defensores/

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