Friday, October 16, 2015

Podría el régimen de Castro intercambiar prófugos de la justicia con EEUU?

¿Podría el régimen de Castro intercambiar prófugos de la justicia con EEUU?
El nuevo panorama preocupa a los cerca de 70 fugitivos estadounidenses
que se ocultan en Cuba, en algún momento de sus vidas fueron útiles como
propaganda para el régimen de los Castro
MONEDAS DE CAMBIO | 14 de Octubre de 2015
LA HABANA.-IVÁN GARCÍA
Especial

En algún lugar de Cuba reside Joanne Chesimard, una terrorista
estadounidense por la cual el FBI ofrece dos millones de dólares por
información fiable que propicie su captura.

La foto en blanco y negro de Chesimard aparece en las paredes de un
amplio salón de la Embajada de Estados Unidos en La Habana. Es el mismo
lugar donde los cubanos esperan sus visas para emigrar, pero ellos
apenas se percatan del historial delictivo de la prófuga femenina número
uno de la justicia estadounidense.

En La Habana nadie conoce a Chesimard por su nombre. Ni siquiera por el
de Assata Shakur, su nuevo alias desde que desembarcó en Cuba en 1984.
Hace tres años, en una investigación conjunta con otros periodistas
independientes, fuentes confiables aseguraron que Shakur, de 68 años, se
dedica a la compra y venta de obras de arte.

Le dicen La gringa y quienes tratan con ella probablemente desconozcan
que el 2 de mayo de 1973, Chesimard, integrante de Las Panteras Negras y
del Ejército Negro, asesinó al policía Werner Foerster de un disparo en
medio un control rutinario en una autopista rumbo a Nueva York.

En noviembre de 1984 escapó de una penitenciaría federal de alta
seguridad donde cumplía cadena perpetua y reapareció en Cuba, donde el
gobierno de Fidel Castro le concedió refugio político.

Su caso fue señalado reiteradamente en los informes anuales del
Departamento de Estado como una poderosa evidencia para mantener a Cuba
en la lista de países patrocinadores del terrorismo desde 1982 a 2015,
cuando el presidente Barack Obama decidió excluir a la Isla.

Con absoluto respaldo del Gobierno cubano, en 1985 la fugitiva pudo
reunirse con su hija Kakuya. En 1987 escribió el libro Assata: una
autobiografía. Y laboró como redactora de inglés en Radio Habana Cuba.

Acogida por Fidel Castro

Según su propio testimonio, fue acogida en Cuba con el beneplácito
personal de Fidel Castro, quien la describió como una luchadora por la
igualdad racial en Estados Unidos.

"Quererla presentar como una terrorista es una injusticia, una
brutalidad, una mentira infame. Esa señora fue un ejemplo", dijo Castro
en una comparecencia televisiva en 2005, a raíz de que Washington
reanimara los esfuerzos para capturarla.

Chesimard es la más connotada de los prófugos estadounidenses en Cuba,
pero no es la única. Según el FBI, alrededor de 70 fugitivos de la
justicia de Estados Unidos residen en la Isla.

Algunos ya han muerto

Algunos han muerto, como Robert Vesco (Detroit, 1935) financista que
defraudó 224 millones de dólares y luego se guareció en Cuba. Todos los
documentos -si es que existen algunos- duermen en una caja de caudales
del templete estatal.

Se rumora que financió la construcción del Polo Científico al oeste de
La Habana y por un millón de dólares compró una casa en Cayo Largo, un
islote turístico al sur de Cuba.

"Era un tipo que conocía al detalle la corrupción financiera de la
nomenclatura. Por tanto, era un activo peligroso para el gobierno", dice
un ex oficial jubilado de la inteligencia cubana.

El 23 de noviembre de 2007, Vesco murió en una celda del Combinado del
Este, La Habana. Había caído en desgracia con el régimen de Fidel
Castro, que en 1996 lo sentenció a 13 años de prisión por estafa y
actividad económica ilícita, y a 9 años, como cómplice, a su esposa, la
cubana Lidia Alfonso Llauger.

Otros fugitivos

Más suerte ha tenido Charles Hill, quien camina libremente por las
calles estrechas de La Habana antigua. Hill fue acusado por la justicia
norteña de asesinar el 8 de noviembre de 1971 a Robert Rosenbloom,
teniente de la policía de Albuquerque, Nuevo México.

El pasado 4 de mayo, el periodista cubano Carlos Manuel Álvarez
entrevistó a Hill para la BBC de Londres y contaba: "Los ojos de Charles
Hill indican que acaba de despertarse o que hoy ha vuelto a beber. Tomar
ron se ha convertido en un deporte y un alivio para este prófugo de la
justicia estadounidense, refugiado en La Habana desde hace 43 años. Sin
embargo, nunca como ahora ha corrido tanto peligro".

Con el reinicio de las conversaciones entre los gobiernos de Cuba y
Estados Unidos, el 17 de diciembre de 2014, su destino se ha vuelto
bastante incierto.

"Ya estoy sintiendo la presión. A veces la depresión me agarra y me tiro
en la cama a dar vueltas o a leer un libro, pero no puedo dejar que la
depresión me domine", le dijo Hill al reportero. Se puede entender su
miedo y el de otros prófugos de la justicia norteña que viven en la Isla.

El pasado 18 de septiembre, una comisión bilateral de Cuba y Estados
Unidos hablaron por vez primera cara a cara sobre los fugitivos de la
justicia norteamericana y Luis Posada Carriles, anticastrista que el
gobierno de Castro acusó de volar un avión de pasajeros en pleno vuelo
el 6 de octubre de 1976 y que Venezuela, aliado del régimen, desea
extraditar.

Ese día, las dos delegaciones abordaron asuntos sobre los que existen
"diferentes concepciones", dijo la cancillería cubana. Los dos países
discrepan conceptualmente sobre los motivos y circunstancias que
indujeron al delito de los fugitivos.

"Hace unos años, Cuba decidió acoger a un grupo de personas luchadores
por los derechos civiles en los Estados Unidos, a los que nuestro
Gobierno legítimamente les dio asilo político", declaró la funcionaria
Josefina Vidal a la agencia AP en diciembre de 2014.

Al no existir un acuerdo de extradición vigente, al haber expirado los
suscritos en 1904 y 1926, y no estar Cuba dispuesta, por el momento, a
la entrega de Chesimard y otros prófugos, deberán concebirse una
solución técnica y políticamente viable para llegar a un acuerdo.

El FBI busca también a William Morales, exmilitante de un grupo
nacionalista puertorriqueño implicado en atentados con explosivos en
Nueva York que causaron cuatro muertes.

Fuentes estadounidenses sitúan también en la Isla al ex agente de la
CIA, Frank Terpil, quien vendió armas al difunto dictador libio Muamar
el Gadafi y al atracador Víctor Manuel Gerena, que se hizo con un botín
de siete millones de dólares en Connecticut en 1983.

El nuevo panorama preocupa a los cerca de 70 fugitivos estadounidenses
que se ocultan en Cuba. En algún momento de sus vidas fueron útiles como
propaganda para la autocracia verde olivo. Ahora pueden ser monedas de
cambio.

Source: ¿Podría el régimen de Castro intercambiar prófugos de la
justicia con EEUU? :: Diario las Americas :: Cuba -
http://www.diariolasamericas.com/4847_cuba/3397168_profugos-justicia-eeuu-cuba-ivan-garcia.html

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