Monday, October 26, 2015

‘Plattismo’ revolucionario

'Plattismo' revolucionario
MANUEL CUESTA MORÚA, La Habana | Octubre 23, 2015

Durante el XII Foro de la Sociedad Civil cubana contra el bloqueo, que
concluyó el pasado viernes en el teatro habanero del Ministerio de Salud
Pública, se presentó una ponencia singular. Bajo el título "El bloqueo:
metodología para calcular su costo", la máster Nieves Picó, del
Instituto Nacional de Investigaciones Económicas, expuso unas
conclusiones que merecen toda la atención política, no así económica.

Después de escucharla, una pregunta quedaba en el aire. ¿Cuál es la
lógica que sigue el Gobierno cubano cuando exige una indemnización por
los costos de una guerra voluntaria y que, por demás, no ganó?

Existen al menos seis argumentos que ponen en entredicho la propuesta de
la investigadora Picó:

- Político: dos Estados enemigos no negocian. Nada hay en la práctica
internacional ni en la literatura sobre Estados en conflicto que muestre
o demuestre que la relación amigo-enemigo, según el teórico político
alemán Carl Schmitt, suponga el comercio de bienes y servicios entre
ellos. La meta detrás de ese par es la desaparición del otro, no el
negocio civil.

- Económico: la estructura de la economía cubana no es compatible con la
economía estadounidense. Los bienes y servicios que Cuba podía ofrecer
no están en la canasta de demandas del ciudadano norteamericano, y los
que Cuba podía recibir de Estados Unidos, que eran y son todos, no
tenían respuesta en la capacidad adquisitiva de la estructura monetaria
o salarial cubana, a menos que se reprodujera, desde los mismos años
setenta y ochenta del siglo pasado, el tipo de relación económica
centro/periferia que supuestamente justificó la Revolución cubana.

- Estructura de propiedad: una economía tan privatizada como la
norteamericana no encajaba con una economía tan estatizada como la
cubana. ¿Cuál sería el socio estatal de Cuba con un país como Estados
Unidos donde las instituciones no tienen ni remotamente la posibilidad
que tiene el Estado en la economía cubana, excepto en lo que toca a las
relaciones comerciales?

- Creación de riquezas: si el modo económico cubano de producción fue
siempre el de capitalismo de Estado, sí hay una diferencia clave con el
modelo norteamericano: aquí se trata del modelo de economía abierto y
plural por excelencia, en Cuba estamos confrontados, por el contrario,
con el modelo de economía cerrado y centralizado por antonomasia. Esto
nos lleva a una diferencia cada vez más importante: los desniveles
tecnológicos, sobre lo que solo cabe silbar. En este sentido, la única
opción habría sido que Estados Unidos hubiera dado licencia política a
los organismos internacionales para inundar y endeudar a Cuba con
créditos. Pero nos toparíamos con la condición de enemigo una vez más.

- Política económica: los sectores que podrían ser atractivos para
Estados Unidos, el turismo por ejemplo, y los culturales, solo se abren
en Cuba en los años noventa, y a regañadientes. En las décadas de los
setenta y ochenta del siglo pasado el turismo yanqui en Cuba, la única
área potencial de vínculo económico, habría chocado con el concepto más
importante de control político en la época: el diversionismo ideológico.
El turismo estadounidense es American way of life, inconcebible para la
época.

- Ideológico: la contaminación inevitable con Estados Unidos solo es
asimilable en Cuba frente al cansancio y a la edad provecta de la
Revolución, y por fracaso cultural del "seremos como el Che". ¿Dónde
queda, por otra parte, aquello del modelo supuestamente superior e
incompatible con el capitalismo?

Realmente, la única posibilidad de relación económica con Estados
Unidos, en condiciones de paz política, habría sido a través de la
facilitación del crédito, y entonces tendríamos un problema no solo con
el Club de París, sino también con el Consenso de Washington y los
fondos buitres. La ineficiencia de la economía cubana no la compensa el
dinero.

No se ve bajo ningún análisis la posibilidad de que la Revolución cubana
hubiera existido en una relación económica normal con Estados Unidos.
Revolución cubana es revolución permanente. Revolución permanente es
guerra, aunque fuera fría, con Estados Unidos.

Pero la insistencia del Gobierno en la indemnización por una guerra
voluntaria con Estados Unidos, más allá de la necesidad política de
equilibrar las cuentas por las nacionalizaciones no indemnizadas, es una
revelación del subconsciente del poder: si el modelo de comando de la
economía era posible sobre la mentalidad de guerra, el modelo de
economía civil en Cuba, la única que culmina en economía política, es
solo sostenible en relación con la economía norteamericana. Plattismo
revolucionario del mejor.

Source: 'Plattismo' revolucionario -
http://www.14ymedio.com/opinion/Plattismo-revolucionario_0_1874812507.html

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