El momento de la buena voluntad

El momento de la buena voluntad
septiembre 30, 2015 6:20 am·

Marianao, La Habana, Rogelio Fabio Hurtado, (PD) Tanto el Gobierno como
la Iglesia parecen haber quedado satisfechos con la reciente visita del
Santo Padre Francisco a Cuba. De acuerdo con eso, se impone que ambas
instituciones tomen la iniciativa y declaren una amplia campaña de
rehabilitación social, para borrar de los archivos burocráticos los
antecedentes políticos de los ciudadanos que sin haber merecido juicio
ni constituir delitos de ninguna clase, han permanecido imborrables,
como un lastre perpetuo, privando a esos ciudadanos de oportunidades y
derechos elementales.

Me refiero a cosas tales como "haber presentado para salida permanente
del país" o "haberse negado a cumplir misión internacionalista" o, más
atrás en el tiempo, haber ejercido el derecho al voto en las elecciones
de 1958, por solo mencionar unas pocas de las muchísimas decisiones
políticamente incorrectas que hemos tomado los ciudadanos, frente a la
invariable y permanente Razón de Estado.

No se trata de que estas limpiezas vayan a devolverle a sus beneficiados
los años perdidos, pero sentarían un precedente de humildad y de
justicia que sería de suma importancia para las nuevas generaciones,
quienes podrían vivir libres de esos sambenitos y frustraciones.

Si tanto el Gobierno como los eclesiásticos cubanos han escuchado y
aplaudido a Su Santidad cuando nos ha llamado a vivir una revolución de
la ternura y del servicio al prójimo, saliendo de las respectivas
trincheras ideológicas, me parece muy consecuente, además, que se
convoquen Comisiones de Rehabilitación, donde podrían participar todos
los ciudadanos interesados para exponer y escuchar libremente los
criterios propios y ajenos, sin privilegios ideológicos de ningún tipo.

Sería un espacio de nuevo tipo, donde los cubanos aprenderíamos a vivir
tolerando y, sobre todo, reconociendo la realidad plena del prójimo.

La experiencia acumulada por las parroquias dándoles acogida a los
Grupos de Alcohólicos y Neuróticos Anónimos, con sus reglamentos
específicos, podrían ser muy útiles.

El Gobierno daría una prueba indudable de buena voluntad. Los países
amigos, ahora, de hecho, todos, podrían acercarse a brindar sus buenos
oficios. Así, poco a poco iríamos de lo simple a lo profundo, como
entonaba aquel cantautor ciego, y estaríamos encaminándonos a aquella
"Cuba con todos y para el bien de todos" que dijera Martí.
Me gustaría escuchar criterios acerca de esta propuesta.
rhur46@yahoo.com, Rogelio Fabio Hurtado

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