Papa por la libre (aunque no para todos)
En Cuba se va de un extremo a otro. Algunos devotos esperan milagros del
papa Francisco. La disidencia, un papel más activo de la Iglesia en pos
de la democracia. La mayoría de los cubanos no espera nada.
Iván García Quintero
septiembre 15, 2015
Después de disfrutar de su tacita de café fuerte, Samuel Quijano, 68
años, enciende un tabaco torcido a mano y mira al cielo, en busca de una
señal que augure lluvias. Quijano es propietario de una parcela de
tierra a kilómetro y medio de la Autopista Nacional, donde siembra
hortalizas, frijoles y posee una hilera de platanales exhaustos.
"La escasez de agua está matando a la tierra. Parece una maldición de
Dios. No llueve lo suficiente para obtener buenas cosechas. Los animales
se enferman y mueren de hambre y sed. Veremos si el papa Francisco hace
el milagro de traer las lluvias", apunta Samuel, quien acompaña a una
vaca, casi en los huesos, a buscar forrajes en una pequeña colina.
Desde hace un par de años, el campesino asiste a misa, más por
aburrimiento y curiosidad que por devoción. "Hay que creer en algo. Si
no, las personas están vacías", dice.
Su historia personal se imbrica con el proceso político comandado por
Fidel Castro. "Es un dale pa'lante y pa'tras que no hay quién lo
entienda. Fui miliciano y estuve en Angola. En aquel tiempo un católico
era lo que hoy es un disidente. A ciencia cierta, no sé cuáles serán los
beneficios de la visita del Papa. Yo me conformo con que llueva".
Setenta y dos horas antes de que el Sumo Pontífice aterrice en La
Habana, la gente común no parece prestarle mucha atención. Sigue en lo
suyo: recorrer la ciudad en busca de alimentos y ver de qué forma
ingresan unos pesos extras al magro presupuesto familiar.
Ya la autocracia verde olivo se alista para darle la bienvenida al Papa
argentino. En la Calzada 10 de Octubre, una brigada estatal empapeló las
vidrieras desnudas de tiendas estatales con un poster de Francisco y una
bandera cubana detrás.
Jorge Bergoglio será recibido como Misionero de la Misericordia. Desde
hace dos semanas, en la Plaza de la Revolución está lista una plataforma
de acero forrada en madera y rodeada de banderolas blancas, rojas y azules.
Flanquean el improvisado santuario el busto de mármol del apóstol José
Martí y una holografía desmesurada del guerrillero argentino Che Guevara
a la izquierda de la tribuna papal.
Algunas arterias de la capital por donde pasará la comitiva del Vicario
de Roma han sido maquilladas. La avenida Carlos III y la calle Reina
recibieron de prisa una mano de pintura barata. La majestuosa Catedral
de La Habana sí fue restaurada a fondo.
"Siempre que viene un Papa sucede lo mismo. Arreglan por fuera, pero
dentro de las casas todo sigue jodido. La Habana se cae a pedazos. Pero
al Gobierno lo que le importa son las apariencias", dice un señor que
vende maní fuera de la antigua ferretería Feíto y Cabezón, en la
concurrida calle Reina.
Como es habitual en visitas de Estado que el régimen quiere resaltar,
empresas, escuelas e instituciones oficiales habaneras han sido
convocadas para la primera misa del papa Francisco, el domingo 20 de
septiembre.
Eugenio, trabajador de ETECSA, tiene sus dudas. "Por un lado el calor
tremendo. A las once o doce del día, cuando concluya la misa, el sol
estará rajando las piedras. Mientras el Papa va (a) almorzar comida
gourmet, uno llega a casa a calentar lo que sobró de la noche anterior.
Quizás vaya, pues mi jefe anunció que nos darían una merienda que luego
puedo vender en 40 pesos (alrededor de dos dólares)".
Camiones y buldozers recogen apresurados la montaña de escombros y
basura desbordada en diferentes calles de la ciudad. Fumigadores de
Salud Pública dan una batida al mosquito Aedes Aegypti, trasmisor del
dengue hemorrágico, casi una pandemia nacional.
Aunque las simpatías hacia el papa Francisco son mayoritarias en Cuba,
hay sectores que todavía esperan por la indulgencia del Santo Padre. En
una casona de mediados del siglo XX, en el barrio de La Víbora, radica
una asociación yoruba.
Ernesto Sanabria, babalao con 27 años de experiencia, forma parte de esa
sociedad. Mientras se abanica con una revista vieja, se pregunta por
qué si en Cuba los devotos de las religiones afrocubanas triplican a los
fieles del catolicismo "ninguno de los tres Papas han mostrado interés
por reunirse con las diversas denominaciones religiosas existentes en la
isla. Es inadmisible".
También la disidencia local siente que no es escuchada. Berta Soler,
líder de las Damas de Blanco, ha pedido reunirse con el Papa. Hasta
ahora no ha recibido respuesta. La percepción entre los disidentes es
que Francisco, como Juan Pablo II y Benedicto XVI, no sostendrán
encuentros con la disidencia, para no enojar al régimen.
Frases sueltas en las misas que hablen de libertad y democracia es lo
políticamente correcto por parte del papa Francisco. Lo otro es liturgia
y simbolismo.
Raúl Castro, por su parte, indultó a 3.522 presos comunes y es probable
que devuelva un puñado de propiedades confiscadas a la Iglesia a
principios de los años 60. Lo demás seguirá igual. La Iglesia no tendrá
acceso a la educación ni a la salud pública. Sus revistas seguirán con
una tirada limitada y sus proyectos sociales continuarán marginados.
Mientras, campesinos como Samuel Quijano creen posible que el Sumo
Pontífice con su bendición traerá lluvias, necesarias para las cosechas.
Al otro lado del ring, disidentes como Berta Soler piden a la Iglesia
Católica involucrarse en reclamos democráticos y por la libertad de
medio centenar de presos políticos.
Pero el Vaticano no produce milagros. El Papa solo es el mensajero de
Dios en la Tierra. Habrá que seguir rogando.
Source: Papa por la libre (aunque no para todos) -
http://www.martinoticias.com/content/papa-por-la-libre-aunque-no-para-todos/104460.html
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