El Cadillac que conectó a Batista con Salvador Allende
Lo que en su época fue símbolo de confort, hoy yace arrinconado en una
humilde vivienda habanera
lunes, septiembre 14, 2015 | Juan Carlos Linares Balmaseda
LA HABANA, Cuba.- Lo que en su época fue símbolo de esplendor y confort,
hoy yace arrinconado en el portal de una humilde vivienda habanera. Se
trata de un Cadillac del año 1959, del que se atan dos singulares
historias. Una de ellas cuenta que perteneció de manera efímera a Marta
Fernández, la esposa del gobernante cubano Fulgencio Batista y Zaldívar.
La otra sostiene que Beatriz Allende Bussi, la hija del presidente
chileno Salvador Allende, lo hizo suyo.
Beatriz, tras la muerte de su padre el 11 de septiembre de 1973, vino a
residir a Cuba. Habitualmente se le veía montando este Cadillac 59.
Cuentan que lo disfrutaba. Eso alimentó la leyenda de que era suyo, a
pesar de que el automóvil tenía matricula del Estado, y el Instituto
Cubano de Amistad con los Pueblos (ICAP) lo contemplaba en su nómina
vehicular. En esa época, tanto el ICAP como el Departamento América,
acopiaban decenas de Cadillac más, los que habían sido nacionalizados
por el gobierno cubano o habían sido abandonados por sus propietarios
cuando se iban del país.
Tati, como familiarmente llamaban a Beatriz, se suicidó de un disparo en
la sien el 11 de octubre de 1977, dentro de una casa del barrio Miramar,
con 34 años. Dejó huérfanos a Maya, de 5 años, y Alejandro Salvador
Allende, de 4 años y de quien se dice lo inscribieron con tal nombre y
apellido en honor a su abuelo, gracias a un decreto especial promulgado
por Fidel Castro.
El Cadillac pasó a manos privadas, se vendió varia veces entre distintos
propietario, hasta que llegó a Gerardo Lazcano, el actual dueño desde
hace casi veinte años.
Un día se apareció un hombre en casa de Gerardo, quien contempló la
máquina con asombro. Daba la impresión de que había visto revivir a un
muerto. El hombre se le acercó lentamente, como si fuera un objeto
adorado. Comienzó a pasarle los dedos por la descuidada carrocería, y
dio una vuelta alrededor del auto. Cuando llegó a uno de los
guardafangos delanteros exclamó: "a este guardafangos le dieron un golpe
que yo enderecé, y supuse había sido Beatriz la causante, porque ella
estuvo presente hasta que terminé de arreglarlo".
Tiempo después, escuché otra historia sobre el auto, fortuitamente en
medio de un diálogo con un mecánico septuagenario.
El susodicho aseguró ser especialista en cajas de velocidad de estos
tipos de autos, cuando supo que el Cadillac de nuestra historia tenía la
suya rota.
"Yo trabajé durante muchos años arreglando los Cadillac en el ICAP",
exclamó. Me aventuré a narrar la historia del Cadillac de mi amigo
Gerardo, y su relación con Beatriz Allende. Cuando concluí, el mecánico
acentuó haber escuchado acerca de la relación de Beatriz con ese
Cadillac, pero negó rotundamente la versión de que había sido traído
desde Chile: "Esa historia la inventaron para despistar", afirmó el
mecánico.
"Ese Cadillac 59, modelo Seville, de dos puertas, sin columnas, con
techo de metal tapizado exteriormente, vino de los Estado Unidos y de
agencia. Su primer dueño fue Marta Fernández, la mujer de Fulgencio
Batista, y eso lo sabíamos todos los que inauguramos el ICAP". Y
ratifica: "Su caja de velocidad Getaway me la conozco a la perfección".
A la pregunta de qué haría Gerardo si de repente le comienzan a aparecer
compradores al Cadillac, el actual propietario respondió:
"No lo venderé nunca".
Source: El Cadillac que conectó a Batista con Salvador Allende | Cubanet
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