Deambulantes, olvidados por la revolución
La iniciativa privada desde iglesias y grupos independientes asume parte
de la incapacidad de las instituciones oficiales para ocuparse de tantos
desvalidos que ya no pueden ser ocultados
viernes, junio 12, 2015 | Reinaldo Emilio Cosano Alén
LA HABANA, Cuba. – El sacerdote católico Troadio Hernández, párroco de
la Iglesia de Bejucal -entre otras comarcas- en la de provincia
Mayabeque, mantiene cuatro asilos que dan atención a 142 ancianos.
El desaparecido colegio católico Belén, en La Habana Vieja, atiende a
numerosas personas desvalidas que reciben desayuno, almuerzo y una
merienda a cargo de de la Iglesia Católica y la Oficina del Historiador
de La Habana.
Nilson Chaveco y Chaveco, residente en caserío de Guanabo en la Habana
del Este y predicador de la Iglesia Pentecostal Asamblea de Dios
Maranata nos comenta: "Un alemán amigo compró una pequeña casa con
terreno que entregó a la Iglesia. Instalamos una Casa de Misericordia
para enfermos, deambulantes y alcohólicos de esta localidad y Guanabo.
Los recibimos martes y viernes. Les enseñamos la doctrina. Reciben
desayuno, almuerzo y merienda. Esperamos que pronto podamos ampliar ese
servicio social."
Capitán Tondique y Zoila Águila son obras caritativas de atención a
personas abandonadas. Las dos, una en Colón y otra en Los Arabos en la
provincia Matanzas respectivamente, funcionan incansablemente a pesar de
los estorbos impuestos por la policía política, quienes acusan a los
promotores de recibir apoyo financiero de emigrados cubanos.
La iniciativa privada desde iglesias y grupos independientes asume parte
de la incapacidad de las instituciones oficiales para ocuparse de tantos
desvalidos que ya no pueden ser ocultados. Las calles y campos cubanos
están llenos de personas enfermas, deambulantes, mal alimentados,
víctimas del alcoholismo, muchos echados de sus casas donde vivían
hacinados y han perdido su espacio mínimo e íntimo. La mayoría de estas
personas no tienen derecho a disfrutar de jubilación tranquila al
terminar su vida laboral y están necesitados de afectos y cuidados
especiales. Toda esta situación, no es más que una fea vitrina para
turistas extranjeros. Aun así, hay apenas un manojo de asilos estatales
y casas del abuelo. Muchas veces estas solo funcionan como almacén de
viejos donde empleados les roban comida o los atienden mal.
Existían en el pasado capitalista asilos de ancianos a cargo de
instituciones religiosas o estatales. Un enorme edificio de dos plantas,
para hombres y mujeres en la calles Economía y Corrales de la Habana
Vieja, servía de albergue nocturno para necesitados quienes recibían
gratuitamente cada día, baño, ropa personal y de cama más alimentación.
El asilo de ancianos desapareció en 1959 y en algún momento pareció que
nunca más se necesitaría.
El último Censo de Población de 2012 reveló que el 18,3 por ciento
poblacional tenía sesenta años de edad o más. Cuba aparece entre los
países más envejecidos de América Latina. En 2050, en proceso acelerado,
seremos una de las naciones más avejentadas del planeta, proceso para el
que la Isla no está preparada.
Según la Oficina Nacional de Estadísticas e Información (ONEI)
actualmente un 26% del total de la población se encuentra entre los 15 y
34 años. Ahora mismo, estas generaciones cargan con todo el peso del
resto de la población añosa, imponiéndoseles la transición generacional.
Mientras tanto, el reemplazo por natalidad es insignificante, lo que
pone en riesgo los cimientos mismos de la nación.
El país mantuvo una curva creciente de jóvenes hasta 1997, cuando
comenzó a caer en picada. Los viejos pasan la carga a los jóvenes, pero
no ocurre así con los altos cargos estatales, que disfrutan hasta que la
muerte los arranca de sus tronos.
Se le suma también otro detalle que aunque aparentemente insignificante,
tiene gran trascendencia. Dijo José García Pérez, viceministro de la
Agricultura en reunión este mes en Ciego de Ávila que la agricultura
apenas aporta una tercera parte de las frutas que demanda el país. Estos
resultados están muy por debajo de las necesidades nutricionales
generales de ancianos y del turismo en cantidad y variedad. Las frutas
son ya un alimento casi de lujo por su escasez, elevadísimos precios y
desastres agrícolas. No hay suficiente superficie cultivable, agua y
desarrollo agrícola. Todo esto sin contar los demasiados controles por
el gobierno.
Se han perdido 300 millones de toneladas de suelo en los últimos tres
siglos, sobre todo en el último medio siglo según reportó el doctor
Ismael Clark, presidente de la Academia de Ciencias de Cuba en un
Congreso sobre Suelos este mes en La Habana. Súmese a esta ecuación
además, desertificación, salinidad, compactación, acidez de suelos,
contaminación ambiental, mayor irradiación solar, colapso de ríos,
embalses y otras fuentes de agua que impactan negativa e inmediatamente
en la producción de alimentos. Todo esto perjudica inmediatamente a
actuales y futuras generaciones.
La inestabilidad y merma en la estancada población (11, 238, 317
habitantes) es además también consecuencia directa de la emigración
externa en muchas ocasiones hasta de familias completas. No importa
hacia dónde, siempre están huyendo.
Mientras tanto, aumenta el deterioro económico de las familias y las
viviendas. Estas últimas llevan más de medio siglo sin reparación
capital. Pero los hogares están deteriorados por dentro y por fuera. Hay
estrechez y la promiscuidad se acentúa más que nunca. A todo esto se le
suma el poco cuidado que reciben los ancianos en nuestro país. Son mal
alimentados, arrinconados o lanzados a la calle y una pregunta flota
siempre en el aire: ¿A dónde iremos a parar?
cosanoalen@yahoo.com
Source: Deambulantes, olvidados por la revolución | Cubanet -
http://www.cubanet.org/actualidad-destacados/deambulantes-olvidados-por-la-revolucion/
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