¿Buena idea o cortina de humo?
FRANK CALZON | Washington | 13 Jun 2015 - 9:06 am.
Si la apertura de Obama no es 'una buena idea' para los inversionistas y
los hombres de negocios extranjeros, ¿para quién será una buena idea?
Andrés Oppenheimer escribió recientemente sobre la economía cubana, las
inversiones extranjeras en la Isla, y el impacto de una población cada
día menos joven. Oppenheimer, uno de los periodistas mejor informados
sobre América Latina, presenta un documentado análisis, concluyendo que
muchos de los empresarios, inversionistas y emprendedores entusiasmados
con el romance entre Obama y Raúl Castro "van a perder hasta la camisa".
El título de su artículo, "Mucho ruido y pocas nueces", pudiera
encabezar un artículo sobre el entusiasmo de los que consideran una
buena idea la apertura de Obama hacia Cuba.
Es una frase: "la apertura de Obama hacia Cuba es, en general, una buena
idea", que sin un análisis que la justifique incluye Oppenheimer en su
artículo.
En su análisis sobre los empresarios e inversionistas entusiasmados con
los espejismos raulistas, Oppenheimer tiene en cuenta la naturaleza de
la economía cubana, las inversiones en la Isla, el poder adquisitivo de
los cubanos (unos 20 dólares al mes), el Producto Nacional Bruto y lo
que puede esperarse de una población cada día más vieja. La juventud
cubana no cree en la revolución; no sueñan con crear una familia, sino
con escapar del país. Son asuntos que difícilmente cambiarán en lo que
le queda de mandato presidencial a Barack Obama. Desde el 17 de
diciembre último, cuando Obama anunció su nueva política, el número de
cubanos huyendo de la Isla ha aumentado considerablemente, lo mismo que
la represión.
Y si la apertura de Obama no es "una buena idea" para los inversionistas
y los hombres de negocios extranjeros, ¿para quién será una buena idea?
No para los latinoamericanos que han luchado por elecciones democráticas
multipartidistas, ni para el futuro de gobiernos civiles en América
Latina. La aceptación de la dictadura militar castrista por Obama y por
gran parte del continente, tendrá consecuencias devastadoras cuando haya
que oponerse a más de un coronel convencido de que "la política" es
inútil, y que "la patria" lo necesita.
La apertura hacia La Habana cierra un capítulo de cooperación
hemisférica definido por la Carta Democrática, la cual hoy sin valor
para los cubanos es difícil que mañana sirva de contén a las
aspiraciones castrenses latinoamericanas. Sin lugar a dudas, la
iniciativa de Obama es una buena idea para el futuro de las dictaduras
en el continente.
También es una buena idea para los terroristas que asesinan
estadounidenses en cualquier lugar. El mensaje práctico es que Obama ha
levantado la bandera de la impunidad. Pregúntenles a los asesinos
condecorados por el más "joven" de los Castro —si no tenemos en cuenta
a su hijo Alejandro, coronel de la Seguridad del Estado, o su yerno que
maneja la industria turística en la Isla. Para los terroristas y los
oficiales cubanos que cumplen las ordenes de matar promulgadas por Raúl,
Obama tiene buenas ideas.
Sí señor, para Raúl y para los oficiales de la fuerza aérea cubana que
asesinaron en espacio aéreo internacional a cuatro seres humanos que
buscaban refugiados en la inmensidad del mar en el Estrecho de la
Florida, el Presidente yanqui tiene buenas ideas.
Joanne Chesimard, la terrorista estadounidense negra que mató a sangre
fría a un policía de carreteras de Nueva Jersey, está de acuerdo con las
ideas del Presidente: hay que pasar la página porque el tema es muy
viejo y desagradable. Condenada a cadena perpetua, Chesimard escapó a
Cuba y Fidel la recibió como una verdadera revolucionaria.
¿Es la apertura una buena idea para los intereses nacionales
americanos? Obama ignora la realidad, enfatiza la "normalización" y
apertura de embajadas, pero después de dos años de negociaciones, la
USINT, la misión diplomática en La Habana, sigue rodeada por cordones
policíacos y Raúl Castro todavía no se ha comprometido a no violar la
valija diplomática norteamericana.
Las ideas tienen consecuencias, ya sabemos. Tienen consecuencias en
Cuba, donde el régimen continúa las golpizas de las Damas de Blanco y de
otros disidentes. Y tienen consecuencias en Washington. ¿Cómo beneficia
a los norteamericanos que la apertura de Obama no tenga en cuenta los
aviones de guerra que Raúl Castro trató de enviar de contrabando bajo
toneladas de azúcar a Corea del Norte, o la anunciada reapertura de la
base de espionaje cibernético ruso en Cuba? ¿No es la nueva presencia
militar rusa en Cuba y la alianza de los Castro con Corea del Norte el
inicio de una nueva guerra fría?
¿Es la apertura una buena idea para los derechos humanos en Cuba, o es
una cortina de humo, como avisó Amnistía Internacional, si no se hacen
reformas políticas reales?
Hay más. Los turistas disfrutan las playas tropicales, y se aprovechan
de la miseria nunca vista de las cubanas. Pero hay que reconocer que la
apertura es un momento histórico, como el reconocimiento de Batista en
1952 por Washington, o como tanto crimen y tanta infamia perpetrada en
América Latina con la anuencia de Washington.
Frank Calzon es director ejecutivo del Centro para Cuba Libre,
organización dedicada a la promoción de los derechos humanos en Cuba.
Source: ¿Buena idea o cortina de humo? | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1434182779_15101.html
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