La solución pasa por los cambios internos, no vendrá del Norte
PEDRO CAMPOS, La Habana | Mayo 26, 2015
Los arquitectos de la "actualización" del fracasado modelo de
capitalismo monopolista de Estado, en vigor en Cuba en nombre del
socialismo, buscan la solución de los problemas económicos y sociales
del país en la inversión, el turismo y los préstamos extranjeros,
especialmente los norteamericanos, motor de la política de acercamiento
a Washington.
Pero la práctica ha demostrado que el modelo burocrático, sustentado en
la sobreexplotación asalariada de los trabajadores por el Estado y el
control de la economía por una élite, por muy grande que sea la
inyección económica y financiera, no va a poder resolver los apremiantes
problemas que agobian a la sociedad cubana.
Cuatro millones de turistas americanos, 100.000 millones de dólares en
inversiones extranjeras y 100.000 millones de dólares más en préstamos
blandos podrían hacer más ricos a los nuevos ricos. Pero los pobres
seguiremos comiendo tierra si no hay un forma de garantizar que esos
dineros no solo lleguen a las empresas del Estado, sino especialmente a
los emprendimientos individuales y colectivos.
Simple: mientras no se desate el nudo del monopolio burocrático sobre la
economía, con su montón de leyes y regulaciones arbitrarias y
restrictivas de las iniciativas individuales y colectivas, no aumentará
la producción sustancialmente. Los resultados del trabajo tampoco
llegarán a los trabajadores, a los ciudadanos. Éstos no podrán
reproducir y mejorar su fuerza de trabajo, no podrán satisfacer sus
necesidades y, por tanto, no habrá mercado y demanda interna solvente
para potenciar el desarrollo.
Las inversiones para producciones exportables únicamente no ofrecerán
nada a los de abajo.
El irrespeto del Estado burocrático, dueño de los medios de producción,
al derecho del trabajador a ser retribuido justamente por su labor es el
epicentro del desastre socialista y es lo que hace que la gente no
trabaje, trabaje mal o se apropie de recursos del Estado. Es lo que
desestimula la producción. Es lo que en primera instancia genera la
emigración de la fuerza de trabajo joven y preparada.
Si los trabajadores no se sienten comprometidos con los medios de
producción, las empresas serán improductivas y dejarán pérdidas
Hasta que los ciudadanos no puedan decidir directa o indirectamente
sobre el control del dinero que produce el país, tendremos injusticias,
desigualdades, problemas para enfrentar las dificultades cotidianas de
las comunidades y, sobre todo, tendremos desacuerdos e insatisfacciones.
En tanto no exista plena libertad para el desarrollo de la iniciativa
individual y privada para el trabajo por cuenta propia, para el
desarrollo amplio del cooperativismo y de las demás formas de producción
y propiedad ‒sean empresas de sociedad anónima por acciones, de capital
asociado o de capital individual‒ que garanticen pagos adecuados de
salarios y participación de los trabajadores en las ganancias, las
fuerzas productivas seguirán estancadas.
Mientras que en las empresas del Estado no sean los trabajadores los que
decidan quiénes dirigen y cómo se manejan los asuntos de la empresa, de
sus inversiones y producciones y participen en las ganancias, sus
problemas de producción seguirán insolubles.
Esto es el ABC de la explicación de la caída del socialismo de Estado.
Hasta hoy el Gobierno-partido-Estado cubano no lo ha entendido y desde
luego no puede explicarlo, porque sigue sin comprender que si no hay
estímulo al trabajo, si no se paga la fuerza de trabajo, no hay trabajo.
Quieren aumentar la producción sin aumentar el estímulo. Quieren que la
gente trabaje para el Estado por salarios de miseria y por la salud y la
educación gratis para todos.
El Estado actúa como si lo primero no fuera alimentarse, vestirse y
tener un techo. Eso solo pueden conseguirlo los asalariados si reciben
un pago justo a cambio de su fuerza de trabajo.
Muchos cubanos, concentrados en el problema de las relaciones con EE UU,
pierden de vista que lo que hay cambiar para resolver nuestros problemas
es ese modelo obsoleto. Nadie debe desviar la atención ni caer en
triunfalismos. Nadie se imagine que nos van a regalar nada.
No voy a decir que el actual acercamiento con EE UU sea una coartada más
de la burocracia para seguir retardando la inevitable democratización y
socialización de la política y la economía, pero sin duda ha logrado
reforzar en mucha gente la idea neoplattista de que la solución vendrá
del Norte y no de los imprescindibles cambios internos.
La mejora de relaciones entre ambos países, que los socialistas
democráticos apoyamos, deberá aliviar en algo los graves déficits
económicos de una parte de la población, pero sobre todo deberá servir
para acabar de liquidar la filosofía de ¨ciudadela sitiada¨ y la
paranoia burocrática de los llamados comunistas en el poder para hacer
menos difícil el camino hacia la democratización y socialización de la
política y la economía.
Pero no hay que esperar que caiga de arriba la solución. Somos nosotros,
todos los cubanos de buena voluntad ‒los de dentro y los de afuera, los
que creen que hay otras formas mejores para encaminar las cosas del
país, estén dentro o fuera del gobierno, en todo el espectro político
nacional‒, los que tenemos que arreglar este potaje y abordar en armonía
el cambio necesario con todas sus consecuencias.
Por eso es tan importante que en EE UU todos entiendan que el
mantenimiento del bloqueo-embargo solo sirve a los que dentro nada
quieren cambiar. Ese disparate, de demostrada inutilidad política, debe
cesar rápida e incondicionalmente.
Source: La solución pasa por los cambios internos, no vendrá del Norte -
http://www.14ymedio.com/opinion/solucion-cambios-internos-vendra-Norte_0_1786021386.html
No comments:
Post a Comment