Arte y necesidad
YOANI SÁNCHEZ, La Habana | 28/05/2015
El hombre se acerca, arranca un tenedor de la obra Delicatessen, que se
exhibe en el malecón habanero durante la XII Bienal de La Habana. Cerca
de ahí, dos vecinas especulan que al terminar el evento, la arena
empleada en Resaca se le regalará al vecindario para que repare sus
viviendas. Las penurias le agregan ansiedad y atrevimiento a la
apreciación artística, integran a los espectadores en una muestra que
quieren hacer suya, llevarse a casa y reutilizar.
La llegada de la Bienal a nuestra ciudad es un buen momento para
disfrutar de las sorpresas estéticas que nos aguardan en cualquier
esquina, pero también permite constatar el choque del arte y la
necesidad. Cerca de las obras con mayores recursos materiales siempre se
asoma la inquisitiva mirada de un custodio. La obra vigilada, con su
cartel de "no tocar" o su perímetro cerrado alrededor, abunda en aceras
y parques, más de lo que debiera. Un contraste entre la interacción que
busca el artista al colocarla en espacios públicos y la excesiva
protección a la que se les somete, precisamente para que ese público no
termine llevándosela trocito a trocito en los bolsillos.
A la escolta que evita el vandalismo o el saqueo, se le suma también el
curador ideológico que evita cualquier instalación, performance o
muestra que se salga del guión oficial. Un cuerpo de vigilantes de lo
artísticamente correcto impidió a Tania Bruguera entrar al Museo de
Bellas Artes el fin de semana pasado. Esos censores de la creación libre
metieron también a Gorki Águila a la fuerza en un auto, después de
impedirle colocar el rostro del grafitero El Sexto en esos mismos muros
donde nos dejó su firma indeleble.
La necesidad marca cada obra de la Bienal de La Habana. La necesidad
material, donde un tornillo empleado en cualquier pedestal podría
terminar en la puerta de un hogar, en una silla o en la propia cama
donde duermen cada noche hasta cuatro personas. Y la otra necesidad, la
de la libertad, que nos hace acercarnos al arte para llevarnos un pedazo
de su rebeldía, antes que el custodio suene el silbato y nos vayamos con
las manos vacías.
Source: Arte y necesidad -
http://www.14ymedio.com/blogs/generacion_y/Arte-necesidad_7_1786691314.html
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