Los riesgos de la inversión extranjera en Cuba
ELÍAS AMOR | Valencia | 12 Dic 2014 - 1:29 pm.
El objetivo de diversificar la apuesta de la inversión extranjera en la
economía castrista ya se puede calificar de fracaso. A pesar de la
'cartera' y del Mariel, los inversores se han dirigido a lo mismo de
siempre: turismo, energía y minería.
Hasta junio del 2014 en Cuba, según datos ofrecidos por la Subdirectora
General de Inversión Extranjera, Ivonne Vertiz, hay un total de 208
negocios con participación de capital extranjero. De solo nueve de esas
empresas, todo su capital es extranjero. El turismo es el sector con más
participación de inversión foránea, con un 42% del total de los negocios
existentes. A continuación se encuentra el sector de la energía y la
minería, con un 13% del total. Desde el punto de vista internacional,
las principales inversiones extranjeras proceden de España, Canadá,
Italia, Venezuela, Francia y Reino Unido. Un balance de resultados que
ciertamente dejan mucho que desear.
En una entrevista en Granma, la Subdirectora General de Inversión
Extranjera ha informado lo que ya sabíamos. Hasta la fecha, "se han
recibido intereses dirigidos a los sectores de la minería, explotación
de hidrocarburos, generación eléctrica, administración de centrales,
campos de golf y hoteles, entre otras".
Más de lo mismo. El objetivo del régimen con la Ley de inversión
extranjera, el "de propiciar un ambiente favorable para la inversión de
capital foráneo en Cuba en aras del desarrollo económico-social del
país", no parece haber dado los frutos esperados.
Eso, a pesar de que el régimen lanzó a bombo y platillo la Feria
Internacional de La Habana, para dar a conocer la llamada cartera de
oportunidades, una especie de "piñata" en la que se indican los
intereses de negocios a desarrollar e información sobre las políticas
sectoriales aprobadas.
Ya tuve ocasión de explicar en otro trabajo lo que pienso de esta
cartera de oportunidades castrista. No me voy a extender mucho más. Para
atraer la inversión extranjera en un mundo globalizado y competitivo, se
necesita mucho más que "proyectos respaldados por estudios de
pre-factibilidad técnico-económica".
Tal vez por ello, apenas se han presentado intereses para invertir en
las prioridades anunciadas por el régimen, a saber, "producción e
industrialización de alimentos, desarrollo de producciones industriales
para exportar y sustituir importaciones en las ramas de la ligera, la
química, la metalmecánica y la electrónica", y lo único que ha aparecido
sea más de lo mismo.
El objetivo de diversificar la apuesta de la inversión extranjera en la
economía castrista ya se puede calificar de fracaso. A pesar de la
"cartera", los inversores se han dirigido a lo mismo de siempre:
turismo, energía y minería. De poco sirve que el Mariel se venda a
precio de saldo si no hay nada que exportar, porque la producción
nacional apenas abastece las necesidades de la población, y las
importaciones están limitadas por una permanente insuficiencia de
recursos financieros.
El balance de las inversiones extranjeras suspende. Ni siquiera la
apuesta del régimen por las llamadas "asociaciones económicas
internacionales" ha dado los frutos esperados. Es falso pensar que este
tipo de negocios depende solo de la existencia de un "régimen fiscal
especial". Si lo que se pretende realmente es promover la satisfacción
de las necesidades del pueblo cubano, hay que procurar la creación y
consolidación de un mercado interno fuerte y sostenible, lo que resulta
improbable con salarios medios de 12 dólares al mes.
De ese modo, el régimen ha visto con satisfacción que las inversiones
extranjeras siguen moviéndose en las coordenadas de la "empresa mixta",
en la que las autoridades políticas se reservan la "acción de oro", el
51% y por tanto la decisión, al tiempo que las infraestructuras
continúan siendo de capital estatal. Después de las empresas mixtas los
contratos de asociación económica internacional, se han concentrado,
hasta ahora, en la exploración de hidrocarburos y minerales y los
contratos de administración hotelera.
Las inversiones extranjeras en Cuba no podrán contribuir a los objetivos
que se plantean si no se modifica el entramado intervencionista de la
política económica y la ausencia de derechos de propiedad. Además, esto
queda muy claro cuando en la Constitución "se establece que la propiedad
estatal no puede transmitirse en propiedad, salvo los casos
excepcionales en que la transmisión de objetivos económicos se destinen
a los fines del desarrollo del país y no afecten los fundamentos
políticos, sociales y económicos del Estado, previa aprobación del
Consejo de Ministros", supuestos que ciertamente son bastante
improbables en las condiciones actuales.
Esto es lo que va a suceder con los proyectos de inversión en
actividades como los campos de golf, bajo la forma de empresa mixta. La
subdirectora nos ha dejado muy clara la posición del régimen: "en
cumplimiento del precepto constitucional, los terrenos para construir
estos complejos inmobiliarios se transmiten en derecho de superficie a
las empresas cubanas para su aporte al capital de la empresa mixta. Esto
permite que la empresa mixta ostente el derecho a construir y a adquirir
la propiedad de lo construido, la cual disfrutará mientras dure el
derecho otorgado sobre el terreno".
Pero entonces viene lo realmente importante, "al vencimiento de este
derecho, la propiedad del complejo inmobiliario se revierte al
propietario del terreno (Estado). El procedimiento para liquidación de
los activos de una empresa mixta, se establece en el Decreto Ley 325
Reglamento de la Ley de Inversión Extranjera", es decir, el inversor
extranjero nunca será propietario de derecho alguno en la economía
castrista. Este punto es importante de tener en cuenta para saber en qué
se van a invertir los recursos económicos, y lo fácil que puede resultar
en aquel régimen dejar a cualquier empresario fuera de un negocio. Ha
habido casos suficientes para construir toda una extensa historia de
ataques a los derechos de propiedad.
Por mucho que quieran revestir el asunto, con cesiones de suelo de hasta
99 años o "perpetuas", para construir en terrenos ajenos, la cuestión de
los derechos de propiedad, al menos actualmente, sigue estando como
estaba. Para cubanos y para extranjeros. El único propietario de los
activos en Cuba es el Estado, y lo seguirá siendo mientras no se
produzca una reforma constitucional en profundidad.
Lo asombroso es que se insista en que "los compradores de los inmuebles
ubicados en los desarrollos inmobiliarios los adquieren a título de
propiedad". Parece una notable contradicción y una grave imprudencia
desde el punto de vista legal, por lo que recomendaría, ante todo, mucha
cautela.
Source: Los riesgos de la inversión extranjera en Cuba | Diario de Cuba
- http://www.diariodecuba.com/cuba/1418387378_11780.html
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