Iván García: Los grandes riesgos del periodismo en las Américas
CUBA.- Confieso que me asaltó el escepticismo cuando vi el cronograma
del taller. Las ponencias versaban sobre el conflicto fronterizo entre
México y Estados Unidos, nuevas herramientas tecnológicas para el
periodismo investigativo y cómo abordar de forma creativa y amena el
periodismo ambiental y de salud.
CUADERNO DE VIAJE | 10 de Diciembre de 2014
CUBA.- IVÁN GARCÍA / ESPECIAL DLA
Cuando a principios de octubre me invitaron a un taller de periodismo de
investigación en una universidad de San Diego, lo primero que hice fue
rastrear por internet los antecedentes de esos cursos.
Supe que los ponentes eran de primera. No todos los días un periodista
independiente cubano tiene la oportunidad de dialogar con reporteros
estadounidenses de calibre, algunos de ellos ganadores de Pulitzer.
Confieso que me asaltó el escepticismo cuando vi el cronograma del
taller. Las ponencias versaban sobre el conflicto fronterizo entre
México y Estados Unidos, nuevas herramientas tecnológicas para el
periodismo investigativo y cómo abordar de forma creativa y amena el
periodismo ambiental y de salud.
¿De qué forma podría acoplar esas materias con la realidad de mi país,
desde hace 56 años gobernado por dos autócratas de apellido Castro?
Teniendo presente, además, que existe una ley que puede sancionar a un
reportero independiente hasta con 20 años de cárcel. Y que internet es
un lujo caro. En una nación donde el salario promedio es de 20 dólares
mensuales, una hora de internet cuesta 5 dólares.
Con esas dudas me incorporé al taller. Veintidós colegas de Colombia,
Venezuela, México, Panamá, Guatemala, Costa Rica y Cuba, que viven en
contextos diferentes. Quizás para los venezolanos las realidades eran
análogas. Fue un honor ser el primer cubano invitado por el Instituto de
las Américas de la Universidad de San Diego en California.
Soy de los que piensa que el periodismo es un oficio siempre abierto a
nuevas experiencias. El taller estaba diseñado de manera meticulosa.
Denisse Fernández, la asistenta, estaba al tanto del más pequeño
detalle. Desde el alojamiento y la transportación hasta dejarte una cena
en la carpeta del hotel, previendo que arribaría a San Diego rozando las
doce de la noche de un domingo.
Desde la primera ponencia del periodista Andrew Becker, el taller
despertó mi entusiasmo. Conocer la cruda realidad de la frontera de
Tijuana, su emigración y trasiego de drogas, contada desde una
perspectiva novedosa fue una lección magistral.
Las herramientas que aprendí y las experiencias narradas intentaré
adecuarlas al contexto cubano. Aunque el claustro de ponentes no era la
del típico académico seducido por la revolución de Fidel Castro, el
estado de cosas en la Isla, obviamente, no lo dominaban.
Les tuve que explicar reiteradas veces nuestra realidad. Y por qué
ciertas reglas o herramientas del periodismo moderno eran anacrónicas en
Cuba, donde no existe ninguna ley que obligue a una institución a
ofrecer datos y estadísticas.
Sí, fueron novedosas ciertas aplicaciones de la web para realizar
periodismo de investigación. Pero, si no tengo internet en casa, ni
existen redes públicas, sin contar que muchos sitios están bloqueados
cómo puede utilizar esas herramientas?
-Se imagina, le dije a Lynne Walker, una de las periodistas más
extraordinarias que he conocido, que le pida a mi jefe en DIARIO LAS
AMÉRICAS dos mil dólares para cubrir una historia cuando trabajan con un
presupuesto en mínimos.
-Si demoro ocho semanas para hacer un reportaje, simplemente me muero de
hambre. El periodismo independiente que se hace en Cuba, en páginas webs
que reciben fondos de instituciones extranjeras o periódicos de escaso
poder financiero, no lo permite.
-Son medios como moledoras de carne. Constantemente debes estar enviando
artículos que, debido a la falta de un modelo de negocio rentable, hace
del periodismo digital un oficio de sobrevivientes.
Lynne escuchó mis argumentos con paciencia. Sonriente, respondió:
"Entonces nos damos por vencidos. ¿El miedo a morir asesinado por un
cartel de drogas en Tijuana, a quedarse sin trabajo en Caracas, estar
mal pagados o no tener acceso a internet en Cuba los va a detener? De lo
que se trata es ser creativos. Superar barreras. Y siempre pensar en
grande. Nunca aceptar un no. Son las reglas básicas".
Aparte de nuevos conocimientos y técnicas periodísticas, lo mejor fueron
los nexos de amistad con colegas latinoamericanos. Por esa mentalidad un
tanto egocentrista de muchos cubanos, creemos que nuestros problemas
políticos y sociales son los más graves del mundo.
Pero cuando usted conoce a reporteros del México profundo, quienes
durante meses han tenido que asistir a su redacción con escolta policial
por causa del narcotráfico, o tipos como los colombianos Fabio Posada,
quien fuera jefe de una unidad de investigación del diario El Espectador
o John Jairo, quien desde una redacción en Cúcuta a ratos recibe
amenazas de muerte, tiene que modificar su forma de pensar.
Con los seis reporteros venezolanos asistentes al taller hubo una
química casi natural. Ellos están viviendo lo que sucedió en Cuba hace
56 años. Los compadres del PUSV intentan desmontar, pieza a pieza, las
instituciones democráticas y la libertad de expresión.
Desde luego, Cuba sigue estando a la zaga en cuanto al ejercicio del
periodismo libre. Pero el resto de América Latina no anda mucho mejor.
Source: Iván García: Los grandes riesgos del periodismo en las Américas
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