¿Está la Ley de Ajuste Cubano atada a la suerte del embargo?
DDC | Madrid | 27 Dic 2014 - 8:53 am.
Tomás Bilbao, Lincoln Díaz-Balart, Ernesto Gutiérrez Tamargo, María I.
Alfonso y Wilfredo Allen valoran los posibles cambios migratorios entre
Cuba y Estados Unidos, después de la 'normalización' de relaciones.
A solicitud de DIARIO DE CUBA, cinco analistas comentan las posibles
repercusiones migratorias tras el restablecimiento de relaciones
diplomáticas entre La Habana y Washington.
1. ¿Está en peligro la Ley de Ajuste Cubano? ¿Por qué?
2. ¿Qué posibilidades existen de que bajen los precios de los pasajes
aéreos y otros trámites migratorios o consulares tras la normalización
de relaciones?
3. ¿Deberían ambos Gobiernos extender su red de consulados fuera de
Washington y La Habana? ¿Veremos un consulado cubano en Miami a medio plazo?
Tomás Bilbao, director ejecutivo de Cuba Study Group, EEUU:
Los pasos tomados por el presidente Barack Obama no alteran de ninguna
manera la Ley de Ajuste Cubano. El único reto a su permanencia viene de
representantes de origen cubano en el Congreso de EEUU, quienes se han
pronunciando a favor de su eliminación. En una encuesta reciente,
elaborada por Florida International University, el 86% de los
cubanoamericanos en el sur de la Florida favorecen la continuación de la
Ley de Ajuste. Incluso en la generación que salió de Cuba entre 1959 y
1964, solo el 36% favorece su eliminación, mientras que el 64% se opone.
Los precios de los pasajes aéreos y otros trámites migratorios o
consulares dependerán, en gran parte, de la oferta y la demanda.
Mientras las aerolíneas respondan a un incremento en demanda con más
vuelos, los precios se mantendrán o bajarán. Si, sin embargo, los
gobiernos de EEUU o Cuba entorpecen el incremento en vuelos entre los
dos países, serán los viajeros quienes pagarán esa intransigencia.
Igualmente, los trámites migratorios dependerán de ambos gobiernos.
Esperamos que ambos tomen todos los pasos posible para facilitar,
acelerar y hacer más económicos los trámites consulares.
La extensión de la red de consulados será una decisión de cada gobierno,
en la medida en que ellos identifiquen una necesidad de servir a sus
ciudadanos en otras áreas fuera de las capitales.
Lincoln Díaz-Balart, abogado, excongresista de EEUU:
En la práctica, el futuro de la Ley de Ajuste Cubano y del embargo de
Estados Unidos contra la dictadura (que, a pesar de la impresión creada
por el presidente Obama, sigue en pie) está en manos de los congresistas
cubanoamericanos (tres senadores y cinco representantes). Debido a la
absoluta unidad existente entre los congresistas cubanoamericanos sobre
Cuba y el respeto del que disfrutan entre sus colegas, el liderazgo del
Senado y la Cámara de Representantes seguirá sus orientaciones sobre los
temas cubanos.
No sé hasta cuándo continuarán apoyando la Ley de Ajuste los
congresistas cubanoamericanos. Si sé que continuarán exigiendo que se
cumplan las tres condiciones existentes en la ley antes de que se pueda
levantar el embargo (o sea, autorizar el financiamiento, las inversiones
y el turismo masivo de Estados Unidos). Es importante recordar esas tres
condiciones existentes en la ley antes que ningún presidente pueda
levantar el embargo: la liberación de todos los presos políticos; la
legalización de todos los partidos políticos, la prensa y los sindicatos
independientes; y la convocatoria de elecciones pluripartidistas.
Sobre las sedes, seguramente la dictadura está deseosa de extender su
red de espionaje en Estados Unidos con consulados en numerosas ciudades.
No tengo conocimiento de los pormenores de las discusiones sobre ese
tema entre la administración Obama y la dictadura.
Ernesto Gutiérrez Tamargo, abogado y presidente de la Asociación
Cubano-Española de Derecho, España:
La Ley de Ajuste Cubano (Cuban Adjustment Act, de 1966. Por sus siglas
en inglés, CAA) no está en peligro de que se pueda derogar a priori por
un acto presidencial. Esencialmente, es una Ley de Derecho Público
(Public Law 89-732/1966, que fue aprobada por el 89º Congreso de EEUU y
con rango de Ley Federal). Al tener el rango público antes dicho y ser
de interés general —a diferencia de las Private Law—, debe ser solo
enmendada, revisada o revocada por el Congreso de Estados Unidos de América.
La Ley de Ajuste no tiene "cláusula democrática", a diferencia de la
Helms-Burton de 1996, actual Ley del Embargo, que establece que para ser
revocada debe ser previamente aprobada por el Congreso de EEUU y, antes
de ser presentada por el presidente norteamericano, debe existir un
gobierno de transición democrático en Cuba.
Pese a ello, la CAA ha de pasar por el control legislativo para su
revisión. Asimismo, la CAA no está vinculada a ningún tipo de acuerdo o
relación diplomática entre EEUU y Cuba, sino que solo establece como
requisitos para otorgar la Tarjeta de Residencia Permanente en EEUU, a
discreción del Fiscal General norteamericano, a aquellos nacidos en Cuba
o ciudadanos cubanos que: a) han estado físicamente presentes en EEUU
durante al menos un año; b) han sido admitidos o concedido permiso de
entrada (la llamada paroled); y c) son admisibles como inmigrantes (aun
cuando no cumplan los cubanos los requisitos de la Sección 245, de la
Ley de Inmigración y Nacionalidad, relativos a los topes de inmigrantes).
Evidentemente, si bien la CAA tiene rango normativo autónomo, sí está,
de un modo soslayado, vinculada a la situación de vigencia del embargo
norteamericano a Cuba, el cual se encuentra condicionado al carácter
dictatorial imperante en la Isla, que es el que provoca la situación de
refugiados e inmigrantes cubanos hacia EEUU.
En cuanto a los pasajes aéreos y otros asuntos migratorios, parece
lógico, al menos sería deseable, que los precios y costes de los
trámites consulares mejoren en beneficio de los consumidores, y es
posible que bajen ante una normalización diplomática entre Cuba y EEUU.
Los consulados son parte de los asuntos de Derecho Internacional Privado
que atañe a personas físicas y/o empresas sin rango de soberanía (no es
territorio de la bandera que lo precede) con intereses y/o vínculos
entre súbditos o entidades de dos Estados con relaciones comerciales o
no. Por ello, podría ser lógico que, de existir relaciones diplomáticas,
se amplíe la red de consulados.
Un consulado cubano en Miami formaría parte de la normalización antes
dicha, facilitaría muchos trámites privados, y el personal que Cuba
designe debería ser ante todo profesional, técnico, respetuoso y no
político.
María Isabel Alfonso, directora de Cuban Americans for Engagement
(CAFE), EEUU:
La Ley de Ajuste Cubano surgió como resultado de una dinámica de
anomalías en las relaciones entre Cuba y Estados Unidos, y cuenta
actualmente con el apoyo de una gran parte de la comunidad
cubanoamericana. El mayor peligro para la misma son los senadores y
congresistas cubanoamericanos, quienes están cuestionando la llegada de
cubanos que, aunque piensan de manera diferente sobre el gobierno
cubano, tienden a coincidir en su deseo de seguir conectados con su país
de origen y mejorar la situación de los que viven en la Isla,
independientemente de quién la gobierne. Muchos se benefician de la Ley
y es entendible entonces que esa mayoría esté de acuerdo con que
continúe en vigor, por lo menos hasta que toda la política de hostilidad
sea desmantelada.
Dentro de la nueva dinámica de relaciones Cuba-EEUU que se está
dibujando hoy, hay que valorar cuáles serían las repercusiones de la
misma. Es cierto que la Ley ha sido un agravante, en gran medida, a las
relaciones entre los dos gobiernos. Sin embargo, a los efectos de Cuba,
es predecible que los que ahora se benefician de la ley, contribuyan de
una manera más práctica, rápida y directa a un impulsar una nueva
dinámica económica en la Isla, teniendo en cuenta el nuevo marco de
relaciones trazado por el presidente Barack Obama.
Menos controversial es el tema de la implementación de la ley de pies
secos y pies mojados. Esa aplicación favorece los intentos desesperados
de llegar a territorio norteamericano en acciones riesgosas y pone en
riesgo de manera directa la estabilidad de las relaciones bilaterales.
Quizás una solución pragmática sería que Cuba y EEUU complementen la
Ley, sin derogarla, con un acuerdo para la lucha común contra el tráfico
ilegal de personas.
CAFE ha trabajado en proponer una Ley de Defensa de los Viajes
Familiares, para que nunca más se les ocurra a los congresistas
pro-embargo meterse con nuestros derechos a visitar a nuestros
familiares, no importa las razones que tengan para querer evitar un
flujo de dinero a Cuba. Familia es familia. Si mal estuvo que el
gobierno cubano no dejara a Celia Cruz regresar a Cuba al funeral de su
madre en 1962, igualmente inhumano y condenable fueron las regulaciones
de Bush contra los viajes familiares propuestas por los Rubio,
Díaz-Balart, Ros-Lehtinen y ahora el Sr. Curbelo.
En cuanto a la reducción de los precios de los pasajes aéreos y otros
trámites, no va a pasar naturalmente, hay que luchar por ese objetivo.
Existen grupos, tanto en el gobierno cubano como entre los emigrados,
que han desarrollado intereses alrededor de esos altos precios. Hay que
actuar con prontitud en ese sentido y crear condiciones para que no se
justifique de ninguna forma posible ese abuso que se comete con los
emigrados. En CAFE abogamos porque se elimine la prohibición de viajar a
Cuba para que todos lo podamos hacer comercialmente, y así en un
ambiente competitivo desde varias ciudades estadounidenses será más
fácil y más barato.
En el caso de los pasaportes, haya bloqueo o no haya bloqueo, los
precios que se cobran son exorbitantes. Según el propio Granma, el
precio de $100 (según la equivalencia con el CUC) es el tercero más caro
de América Latina para un pasaporte. Pero al artículo se le olvidó
mencionar que a los que vivimos en EEUU nos cobran $375, es decir más de
tres veces ese costo. ¿Bajo qué principio jurídico se nos cobra un
precio a unos ciudadanos, diferente a los demás, según el lugar donde
vivimos? Son cosas que habrá que seguir conversando y cambiando. Hasta
ahora, una dinámica de diálogo cordial con la Sección de Intereses de
Cuba en Washington ha demostrado que los cambios son posibles.
Necesitamos consulados, y no solo en Miami. Abrir consulados en varias
ciudades de EEUU debe contribuir a que se haga normal la relación con
Cuba entre los emigrados cubanos y los norteamericanos en general. Se
pueden usar esos consulados para hacer presentaciones sobre las
posibilidades de negocios, de intercambio educacional, de visitas
religiosas y humanitarias, artístico-cultural con Cuba. Todo eso
serviría para acabar de socavar el embargo/bloqueo y ampliar la base
económica y política en EEUU, para los que queremos acabar de una vez y
para siempre con esa política de subordinación plattista articulada en
Washington, y heredera de las peores tradiciones imperiales.
Wilfredo O. Allen, abogado de inmigración de Miami, EEUU:
La Ley de Ajuste Cubano no está en peligro en este momento por varias
razones. Se puede resumir de la siguiente forma:
-El gobierno norteamericano otorga 20.000 visas a Cuba a través de
reunificación familiar. Estas personas ingresan en Estados Unidos con un
parole que les permite ajustar status un año y un día después, bajo el
ajuste cubano. Si no fuera así, las 20.000 visas cubanas acabarían con
visas al resto del mundo.
-El ajuste cubano fue derogado por la reforma migratoria de 1996, pero
continúa en vigor hasta que el presidente norteamericano le declare al
Congreso que Cuba tiene un gobierno electo democrático y transparente.
No creo que eso ha ocurrido, ni va a ocurrir en un futuro cercano.
-Ni Cuba ni Estados Unidos tienen interés en que la inmigración entre
ambos países se reduzca en este momento, incluyendo la inmigración ilegal.
Los precios de los trámites y pasajes depende solamente de Cuba, y no
creo que tenga interés en rebajarlos. Sí deberían expandir los
consulados. No creo que lo veremos en Miami, pero seguro en Nueva York y
posiblemente en Tampa.
Source: ¿Está la Ley de Ajuste Cubano atada a la suerte del embargo? |
Diario de Cuba - http://www.diariodecuba.com/cuba/1419666789_12032.html
No comments:
Post a Comment