Damas de Blanco
diciembre 13, 2014
Martín Guevara*
HAVANA TIMES — Las paradojas son el jugo de la vida, son el semen del
desarrollo del ser humano, nuestra capacidad de contradicción nos ha
convertido en seres racionales, animales que tienen culpa, antes y
después, más que aquí y ahora, unos bichos que al poseer la noción de su
insignificante paso por la existencia, ya no pueden disfrutar panza
arriba de la comida de la mesa, del polvo mañanero, de cada sorbo, de
cada pestañeo, sin pensar en que vendrá luego, como podríamos hacer si
fuésemos osos, orcas o lagartos.
La oposición para crecer, la negación para descubrirnos, nos han guiado,
cierto es que con menos brillo del que cabría esperar, pero al fin y al
cabo andamos por aquí con nuestras luces y cegueras.
Pero una cosa es una paradoja, una contradicción profunda, que puede
señalar más el punto oculto, críptico, cifrado, donde se unen dos
razones aparentemente irreconciliables, que su distanciamiento; y otra
cosa bien distinta es la burla, la tomadura de pelo al sentido común, el
desprecio a la inteligencia y la integridad de la gente.
El gobierno de Cuba con su sempiterno Castro a cuestas, se afana en
estos días por conseguir a través de su cabalgata jinetera que dura más
de cinco décadas ya, un nuevo mecenazgo, esta vez de manera decidida
rogando a los mismísimos Estados Unidos de Norteamérica, aquél monstruo
de oscuras entrañas y arañas, que desista de su cruel e ineficaz bloqueo
económico, la ley Helms Burton, e incluso a Europa se le ruega que
reblandezca su "Posición común", y la manera más acertada que
encontraron para dar una muestra de democratización, de tolerancia, fue
darles una buena tunda, con humillaciones incluidas a ciudadanos
pacíficos, y practicar más de 70 detenciones sólo en La Habana.
Cuando se esperaba tras esas aspiraciones alguna prueba de buena
voluntad golpearon y detuvieron de un modo inexplicable para cualquier
sociedad decente, a las Damas de Blanco y quienes acompañándolas se
manifestaron conmemorando un día que hace referencia nada más ni nada
menos que a los Derechos humanos.
A esta altura no me extraña gran cosa lo que hagan los dinosaurios en el
ámbito de los rugidos y zarpazos, entiendo que mientras depositan los
huevos de los futuros reptiles, maniobrarán ora endulcorando el panorama
con una leve capa de barniz al aspartamo, y ora repartiendo palos para
lijar posibles asperezas, por ello mi interrogante va dirigida en el
sentido de la gente de bien:
¿Cómo no se alzan más voces contra esta atrocidad? ¿Damos por bueno el
atropello, las golpizas, la represión, la cárcel, la intimidación contra
un grupo de mujeres vestidas de blanco que reclaman lo que les da la
gana de reclamar de manera pacífica?
¿Qué se diría en los diarios si esto ocurriese en otro país con un grupo
de esposas o de madres de represaliados revolucionarios?
Encima estas mujeres y sus esposos, son precisamente lo opuesto de la
violencia por definición y convicción, todo lo contrario a sus
acosadores, verdugos y carceleros.
¿Qué tecla hay que tocar para que estos golpes, estos abusos azucen a
las voces firmes y sin titubeos en defensa de las personas atropelladas?
¿Qué hay que activar en el indignómetro de esos amantes, no de la
Revolución por supuesto, ni de Fidel con cuyas reglas no soportarían
vivir ni un sólo día con sus 24 horas, sino del ron, la música y el sexo
del que se benefician en sus viajes a Cuba, para que acaben de
manifestarse frente a este desmán?
Hace tres años, cuando Laura Pollán murió en circunstancias muy poco
claras, escribí en un artículo que no era necesario compartir ideología
para sentir solidaridad frente a los abusos sobre los seres humanos.
Como sentenció el propio Che en la carta de despedida a sus hijos:
"Sean capaces siempre de sentir, en lo más hondo, cualquier injusticia
realizada contra cualquiera, en cualquier parte del mundo. Es la
cualidad más linda del revolucionario"
Pues eso, ¡¡¡sean capaces de sentirlo carajo!!!
Source: Damas de Blanco - Havana Times en español -
http://www.havanatimes.org/sp/?p=101561
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