Wednesday, September 10, 2014

De aquí hay que irse

De aquí hay que irse
Nada disuade a los que aspiran a viajar al Norte. Ni las promesas de
futuras mejorías en el país, ni los discursos patrioteros. Hay que
partir. Basta de discursos y promesas
miércoles, septiembre 10, 2014 | Víctor Manuel Domínguez

LA HABANA, Cuba -Nadie como un cubano que recibe una visa
norteamericana, para romper con cuanto patrioterismo barato, pachanga
ideológica o enmascaramiento político se promociona por los medios
audiovisuales del país. Se puede ver tras las lágrimas, que de forma
literal corren por el rostro, medio siglo de frustración.

"El 17 se rompe el corojo", una parodia del grito lanzado por Antonio
Maceo para señalar el rompimiento de las hostilidades contra el
colonialismo español en el siglo XIX, fue la expresión que una joven
voceara por un teléfono móvil a quién sabe cuál de sus familiares, para
decir la fecha en que se irá del país.

Abrazos, llanto, ira, signos de alegría y gestos de victoria poniendo en
V los dedos de una mano, son partes del ceremonial que de lunes a
viernes realizan los cubanos que reciben o no la visa norteamericana,
como un mentís rotundo a todas esas zarandajas de identidad nacional con
Cuba y su revolución.

"Este es la realización del sueño más grande de mi vida", expresó una
señora que pidió omitiera su nombre por temor, todavía, a posibles
represalias de las autoridades cubanas mientras permanece en el país.
"¿Usted se imagina que no me dejen salir? No sería la primera", dijo sin
dejar de mirar a todas partes.

Dóciles como carneros alineados al sol o diseminados debajo de los
raquíticos árboles, cientos de personas de todas las provincias del país
acuden cada día a estas citas, que para la mayoría, son el hoy o nunca
de su existencia terrenal. Obtener la visa, es la gloria; recibir la
negativa, es el infierno.

Un señor que salía de una de las tantas casas-oficinas autorizadas como
cuentapropistas a llenar las planillas de solicitud de visas, respondió
para Cubanet: Esta es la tercera ocasión en la que me presento. Siempre
me han denegado por posible inmigrante. Pero tengo que insistir.
¿Verdad, mijo?

"Cuatrocientos ochenta CUC", añadió. Y aunque ahora permiten pagarlo en
dólares de verdad, sigue siendo un capital. Jamás en mis más de 40 años
de trabajo de sol a sol en un pedacito de tierra en Manicaragua, hubiera
tenido tanto dinero a la misma vez. Aunque tengo que volver hasta que me
la den".

Serios, ansiosos o trasnochados, recorren mientras esperan los puestos
de café, pan con jamón, batidos, cajitas con comidas y otras cosas que
se venden en los alrededores de la SINA (Sección de Intereses
Norteamericana) en La Habana. Cuarenta pesos una hamburguesa en el Rumba
K, cinco pesos un jugo natural, tres un refresco, dos un pastel.

Las habitaciones que se alquilan a quienes no tienen donde pernoctar,
oscilan por noche entre 15 o veinte CUC o su equivalente en moneda
nacional. Esa especie de feria de las vanidades para quienes pretenden
emigrar de forma definitiva o visitar un familiar, se convierten en un
circo itinerante bajo el sol.

Los alquileres de autos particulares desde su provincia hasta la Oficina
de Intereses, o el sobre precio que deben pagar para conseguir un pasaje
a tiempo en el servicio de ómnibus nacional, son cifras prohibitivas
para la mayoría de quienes sueñan con viajar, pero insisten en volver.

Nada disuade a los que aspiran a viajar al Norte. Ni las promesas de
futuras mejorías en el país, ni los discursos patrioteros o
nacionalistas. De aquí hay que irse, hay que partir, piensan quienes se
agolpan cada día en largas filas bajo el sol. Basta de ceremonias,
discursos y promesas, "ya la chusma dirigente" -parodiando a la
Avellaneda- perdió el control.

vicmadomingues55@gmail.com

Source: De aquí hay que irse | Cubanet -
http://www.cubanet.org/opiniones/de-aqui-hay-que-irse/

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