Las entrecalles del carnaval
MARÍA MATIENZO PUERTO | La Habana | 12 Ago 2014 - 9:37 am.
'El vestuario de algunas bailarinas parece zurcido o hecho a retazos. La
carroza sigue siendo arrastrada por el tractor agrícola…'
Si no pagaste, no viste nada. Las comparsas bailan solo en los tramos en
que están instalados los palcos. Y los que quedan detrás caminan de un
lado a otro midiendo fuerzas, mostrando una violencia contenida por los
cordones de policías que, cada cincuenta metros, cachean cuerpos y
revisan carteras.
"Laaa lala lala lá", canta alguien y dice: "Cuando pasen los de la FEU,
tu vas a ver que bailamos", pero es mentira, los límites que marcan las
cercas aleja demasiado al público del show. Además, no hay pantallas ni
bocinas para compartir lo que sucede delante de las gradas. La máxima es
esa: Si no pagas, no ves nada.
De la calle Marina hacia el Vedado. Ya el carnaval capitalino dejó atrás
el Paseo del Prado y toda la zona centrohabanera. Lo señala un vecino
que también hace notar la diferencia de luminarias: "¿No te das cuenta
que de 23 pa'llá la luz es más blanca?"
El problema de la peste por todas partes le toca sufrirlo ahora a los
vecinos del Vedado, los que no van al carnaval porque creen que todo es
demasiado feo. Y no dejan de tener razón. El vestuario de algunas
bailarinas parece zurcido o hecho a retazos. La carroza sigue siendo
arrastrada por el tractor agrícola, y entre la tradición y los recortes
económicos parecen haberse enquistados las ideas para diseños más
contemporáneos.
Ríos de orina pasan bajo los pies de quienes se sientan a disfrutar de
la oferta gastronómica: pan con lechón, con perro caliente, con
hamburguesa, arroz con pollo frito, arroz frito, chicharritas, cerveza
dispensada, cerveza enlatada.
La gente tiene ganas de bailar. Se le nota. Muchos se mueven y algunos
hasta recuerdan que el antifaz o los disfraces son parte de esta fiesta.
El resto parece disfrazado pero no lo está. Ostentan la moda de "me
visto con lo que puedo o con lo que tengo" y el resultado casi siempre
es grotesco.
El carnaval habanero es para muchos una pesadilla, para otros un
desahogo. La Habana se vuelve un caos: transporte desviado, violencia,
borrachos y quién sabe qué más.
Mientras, en las entrecalles esperan los patrulleros o los camiones de
boinas negras, la brigada canina, las ambulancias y los bomberos, en
espera de lo que todos sabremos que pasará: el ajuste de cuentas, el
muerto del que no habla nadie, la "puñalá" de la que solo se queja el
que la recibe, los golpes de todos contra todos si la temperatura sube
demasiado.
Source: Las entrecalles del carnaval | Diario de Cuba -
http://www.diariodecuba.com/cuba/1407829063_9916.html
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