Encuentro fortuito
Felina María Pupo Suárez
13 de agosto de 2014
La Habana, Cuba – www.PayoLibre.com – Nací y me eduqué dentro del
sistema socialista cubano y luego contribuí, durante 35 largos años, a
la educación de cientos de niños en ese mismo sistema, ya que soy
Licenciada en Educación Primaria. Siempre vi al sistema socialista como
él mismo se describe: un paraíso, en el que no existe la pobreza, ni el
desalojo; donde no se cometen injusticias, existe libertad de expresión
y se respetan los derechos humanos.
Un día conocí a una persona maravillosa que veía las cosas diferentes de
mí: era un opositor y periodista independiente. Eso no resultó ser un
obstáculo para que entre los dos surgieran sentimientos más profundos:
nos enamoramos y decidimos vivir juntos. Desde un principio él me dio a
conocer sus ideas pero nunca trató de inculcármelas, respetando de esa
forma mi manera de pensar.
Me fui a vivir con él a su pequeño apartamento del Vedado, y cuál no
sería mi sorpresa, al decursar de los días, ver que aquel apartamento
era un punto de encuentro de los disidentes cubanos. Observaba con gran
interés cómo se reunían allí todo tipo de personas exigiendo libertad y
democracia para Cuba: negros, blancos, mestizos, del oriente, centro y
occidente del país; católicos, protestantes, intelectuales y gente
humilde, lo que se puede llamar una gran familia, donde lo que le sucede
a unos, les concierne a todos.
Comencé a relacionarme con aquellas personas quienes me trataban como si
me conocieran de muchos años. He conocido aquí personas maravillosas,
gentes que, independientemente de sus orígenes, tienen derechos y
libertades fundamentales y por ello luchan. Fue entonces que me di
cuenta de la importancia de aquel pequeño apartamento del Vedado
conocido por la disidencia cubana como La K-cita de J, un lugar de
encuentro para la convivencia pacífica y civilizada; un escenario de
entendimiento que se fundamenta en el principio de libertad y democracia.
Comencé a adentrarme en aquel mundo y con la lectura de variados
artículos, la observación de muchos videos, las opiniones de decenas de
personas y testimonios de otros, aquel paraíso maravilloso se fue
desmoronando para convertirse en una antología de frustraciones. A
partir de entonces comencé a ver este sistema de manera diferente.
Comprendí que yo también tengo el derecho de expresar mis opiniones
libremente, de exponer mi filosofía de la vida, de defender lo que
quiero y que se me escuche.
Volvieron a mi memoria las imágenes de aquellos niños que formé y que
tienen el derecho a una vida de acuerdo a sus aspiraciones y sueños y
pude darme cuenta que, dentro de este sistema, se les despoja de
oportunidades vitales que, en algunos casos, los obliga a convertirse en
delincuentes y en víctimas indefensas por lo cruel e injusto que es.
No cejaré en el empeño de hacer todo lo que esté a mi alcance para
ayudarlos a tener oportunidades de vivir en un país mejor y más
prometedor, donde exista un gobierno diferente, capaz de ofrecerle al
pueblo un nuevo proyecto de vida colectiva, donde los nacionales no
suframos menoscabo en relación a los turistas, donde las madres elijan
la educación que quieren para sus hijos y donde puedan expresar sus
opiniones libremente. Además, donde critiquen al gobierno y no se les
consideren traidores y que participen junto al pueblo de Cuba en las
elecciones, cada cierto tiempo, de quienes queramos que sean nuestros
gobernantes.
Siempre agradeceré aquel encuentro fortuito, en casa de una amiga a la
que acostumbraba a visitar, donde conocí al que actualmente es mi esposo
y con el que aprendí a ver la realidad de la vida de mi país.
Source: PayoLibre.com - Cuba - -
http://payolibre.com/articulos/articulos2.php?id=6094
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