Represión, Disidencia, Oposición
El agotamiento del campo político cubano
En las altas esferas de la dictadura cubana también se nota el
agotamiento natural de más de medio siglo de "batallas" supuestamente
victoriosas
Jorge Hernández Fonseca, Brasilia | 25/08/2014 2:18 pm
La valiente y beligerante carta que el opositor político cubano Jorge
Luis García Pérez, "Antúnez", dirigiera a Raúl Castro recientemente,
vino a llenar un largo vacío en el panorama de la oposición política
cubana, colocando en el centro de las discusiones la validad de la lucha
opositora como alternativa al gobierno en la Isla cuando la desaparición
física de los hermanos Castro sea una realidad, hayan encabezado ellos
la actual transición al capitalismo o no.
Ya pocos creen que la solución del llamado "problema cubano" vendrá de
una deposición súbita de la dictadura actualmente en el poder, siendo
que la solución biológica ha pasado a un primer plano, debido a cierta
inercia natural por un lado y por la forma con que la dictadura se ha
defendido de los peligros asociados al cambio de régimen por otro, en lo
cual ha mostrado la eficiencia de la que ha carecido para llevar el
plato de comida prometido a los cubanos.
Todo parece indicar que las ya comenzadas conversaciones con la Unión
Europea —y las que pronto comenzarán con Estados Unidos— marcarán el
rumbo que guiarán tibios cambios políticos dentro de la Isla. La
solución dejará en los luchadores democráticos cubanos un sabor amargo
al constatar que un nuevo "Tratado de París" se avecina, con exiguas
posibilidades de participar, siquiera insinuando soluciones asociadas a
ansias democráticas, ante una población cubana hastiada e indiferente
con el futuro del país por la desidia y el desarraigo de los últimos 55
años. Los culpables marcarán el ritmo de las reformas posibilitando, eso
sí, participar de "la piñata" a toda solución económica capitalista que
se le sume, siempre que no hable nada de política.
En las altas esferas de la dictadura cubana también se nota el
agotamiento natural de más de medio siglo de "batallas" supuestamente
victoriosas, pero sin comida para el sufrido pueblo de la Isla, cuya
esperanza se cifra en la emigración a toda costa y a todo costo. Los
servicios de inteligencia cubanos, tanto dentro de Cuba como fuera de
ella, continúan su labor de zapa con razonable éxito. Se ha conseguido
dividir a las Damas de Blanco; de los principales opositores cada vez se
habla menos; incluso en el exilio de Miami todo transcurre en una larga
espera ante el avance de las misiones culturales de la dictadura, que
toman por asalto el último bastión declaradamente opositor.
En las altas esferas norteamericanas se nota igualmente el cansancio por
los años de tensión, en los cuales el poderoso vecino del norte ha
dejado a la dictadura castrista "cocinarse en su propia salsa" dentro de
una sociedad cada vez más miserable económica y socialmente, pero con
una contrapartida política cada vez más extendida en toda Latinoamérica,
donde ha encontrado padrinos, financiamiento, abrigo y mucho eco político.
A estas alturas es natural que EEUU aspire a normalizar la situación
"especial" de las relaciones con Cuba, habiendo constatado que, en
primer lugar, el castrismo —mientras perdía la guerra de guerrillas en
toda Latinoamérica— ganaba en paralelo la guerra civil cubana de los
años sesenta del siglo pasado, que se extendió hasta mediados de los
años setenta con un saldo de casi 10 mil cubanos fusilados y cientos de
miles de lo mejor de la juventud cubana condenada a largas penas de
cárcel. Que en los decenios siguientes, si bien continuó con la
intervención en Latinoamérica, esta fue en el plano civil, ayudando a
elegir presidentes pro castristas en varios de los países de la región,
todo lo cual llega hasta nuestros días como un grupo importante de
naciones de la órbita castrista que presionan a EEUU para la
normalización con la Habana.
Por otro lado, se percibe dentro de EEUU una tendencia fuerte a
jerarquizar la estabilidad dentro de Cuba, muy por encima de la pura
derrota de la dictadura, por tres razones que se conjugan: en primer
lugar, el proceder de la Cuba actual denota una auto derrota de la
ideología marxista de manera expedita, dejando un remanente leninista de
dictadura que sólo afecta a los cubanos, los que podrán/deberán
resolverlo a medio plazo; segundo, una desestabilización política dentro
de la Isla, o un vacío del poder castrista actual, ocasionaría una
desagradable "estampida balsera", la peor pesadilla para los gobernantes
norteamericanos hoy por hoy, en un país que apenas sale de una fuerte
crisis económica; y tercero, la oposición política cubana no ha podido
(sabido, conseguido) posicionarse como una opción real de poder a los
ojos de EEUU con una fuerza tal que le permita controlar la posible
influencia narcotraficante que muy probablemente caería sobre la Isla si
hubiera un vacío de poder asociado a la disolución de los actuales
cuerpos armados de la dictadura castrista, los que hasta el momento han
garantizado un estatus de convivencia "aceptable" para Norteamérica.
Es evidente que estos intereses norteamericanos —por demás totalmente
legítimos desde el punto de vista de su propio país— primarán en las
conversaciones que se avecinan. La gran incógnita para los cubanos
demócratas es si otros intereses norteamericanos, también comunes a los
del pueblo de Cuba —como la eliminación del foco de
antinorteamericanismo que representa el castrismo dentro de la Isla, o
el establecimiento de un régimen democrático a 90 millas de sus costas,
elegido por elecciones libres y supervisadas, lo que también
significaría estabilidad dentro de la Isla— estaría en la agenda de las
conversaciones que se avecinan.
La gran pregunta es: ¿debemos los cubanos esperar por el desarrollo de
los acontecimientos, o ser proactivos en las propuestas para sugerir
jerarquizar una sociedad democrática dentro de Cuba, tanto ante las
instancias de la Unión Europea, como ante los gobernantes de EEUU?
Source: El agotamiento del campo político cubano - Artículos - Cuba -
Cuba Encuentro -
http://www.cubaencuentro.com/cuba/articulos/el-agotamiento-del-campo-politico-cubano-319939
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