Monday, May 19, 2014

Quién dijo que todo no está perdido? Igual vengo a ofrecer mi corazón

ORLANDO LUIS PARDO LAZO

¿Quién dijo que todo no está perdido? Igual vengo a ofrecer mi corazón
14 DE MAYO 2014 - 00:01

Mi pueblo está exhausto. Mi pueblo está escéptico. Mi pueblo es libre y
feliz. Más de medio siglo de monopartidismo obligatorio en Cuba, llámese
dictadura o revolución, nos han dejado en una soledad redentora,
irreversible, irreprimible.

Los cubanos nos escapamos de Cuba. Esa es ahora nuestra victoria,
nuestro plebiscito permanente. Nos vamos. Adiós, islita íntima e
intimidante de mi amor. Adiós, patria perdida e imperdible para siempre.
Adiós por fin, Fidel.

Hicimos lo mejor que pudimos, mientras pudimos. Durante décadas y
décadas tratamos de colocar una bala mágica en el corazón de Castro.
Matar la muerte. O reventarte la cabeza en tu descapotable Mercedes
Benz, muy a lo Dallas. Muy a lo diabólico, acaso también muy a lo vodevil.

Pero perdimos ese maratón de quién mataba primero a quién. Ni siquiera
nos atrevimos a envenenarlo. A ponerle un traje submarino con toxinas
cutáneas. A prenderle un tabaco nuclear, que volara en mil esquirlas la
mitad más mala de nuestro país. Una mujer extranjera, Evita excitada que
se le sentó encima a Fidel y le exprimió un par de orgasmos de verde
oliva, cobró miles y miles de la CIA y total para qué. El Comandante
demostró con creces que su capacidad criminal era insuperable. Quien
mata primero, no puede ser matado después. Es así.

Los cubanos lo supimos, pero hoy por hoy ya no queremos reconocer que el
magnicidio era desde el inicio la única alternativa magnánima contra el
castrismo a perpetuidad. Nuestros muertos, desaparecidos, torturados y
deportados se cuentan por miles en cada generación y, a la vez, son
cuerpos que no contarán para nada. Cuerpos que nadie contará. Detritos
para las bases de datos. Latinoamérica reía al ritmo de la revolución.
Nosotros moríamos. Pero ya pasó.

Al final, todos vamos a morirnos sobre una cama, en paz póstuma. No más
cadáveres de calle en Cuba. Nos cansamos de caer. Una almohada aérea,
esa será nuestra mortaja mejor. Igual el castrismo es ahora de
ortografía octogenaria. Mata apenas por inercia. Su inmortalidad se
decolora a cuentagotas a cada instante. Y, como el país fue pensado e
impuesto a imagen y semejanza de Fidel, las embarazadas cubanas paren
hoy bebés octogenarios y tan obsoletos como él. Envejecimos como nación.
Del delirio a la decrepitud, sin transición.

Mi pueblo es imposible, posnacional. Mi pueblo es el más perfecto
posible. Me pregunto si no ha sido esta una victoria atroz que, a la
vuelta de más de medio siglo de dictadura y revolución, los cubanos nos
hemos arrebatado a nosotros mismos, irreconociéndonos entre sí,
haciéndonos de una vez ingobernables, infidelizables, condenados o mejor
condecorados con la medalla malévola de una diáspora a perpetuidad.
Errar es preferible al horror.

Fidel, ganaste. Te dejamos vivir. Pueblicida. Pero prepárate para lo que
viene. No tendrás patria para dispersar tus cenizas. No habrá historia
donde verter tu gloria. Ni tiempo para prestarte atención. Seremos tan
felices sin ti. Te amo. Desde esta inverosímil libertad ilimitada, te
amamos. Nos devolviste a la desilusión, a esta orfandad orgullosa donde
tú no podrías volver a existir.

Source: ¿Quién dijo que todo no está perdido? Igual vengo a ofrecer mi
corazón -
http://www.el-nacional.com/opinion/perdido-Igual-vengo-ofrecer-corazon_0_408559341.html

No comments:

Post a Comment